El dolorense Diego Echeverría, actualmente jugador y entrenador de “Los Cachorros” de Salta, anunció su retiro como jugador de la Selección Argentina. Para conocer de su decisión y para repasar sus 20 años de carrera, logros, esfuerzos y también de sus proyecciones a futuro nos comunicamos y se lo preguntamos.
Sobre el retiro de la Selección y si había sido meditado, Echeverría decía: “Iba viendo año a año, después semestre a semestre, como respondía a nivel de juego y de cansancio, el tiempo que me ha llevado recuperarme de algunas lesiones los últimos años. También la edad, estoy en los 40 años. El próximo proceso dura unos tres años más y uno tiene ya que visualizarse, con todo lo que conlleva, que no es solamente si uno puede seguir entrenando o no en tres años, sino que hay un montón de cosas de la vida de uno que en Argentina tenés que manejar y resolver. Cuestiones del laburo, de la vida personal, tiempos que hay que ir haciéndose.
- – ¿Cuántos años en esa carrera deportiva?
Han sido 13 años en la selección, y mi carrera en el semi y en el profesionalismo desde el año 2000. Eso ha llevado también a tomar la decisión, a dejarles el lugar a los más jóvenes para que tomen la posta de los desafíos. Obviamente siempre que me sea solicitado voy a acompañar para seguir el desarrollo y la competencia de la Selección Argentina, de “Los Gauchos”.
- – ¿Imaginó su carrera cuando recién la estaba comenzando?
Obviamente en el principio no. Uno juega porque le gusta, y en mi caso, encontré la oportunidad para prepararme y ser profesional desde joven y lo cumplí bastante bien, desde la gente que me ayudó en Dolores, como Germán, Fabri, el Colo en su momento, hasta quien fue mi representante por un montón de años, Amaro Costa. Y todo fue apareciendo en este sueño, como les dije a mis compañeros en la última charla que tuvimos. Para mí fue un sueño, y como todo sueño es a veces impensado. Se fueron dando las cosas, empecé a pelar en el profesionalismo y llegué. Por eso muchas veces no puede estar dentro de preselecciones o selecciones, por cuestiones de tiempo, de contratos, preparación para un objetivo, llegar al profesionalismo, que no es fácil en la Argentina. Cuando me encontré de nuevo en Argentina, en 2010, apareció la oportunidad, una nueva convocatoria, y con diez años de carrera vi lo que se podía proyectar con la selección, que el béisbol es entrar en un sistema becario. Que más allá de la beca que a uno lo ayuda, era entrar en un sistema más competitivo que hasta entonces. Vi la luz ahí y decidí quedarme en el país, jugar en los clubes de acá, empezar a volcar mi formación acá, trabajar, ser a la par de jugador, coach. Hubo varias cosas que me tentaron y tenía que hacerlas por mi cuenta al principio, y que decantó en una carrera que nunca me hubiera imaginado.
- – ¿En 2010 tomó la decisión de quedarse en el país?
Decidí quedarme ese mismo año. Me habían llamado el manager de España, y por las razones que contaba, le agradecí, pero le dije que iba a apostar a esto. Fue una decisión y confianza interna en lo que uno hace y en el potencial que ve. Se hicieron muchas cosas, hubo esfuerzos también de muchos otros jugadores, viajes, abandonar la ciudad, trabajar dos o tres días en Dolores y viajar dos o tres días a Buenos Aires. Y de mudar mi vida a Salta por el béisbol mismo y por el proyecto que teníamos de la Selección. Hubo muy pocas malas decisiones en ese trayecto.
- – ¿Qué etapa empieza ahora? ¿Fue importante cuidarse en lo físico para poder continuar ahora su carrera?
En lo físico sí, como cualquier deporte que busca alcanzar lo más cercano a la excelencia, como cualquier deportista argentino que vive del amateurismo y no es fácil, pero siempre estamos a la altura. Los argentinos tenemos grandes deportistas y seguiremos siendo grandes deportistas. La condición física es parte de esa entrega. Hubo también decisiones cuando era más joven, de seguir jugando o no, por lesiones, pero se superaron. Puse el físico por ciertas causas, me recuperé y logré continuar cuatro o cinco años más de carrera, que fueron importantes para el béisbol nacional. Uno al esfuerzo lo da, no importa si se gana o se pierde. Nosotros tuvimos la suerte de hacer escalar a nuestro béisbol a nivel americano y mundial, sentar precedentes en ámbitos de nivel mundial, algo súper gratificante para todos nosotros. Igual que meternos en el sistema panamericano y tener un nombre que es casi una marca, como “Los gauchos”.
