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Genio y Talento

Federico Sabalette
Federico Sabalette
5 Minutos de lectura

Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano

 

La diferencia entre el genio y el talento, radica en que el primero es una fuerza intelectual extraordinaria relacionada a la invención de cosas nuevas y admirables, mientras que el talento es el conjunto de facultades o aptitudes para realizar determinadas cosas.

El genio es privativo de ciertas personas, que generalmente están predestinadas para serlo.

El talento, en cambio, es la capacidad que puede tener cualquier persona para desempeñar una actividad, por lo general artística, deportiva, aunque también se puede demostrarlo en otras, como oficios, profesiones y funciones diversas.

El genio es la máxima potencia de la inteligencia. El talento o los talentos son propios de todos, por lo que a veces sucede y en otros casos no.

El genio está relacionado con lo intelectual, de allí que se manifieste en las ciencias, mientras que el talento se vincula más con la perspicacia en encontrarlo y desarrollarlo en cualquier actividad, teniendo en común el destacarse y sobresalir, y como componentes la capacidad y el ingenio.

Cuando alguien cree que es un incapaz o inútil, es porque no ha sabido descubrir cuál es su talento, que a veces son más de uno, pero que por desidia no llega a conocer lo que tiene.

El genio es un don extraordinario. El talento es un don del cual estamos dotados.

El genio es una aptitud superdotada. El talento es una dote común en varias personas que se destacan en alguna actividad.

Por ejemplo Einstein fue un genio en Física, pero dentro de dicha ciencia hay varios físicos en el mundo que demostraron y demuestran ser talentosos. Lo mismo ocurre con otras ciencias y también en el arte.

La vocación ejerce una influencia decisiva, pero también la curiosidad, la intuición perceptiva y la inquietud en la búsqueda de lo novedoso.

Hay quienes encontraron su talento por gustarle un oficio o arte y decidirse a aprenderlo y practicarlo.

La práctica de una actividad también influye fundamentalmente en el descubrimiento de un talento que se desconocía, pues toda capacidad se muestra y se demuestra ejercitándola.

El no tengo talento es una subestimación de uno mismo que se hace por ignorancia.

Muchas veces tal afirmación responde al hecho de no gustarle una actividad, lo que no implica que quien lo dice carezca de talento o de talentos, aunque así lo crea.

Cuando decimos que alguien que es habilidoso o ingenioso es un genio nos equivocamos, porque una cosa es el genio que es propio de los sabios o de quienes sorprenden con sus inventos, y otra los talentos que son capacidades que tenemos todos, aunque los descubran pocos y en muchos sigan ocultos.

¿Quién no ha sido alguna vez poeta, y hasta mecánico e ingeniero dándose maña un poco?.

El que por primera vez hizo algo y le gustó, y luego quiso aprenderlo y descubrió su vocación, su talento encontró, porque a través de su ejercitación, lo perfeccionó y se capacitó.

El mejor ejemplo es el del autodidacta que busca su talento por la suya, como también quien cambia de profesión y en la que luego elige se destaca.

Hay talentos que ya se muestran desde la infancia. Como también superdotados que sorprenden con su aguda inteligencia teniendo muy pocos años.

¿Predisposición genética? tal vez. El genio sin duda que está predestinado, pero a sus talentos cada uno debe buscarlos en la actividad que le resulte de su agrado.

Mi reflexión final:” sabios crea con su lámpara el genio. El talento con sus musas toca a quienes lo descubren”.

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