El papa Francisco nombró ayer a Jorge Ignacio García Cuerva como nuevo Arzobispo de Buenos Aires, al propio tiempo que aceptó la renuncia presentada por Mario Poli al cumplir 75 años y lo designó administrador apostólico con las facultades de arzobispo arquidiocesano, hasta la toma de posesión canónica de su sucesor.
García Cuerva, de 55 años, con raíces familiares en Dolores, era hasta ahora el Obispo de Río Gallegos, lugar donde había nacido.
Estudió Filosofía y Teología en el seminario de la diócesis de San Isidro, siendo ordenado Sacerdote el 24 de octubre de 1997 en la catedral de San Isidro por monseñor Casaretto. Es abogado recibido en la Universidad Católica de Salta.
El vínculo con su Santidad creció durante el mes que García Cuerva pasó en Santa Marta, en la residencia comunitaria del Vaticano. Se sabe que, durante su estadía compartieron muchos momentos juntos, desayunos, almuerzos y cenas.
García Cuerva fue Vicario de Nuestra Señora de la Cava, parroquia del asentamiento ubicado en el corazón de San Isidro, donde vivió en una casilla con techo de chapa, entre 1997 y 2005, y donde los feligreses aún lo recuerdan por sus características como pastor muy activo y trabajador. Luego fue párroco de Santa Clara de Asís entre 2005 y 2014.
Vecinos de nuestra ciudad que conocen de vínculos de familia, señalan que el Arzobispo García Cuerva es descendiente de don Ignacio García Cuerva, un español que se radicó en Dolores, que tuvo un importante establecimiento rural dedicado a la explotación de la leña en los Montes de Tordillo, que fue Juez de Paz y miembro de la Corporación Municipal, y fundador del primer periódico local, “La Nueva Era”.