Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano
Por oportunidad el diccionario define a la sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar, y señala como sus sinónimos a la ocasión, la pertinencia, y como antónimo a la inoportunidad.
Las oportunidades pueden ser de tiempo y de lugar o de tiempo solamente. En las primeras señala el aquí y ahora, y en las segundas la ocasión, término o plazo para su utilización, ya para realizar alguna cosa, como para ejercer un derecho o cumplir con una obligación.
Casi siempre nos quejamos de no tener oportunidades, en varios casos pensando que ellas deben venir solas y sin buscarlas, adjudicándolo a la mala suerte. En otras, culpamos al Estado de no brindarlas, pero pocas veces atribuyendo su falta a nuestra desidia o al no haberlas aprovechado cuando se nos presentaron.
Se dice que el mundo es de los audaces, y eso es totalmente cierto, porque al audaz va en busca de las oportunidades sin quedarse a esperarlas.
El tiempo está compuesto de momentos, y en ellos están las oportunidades. El tema es visibilizarlas y ser oportunos.
El oportuno es quien elige el momento justo y preciso para decidirse y actuar, a diferencia del prematuro que actúa precipitadamente antes de tiempo y el extemporáneo que lo hace tardíamente y fuera del tiempo pertinente.
Hay actividades que son una prueba para saber si se es oportuno.
El médico clínico en la prevención y en el diagnóstico precoz, el abogado en el cumplimiento de los plazos legales y procesales, el político y economista al tomar una medida, etc.
El visionario es el que demuestra ser más oportuno, cuando al anticiparse pronosticando lo que va a venir, acierta. Caso Bill Gates, cuyo lema es “la clave está en anticiparse”.
Es común decir, a modo de consejo a alguien que se le presenta una oportunidad que puede beneficiarlo por ser ventajosa, que “el tren pasa una sola vez”,
Yo pienso que puede pasar otra vez, pero ante la duda de que sea la única hay que aprovecharla.
Hay personas que esperando que se les dé una oportunidad, cuando la tienen la desechan porque perdieron el deseo interés que tenían. Es que cuando la espera es prolongada las expectativas van decayendo hasta perderse en algunos casos.
En cambio, por el contrario, hay quienes que por más que el tiempo pase persisten en su búsqueda hasta encontrarla; son los perseverantes que casi siempre consiguen lo que se proponen, como también los que las inventan y las reinventan a partir de su ingenio y talento.
Se puede decir que las oportunidades y chances las pierden los timoratos y las aprovechan los perspicaces.
El derecho a la igualdad de oportunidades en una sociedad muy desigual y que excluye en lugar de incluir, es nada más que un principio y una declaración a cumplir, pero que se asemeja, en cuanto a su demora interminable, al refrán popular” más larga que esperanza de pobre”, pues precisamente son los necesitados por carencias económicas los que sufren las consecuencias de su incumplimiento. Mucho más cuando el esfuerzo y el mérito a la hora de acceder a una ocupación es desplazado por el acomodo.
Allí, es el estado quien debe actuar para que tengan oportunidades los que no la tienen al no ser tenidos en cuenta y olvidados por su condición social, no con clientelismo ni asistencialismo, que lejos de incluirlos los sumerge más en su situación de carencia, negándole toda posibilidad de ascenso social.
Conclusión, “en las oportunidades influyen la buena suerte, el buscarlas, el no resignarse si no llegan y el no dejarlas pasar cuando se presentan”.
Están del lado de los que se arriesgan, los perseverantes y de quienes tienen muy claras sus metas.