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1982 – 2 de abril – 2023: a 41 años de la gesta de Malvinas

Federico Sabalette
Federico Sabalette
4 Minutos de lectura

 

Hace 41 años, el 2 de abril de 1982, en lo que se denominó «Operación Rosario», un grupo de tropas de élite de la Armada argentina desembarcó en Puerto Stanley y lo rebautizaron con el nombre de «Puerto Argentino», tomando de esta manera el control de las Islas Malvinas.

La noticia impactante señalaba que las Islas habían sido recuperadas en una operación relámpago ejecutada por comandos anfibios de la Marina, interrumpiendo así 149 años de un control absoluto por parte de los ingleses y sus descendientes.

Todo había comenzado horas antes cuando buques de transporte y navíos de guerra de la Armada tomaban rumbo a Malvinas, donde a las 21 horas del 1º de abril el ARA Santísima Trinidad detenía su marcha en la boca occidental de la Bahía Enriqueta, realizándose la maniobra de desembarco de los Comandos Anfibios y Buzos Tácticos hacia la costa.

Los marinos iniciaron su despliegue conformando dos grupos. Uno, el más numeroso, al mando del capitán Sánchez Sabarots, que comenzó una larga marcha de 8 kilómetros hacia el cuartel de los Royals Marines en Moody Brook; el segundo liderado por el capitán Pedro Giachino buscó la casa del gobernador Hunt.

Giachino intimó al gobernador inglés la rendición, pero no hubo respuesta, por lo que llegó entonces hasta la puerta de la gobernación, la que fue derribada, siendo heridos entonces el capitán y su subalterno García Quiroga, quienes pudieron ser retirados tres horas después de dicho lugar.

Finalmente, Hunt aceptó hablar con el jefe de las fuerzas argentinas, el contralmirante Carlos Busser, ordenando a las 9,15 la rendición de las tropas británicas.

El capitán Giachino moriría poco después en el hospital del rebautizado Puerto Argentino, y García Quiroga, junto al cabo Ernesto Urbina, en muy grave estado, fueron evacuados hacia territorio continental.

La fuerza de desembarco argentina estuvo integrada por el buque de desembarco de tanques ARA «Cabo San Antonio» que transportaba al grueso de la tropa (unos 800 hombres) y una veintena de vehículos anfibios oruga. Una poderosa fuerza naval escoltaba a este barco, el portaaviones ARA «25 de Mayo», los destructores misilísticos ARA «Hércules» y el ARA «Santísima Trinidad», el rompehielos ARA «Almirante Irizar», las corbetas misilisticas ARA «Drummond» y ARA «Grandille» y el submarino «Santa Fe», que transportaba a los buzos tácticos.

Comenzó así el desgraciado capítulo de 73 días en el que murieron centenares de jóvenes argentinos y algunos miembros de la oficialidad, producto de una operación militar que sus responsables no pudieron o supieron medir, dado que la respuesta por parte de Gran Bretaña o de sus aliados estratégicos fue marcando día a día el desarrollo del conflicto y precipitando el final del 14 de junio, cuando las tropas británicas tendieron el cerco final a la capital isleña, Puerto Argentino, disponiendo entonces el general Mario Benjamín Menéndez la rendición de las fuerzas.

Hubo más de 700 muertos argentinos, muchos de ellos conscriptos, además de 1.300 heridos y 11.000 prisioneros. Los ingleses tuvieron 255 muertos.

La verdadera historia de Malvinas la escribieron «Los chicos de la guerra», soldados conscriptos recién salidos de la adolescencia llevados a una lucha contra profesionales, en tierras en las que también mataban el hambre, el frío y el olvido. Junto a ellos también hubo militares dignos que dieron su vida, hubo acciones llenas de heroísmo, como el bautismo de fuego que tuvo la Fuerza Aérea Argentina, y acciones espectaculares como el hundimiento por parte de la aviación naval del destructor «»Sheffield»» y la fragata «Antelope».

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