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Sobre el interés

Federico Sabalette
Federico Sabalette
6 Minutos de lectura

por el Dr. Héctor Ulises Napolitano

 

En el diccionario la palabra interés varía en sus significados desde renta, rédito a afecto, atracción.

En tal sentido, se puede decir que el interés es el propósito o intención que mueve a una persona, grupo de personas, e incluso a una sociedad y país a hacer o no hacer determinada acción, por razones de conveniencia, beneficio y utilidad. De allí que exista tanto el interés individual y el colectivo, el privado y el público, el sectorial y el general, el nacional y el foráneo.

A la palabra interés se la asocia con lo material y económico, dado que es el ámbito que más se la utiliza (tasa de interés, intereses compensatorios, punitorios o moratorios, interés por ganar dinero, ahorrar, invertir, y comercialmente en toda transacción o negocio que se pretende hacer o se concreta, etc.).

Sin embargo, puede referirse a lo moral, a lo afectivo, espiritual, educativo, etc.

Por ejemplo, en lo moral el interés por preservar los valores que cada uno tiene como persona, como familia, como sociedad. En lo afectivo el interés que se tiene por alguien que se quiere o aprecia para estar en buena relación y en contacto permanente, protegerlo, ayudarlo, acompañarlo. En lo espiritual por el fortalecimiento de la fe y la permanencia del buen ánimo, propio o de quienes nos rodean. En lo educativo por instruirse, informarse, aprender, saber, enseñar.

Los intereses pueden ser comunes cuando los propósitos e intenciones son coincidentes entre varias personas, de manera permanente, dando lugar a grupos sociales, asociaciones, sociedades, organizaciones, y circunstanciales en el caso de los llamados “intereses creados”, que son los de quienes se unen para defender sus propios beneficios y conveniencias, por lo general para oponerse a reclamos legítimos y justos de la mayoría o de buena parte de la sociedad.

En materia jurídica el interés es lo que moviliza la acción que persigue el reconocimiento de un derecho. La falta de interés se manifiesta en la inacción y conduce a la pérdida del derecho que se tenía o al del que se pretendía tener.

Mucho de lo que llamamos con el nombre de “nada” es la consecuencia de la falta o de la pérdida de interés, o de un interés no manifestado oportunamente. Cuantas veces decimos “no tengo más interés”, “perdí el interés por esto o por aquello”, “tuve en su momento interés de hacerlo o de decirlo, pero no lo hice”, etc.

Sin interés no hay motivo, porque lo que motiva es el interés. Se puede decir que lo primero que en una persona se despierta es el interés que da luego lugar al propósito o intención por hacer o no alguna cosa.

El beneficio y la conveniencia son las que lo hacen surgir, pues para que el interés exista deben estar presentes, salvo en lo espiritual, por ejemplo en el altruismo, la beneficencia, la solidaridad, aunque las personas que lo practican sienten el interés moral de hacerlo, porque en esos casos no es el beneficio y la conveniencia económica, pero si la necesidad que satisface el espíritu, aunque casi siempre respecto a estos actos se dice que son desinteresados, ya que se lo vincula solamente con el beneficio y la conveniencia material, cosa que en todos los casos no lo es, porque también la necesidad lo moviliza. De allí que el diccionario al definirlo también lo relacione con la necesidad, el afecto y la atracción por algo. Lo correcto no es calificar a tales actos de desinteresados, sino decir que se los hacen sin ánimo y fines de lucro, porque el interés de quienes los realizan aunque no sea económico, existe. El interés produce todas las variantes en la vida de relación de las personas, porque une, divide y enfrenta. De allí que se hable de intereses en común, diversos, opuestos o en pugna.

En síntesis, el interés está presente en todos los actos, aún del no interesado, por el hecho de que su interés es de no estarlo.

También está el no manifiesto y el indirecto.

Relacionándolo con los gustos, se puede decir que “cada uno tiene sus gustos, cada cual sus intereses”.

El interés trasunta deseo, cabiendo decir al respecto que “es la expresión del mayor, menor, poco o ausente deseo que se tiene sobre algo”.

La clave del interés es tenerlo en cosas importantes y no superfluas, en proyectos y emprendimientos útiles y no en perseguir como único fin atesorar dinero”.

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