- – ¿En el alto rendimiento los logros se disfrutan o se sufren por el nivel de exigencia?
Sí, constantemente. Muchos años, día tras día calculado, lanzamiento por lanzamiento, todo con un propósito, como la gran mayoría de lo que se hizo. Creo que eso fue clave para alcanzar esos niveles. No queda otra, para competir a esos niveles hay que hacerlo así. Y en lo individual, el lanzador tiene mucha responsabilidad y a mí toda la vida me gustó hacerlo. Tuve la gracia y la suerte de estar ahí en momentos muy importantes para el béisbol nacional, y es más que gratificante. Cualquier dolor se pasa pensando en esas cosas. Hoy, en una etapa de retiro, no me quedó mucho por dar a nivel físico.
- – ¿Qué momentos cumbres destaca de su vida deportiva?
Hay un par de puntos, seguramente la firma en el profesionalismo fue uno de los momentos más emotivos de mi carrera. Era joven, y más allá de mis sensaciones y emoción en el momento de firmar el contrato, seguramente las cosas más fuertes fueron con la selección: la final de 2018 en el Sudamericano, donde me tocó tirar el juego completo. Abrí el juego ese día, las cosas se fueron dando bien, y terminé tirando un juego completo contra Brasil en una final, clasificando por primera vez en la historia a Argentina a unos Juegos Panamericanos por clasificación. No como era en 1995 y antes. Me tocó estar ahí con la cancha llena, la gente, una competencia así en Argentina; fue el sello a un montón de trabajo hecho, conmemorado con un juego completo hermoso. Después me lesioné, pero jugar y estar en el Panamericano fue sensacional. Hace poco jugamos una clasificación para el Mundial, una competencia de altísimo nivel, pero para mí el Panamericano fue lo más espectacular que viví hasta ahora como jugador en mi carrera. Porque implica todos los deportes. El clasificatorio al Mundial fue solamente en béisbol, y el Panamericano la antesala a unos Juegos Olímpicos donde los escenarios son increíbles.
- – ¿Y la parte docente, la ve reflejado en los más chicos?
Sí, lo vivo gracias a Dios hace mucho tiempo en el día a día. Muchos jugadores desde jóvenes empezamos a ser coach, y a medida que pasan los años esa gente que van coucheando va creciendo a la par tuya, vos tenés 40 y ellos 30 o menos. Uno va entendiendo quien es para tales personas. Siempre hubo agradecimiento, buena onda y predisposición estuvo, tanto de los jugadores como de uno para ayudar a los demás. Al final de la carrera hubo muchos agradecimientos y pedidos de que nos quedemos cerca. Uno por el hecho de querer hacer crecer el deporte generó una imagen.
- – ¿Cómo sigue ahora su carrera deportiva?
No estoy más en la Selección Argentina, en “Los Gauchos”, como jugador. Pero represento a un Club como jugador y como técnico, “Los Cachorros” de Salta, donde pienso jugar un par de años más como mínimo. También tengo proyectada una línea de retiro del béisbol que implica jugar incluso en un par de lugares más en Argentina. Hay un trabajo gestivo, administrativo y deportivo como jugador, que hacer
- – ¿Qué le dirías a quienes hoy empiezan a practicar béisbol?
Cualquiera que sea la actividad o deporte que hagan, háganlo con la pasión que el argentino trae, que tiene un plus. Y para los más chicos, creo que el acompañamiento de los padres, de la familia, es esencial en la iniciación en el deporte. Yo tuve la suerte de tener una familia que me apoyó en absolutamente todo lo que hacía, y son los primeros a quienes voy a agradecer, de por vida. Es esencial que los jóvenes estén acompañados por su familia, amigos, que sientan el respaldo. Que haya más apoyo y acompañamiento que crítica y exigencia de resultados. Yo salí de una escuelita de softbol en Dolores que hoy está haciéndose fuerte en el pueblo, los chicos de “Scorpions”. Estoy siempre con ellos a nivel institución y lo hago porque tuve el agrado de presenciar la carrera de un pibe de muy corta edad, y estoy presenciando ahora la carrera de una persona de 40 años que salió de ahí, de un pueblo casi inesperado para el béisbol argentino. Hoy tengo la oportunidad de acompañar y acompaño como quiero yo que la familia acompañe a los jugadores.