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Natalia Cociña: “La agresividad es más genética, la violencia es más social”

Federico Sabalette
Federico Sabalette
10 Minutos de lectura

El asesinato de Fernando Báez Sosa incrementó los debates sobre la violencia, su origen, su posible tratamiento. En esta entrevista la psicóloga y perito psicóloga Natalia Cociña responde y reflexiona sobre algunas de estas cuestiones.

 

“La violencia no es innata, se va creando a través de las creencias personales tanto elaboradas de manera personal como las que impone el entorno, por experiencias de vida, por diversas circunstancias que pueden acrecentarla y por la convicción de que tengo superioridad sobre mi víctima en varios sentidos” comenzó diciendo la entrevistada.

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  • ¿Qué es lo primero que se analiza en quienes cometieron un asesinato como el de Fernando Báez Sosa?

Desde la psicología, y manteniendo una postura ética, es difícil poder analizar a los sujetos sin conocerlos realmente mediante su propio discurso y de manera personal. Muchos de los análisis que hoy se hacen de los jóvenes que se encuentran en juicio son a través de recortes de noticias o de relatos de terceros, los cuales suelen encontrarse teñidos de una apreciación subjetiva o una mirada partidaria sobre ellos generalmente movilizada por diferentes sentimientos que pueden ser el pedido de justicia, la ira por los actos que se ven en ciertos videos, la emotividad y la impotencia ante el dolor de esos padres, etc. No es cuestión de realizar diagnósticos superficiales de los mismos, donde se los ha tildado de psicópatas o perversos a raíz de un episodio, repudiable sí, pero recortado de todo lo que conforma una vida personal que podría determinar la definición de un diagnóstico especifico y certero con sustento profesional adecuado.

 

  • ¿A partir de qué?

Si uno observa las pruebas mostradas por los medios de comunicación, lo único que se trasmite de manera visible y contundente es el ataque de varios jóvenes quienes no ponen límites en la violencia que ejercen de manera despiadada contra un joven que no tenía prácticamente chances de defensa frente a dicha situación. El análisis de cómo han llegado a matar a una persona y la falta de remordimiento aparente que se visualiza en ellos, debería ser analizado de manera singular en cada joven ya que hay diversas variables que llevan a determinadas conductas. Entre estas variables se encuentran, tipo de estructura psíquica de cada persona, historia de vida, experiencias traumáticas, consumo de sustancias, exposición y/o sufrimiento de violencia, sentido de pertenencia a un grupo, etc.

 

  • ¿Por qué personas con acceso a buena educación, nivel de vida y en plena juventud actúan de ese modo?

Me parece en este caso citar al catedrático en filosofía José Sanmartín autor del libro “la mente de los violentos”. Dicho autor pone de ejemplo a un grupo de secuestradores/terroristas, quienes generalmente son personas instruidas, de buena capacidad intelectual, provenientes de clases sociales quizás no bajas, etc., y señala que ni las caras de terror, ni los gritos ni las suplicas hacen algún efecto en los secuestradores y escribe; “La explicación es sencilla. Ese efecto es contrarrestado por las ideas que mueven a los secuestradores. Para ellos, quienes se lamentan lloran o suplican no son más que miembros de una sociedad inmoral e irrespetuosa… Las ideas, los pensamientos y los sentimientos que han ido almacenando en sus cerebros en ocasiones desde la más tierna infancia, llegan hasta la amígdala como una tremenda ola que barre todo cuanto encuentra a su paso. La razón colapsa la emoción…” Si tomamos en cuenta los componentes racistas que parecen haber intervenido en el acto de violencia esto tiene sentido. La víctima no los han conmovido ya que el pensamiento de los atacantes parece reafirmar una especie de idea instalada en ellos donde por ciertas características que ellos mismos señalan, según las pruebas que se manejan en los medios, su vida no era importante en comparación con la suya remarcando la diferencia de piel y status social.

 

  • ¿Existe una condición de violencia innata en algunas personas, o las circunstancias la definen?

En este punto vale aclarar que la agresividad es más genética y la violencia es más social, aprendida, donde se pretende mantener el poder o aumentarlo e infligir daño intencional. Volviendo a citar a San Martin y su estudio sobre la mente de los violentos: “…la violencia es en la mayoría de los casos, la resultante de la influencia de la razón sobre la emoción. Dicho de otro modo, la violencia, la violencia es ante todo, resultado de la influencia que lo adquirido a lo largo de nuestra historia personal puede tener sobre el despliegue instintivo de la agresividad…la razón puede hacernos ver al otro como inferior o incluso como no humano…la desvalorización del otro, que no pertenece a su etnia, es un elemento clave de sus creencias”. Resumiendo, la violencia no es innata, se va creando a través de las creencias personales tanto elaboradas de manera personal como las que impone el entorno, por experiencias de vida, por diversas circunstancias que pueden acrecentarla y por la convicción de que tengo superioridad sobre mi víctima en varios sentidos.

 

  • ¿Un grupo así, tiene invariablemente un líder?

Cuando se observan los grupos, es inevitable apreciar que el liderazgo recae en una persona del grupo o en algunas personas que lo conforman. Las características del líder varían según el tipo de grupo y las características más apreciadas para sobresalir en el mismo, sumado a las características personales. Hay que tener en cuenta que, sobre todo en personas adolescentes, el sentimiento de pertenencia a un grupo muchas veces moviliza a conductas que quizás no son aceptadas o desplegadas en la individualidad, pero que bajo la presión del grupo y de la fidelidad al mismo deben ser llevadas a cabo como un mandato.

 

  • ¿En lo personal que le provoca este caso?

Desde lo personal como la mayoría, confío y espero que se haga justicia, sin explayarme sobre sentimientos o emociones personales respecto al caso.

 

  • ¿Qué se trabaja con los violentos en este tipo de casos?

Es muy difícil que las personas violentas reconozcan de una manera rápida su violencia, en la mayoría de los casos hay una fuerte resistencia con tendencia a la justificación de la misma, ya sea por aprendizaje, porque se encuentra muy naturalizada o por creencias propias o del contexto. La idea principal es poder llegar a reconocer este tipo de conductas dañinas para sí mismos y para terceros; poder trabajar sobre su forma de pensar y deconstruir ideas, mandatos y pensamientos para poder trabajar sobre su forma de actuar.

 

  • Durante la pandemia los datos oficiales indicaban que el nivel de violencia doméstica se había incrementado, ¿se revirtió esa tendencia? ¿Cuáles son nuestros desafíos como sociedad a la luz de este tipo de casos?

Desde lo personal no cuento con ese dato. Si damos una mirada a los hechos que ocurren cotidianamente en nuestra sociedad, si es claro que la violencia se ha incrementado en rasgos generales, sujetos susceptibles y reaccionarios con respuestas desbordadas de grandes magnitudes que no tienen en cuenta la vida del otro ni el acto violento como tal minimizando muchas veces las reacciones y naturalizándolas. Vivimos en una actualidad donde es impredecible el nivel de violencia con el que el otro va a responder o los motivos que van a desatar su furia; lo cual es preocupante. Nuestro desafío se encuentra en trabajar sobre los niveles de violencia y poder reducirla así también como en la crianza y en los modelos que brindamos a las generaciones jóvenes del manejo de las emociones personales, las reacciones, la forma de dar solución a los problemas para que la violencia sea descartada como tal. Revisar y analizar nuestra violencia interna y ver que puedo yo modificar para no contribuir a esta sociedad violenta como si uno siempre la mirara por un cristal y ninguno de nosotros sea participe o contribuyera a ello.

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