Mientras que para las pymes industriales la crisis todavía no tocó fondo, para las empresas con más personal parece que tampoco. La recesión que hundió al mercado interno y achicó el consumo golpea a todo tipo de compañías y por eso no sorprende que todas utilicen la misma estrategia para seguir adelante: suspensiones, adelanto de vacaciones o, en algunos casos, directamente los despidos.
Según un informe de Industriales Pymes Argentinos (IPA), las pymes del país prevén más suspensiones y despidos, con un recorte estimado de 300.000 puestos de empleo en 2024. Y la mayoría de los trabajadores afectados tienen asiento en la provincia de Buenos Aires, que viene sintiendo semana tras semana el impacto de la crisis económica.
Un ejemplo de la crisis es lo que pasa en la fábrica de electrodomésticos a gas Eskabe, oriunda de Mar del Plata, que avanza con la suspensión de un tercio del personal. Se trata de 33 operarios que sufrirán esta medida en julio, agosto y septiembre. Si bien la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) pidió que por lo menos se firme un compromiso de no despedir a nadie, la empresa por ahora se negó, por lo que la incertidumbre del personal es total.
En Bragado, también, se viven horas de angustia. Es que la empresa Fiasa (Fábrica de Implementos Agrícola) suspendió por tres meses a 33 operarios debido a un sobre stock en el sector molinos de la firma. También en este caso cobrarán el 85% de sus haberes pero si no repunta el mercado, las suspensiones se pueden ampliar o incluso convertir en cesantías.
En tanto, la sede central de Acindar Villa Constitución, en Santa Fe, paralizará sus operaciones, en principio, desde la semana próxima. La decisión de la compañía implica suspensiones de personal e impacta en otras plantas, como la que está en la localidad bonaerense de San Nicolás. Se estima que actualmente la producción está a un 25% de su capacidad.