Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano
El trato es la manera con que las personas se relacionan entre sí, y que va desde lo eventual o circunstancial a lo frecuente o permanente, y de lo afectivo a lo contractual y comercial.
Puede ser tanto bueno o malo, pero lo que sí, en mi opinión, caracteriza a las personas en cuanto a sus sentimientos y actitudes personales, pudiendo trasuntar cortesía o descortesía, empatía o apatía e indiferencia, benevolencia, afabilidad o violencia, crueldad. Puede ser recíproco o unilateral.
En el trato de las personas, cuando es bueno influye al congeniar en carácter, comportamientos, sentimiento, ideas, y cuando es malo en la incompatibilidad en tales aspectos, o en el autoritarismo del que es más fuerte y la sumisión del que es más débil.
Hay un dicho popular que expresa “¡el trato es todo!. Lo que quiere significar que es fundamental en las relaciones humanas para que exista conformidad de una o más personas con respecto a otra u otras.
Se dice mucho en el comercio cuando el cliente es bien atendido en un negocio. Lo causa la simpatía, cordialidad, consideración, respeto.
A veces el buen trato puede minimizar un resultado negativo en una gestión, siendo común decir en estos casos ¡al menos me trataron bien!, por lo que confirma el dicho mencionado anteriormente de que el trato es todo.
También yo he adoptado, por haberlo escuchado de otras personas, el “tratar bien a los demás no cuesta nada”, lo que quiere decir que no requiere de esfuerzo, sino solamente de predisposición anímica.
Precisamente, el tema pasa por dar un trato acorde al que nos gusta recibir, por aquello de que “no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan”.
En el trato afectivo (familiar, amistoso) es esencial la tolerancia mutua. En el contractual las concesiones recíprocas (acuerdos, transacciones).
El maltrato es reprobable y despreciable, porque es violencia verbal o física, moral o material. Incluso cuando es físico no solo respecto a las personas sino también a animales, flora, medio ambiente.
Se ejerce maltrato con la ecología, contaminando, depredando, desfertilizando, etc.
O sea que el trato trasciende las relaciones interhumanas para pasar a todo cuanto nos rodea. De allí la importancia que tiene como comportamiento.
El trato enseña a tratar. Cómo nos tratan es cómo tratamos, generalmente.
De maltratados se originan maltratadores.
Sin embargo, hay excepciones de quienes al ser golpeados en una mejilla ponen la otra, sin ser masoquistas, y de aquellos que habiendo sido víctimas de violencia de chicos, por haber sufrido ello, son serenos, pacíficos y condescendientes.
Lo que implica que la forma de tratar es una actitud que cada persona se propone tener, a veces aprendida y en otros casos por cambios en el modo de pensar.
El peor trato es el no trato, es decir la apatía y la indiferencia.
El maltrato puede ser por odio o rencor, la indiferencia es siempre una manifestación de desprecio o subestimación.
También está el que llamamos intratable y en igual sentido insufrible, que es quien por su cara de pocos amigos y carácter pedante o ácido, da lugar a la aplicación del dicho que sugiere “mejor evitarlo que encontrarlo”.
El trato puede tener causas de interés o conveniencia, por razones políticas, laborales o de parentescos.
“El trato es un contacto que lleva al ánimo a ocasionar sensaciones de atracción, aceptación o rechazo. Es un medio de comunicarse con el otro y de sociabilizarse para no quedarse solo”.
“Está en la índole del ser humano y es la esencia de la convivencia en sociedad”.