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El Sindicalismo

Federico Sabalette
Federico Sabalette
7 Minutos de lectura

Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano

 

El sindicalismo es un sistema de organización a través de sindicatos que agrupan a trabajadores en las diversas actividades en que se desempeñan para la defensa de sus derechos laborales por medio de convenios colectivos con la parte patronal, reivindicaciones, protestas, huelgas.

Es reconocido constitucionalmente en virtud del derecho de libre asociación con fines útiles, y en los tratados internacionales sobre derechos humanos relacionados con el trabajo y el trabajador, habiendo surgido como movimiento social durante la primera mitad del siglo XIX.

Su organización para evitar el aislamiento de los sindicatos se ha fortalecido mediante Federaciones y Confederaciones que los nuclean en su conjunto, tales como la Confederación de Trabajadores de América Latina, Federación Sindical Mundial, Confederación de Sindicatos Libres, Confederación Europea de sindicatos, ello a nivel internacional y en el nacional en varios países. En Argentina la Confederación General del Trabajo a partir de 1930 y desde su oficialización en 1946 hasta el presente, habiendo estado en algunos períodos dividida llevando el nombre de las calles donde se hallaban sus sedes, por ejemplo, CGT Brasil y CGT Azopardo.

Si bien el sindicalismo en Argentina comienza incipientemente en la segunda mitad del siglo XIX con el sindicato de Tipógrafos, aparece a principios del siglo XX a través de los sindicatos de obreros ferroviarios, metalúrgicos, carpinteros, etc. Es decir, como en el resto de los países surge de la iniciativa de los trabajadores industriales, aunque también luego tiene repercusiones en trabajadores rurales, como fue el caso de los obreros contra la empresa inglesa ”La Forestal” que explotaba el quebracho en la provincia de Chaco, y lo que se llamó ”La Patagonia Trágica” que fue el levantamiento de peones esquiladores contra sus patrones estancieros por salarios impagos, que terminó con una brutal represión y un gran número de peones asesinados como consecuencia de tal protesta y reclamo.

En enero de 1919 aconteció lo que se denominó “la semana trágica” a raíz de una huelga de los obreros de los talleres metalúrgicos Vasena en demanda de una jornada laboral de ocho horas y el pago de horas extras que se extendió a otras fábricas de la Capital Federal, siendo reprimida primero por la policía y luego por el ejército, durando varios días y registrando alrededor de cientos de muertos.

En realidad, el sindicalismo en Argentina recién en 1901 se organiza mediante la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) de tendencia anarquista, y en 1902 con la Unión General de Trabajadores (UGT) de tendencia socialista.

En su surgimiento influyó la inmigración europea que trajo ideas revolucionarias tanto anarquistas como socialistas, las instalaciones de fábricas especialmente en el conurbado de Buenos Aires, y la explotación de la clase obrera por excesivos horarios de trabajo y condiciones de labor inhumanas. Además de los bajos salarios, la ausencia de derechos y protección jurídica del obrero frente a las decisiones arbitrarias de la parte patronal.

La primera conquista la obtienen en el año 1929 al sancionarse la ley que establecía la jornada de trabajo hasta ocho horas diarias.

Luego se sumarían otras (reconocimiento del derecho de huelga, régimen especial de trabajo para mujeres y niños, vacaciones anuales, sábado inglés, indemnización por despido, pago de sueldo por enfermedad, etc.).

El sindicalismo como concepto comienza a instalarse en el sentido y finalidad que hoy tiene a partir de 1906, al diferenciarse de la posición extrema del anarquismo, concentrando sus esfuerzos en lograr específicamente objetivos económicos (aumento de salarios, reclamo de nuevos derechos y mejoras en las condiciones de trabajo), utilizando la huelga de manera coordinada, planificada y oportuna para hacer de ella un medio efectivo en el logro de sus demandas.

Si bien el sindicalismo en este país no escapó a su adhesión a tendencias ideológicas y políticas (anarquistas, socialistas, revolucionarios y moderados), se politizó en gran parte al surgir el partido Laborista primero después del 17 de octubre de 1945, y el Justicialista luego a partir del triunfo electoral de Juan Domingo Perón en 1946.

Desde allí hasta el presente la CGT y la mayoría de los sindicatos comulgan con las ideas del peronismo.

El sindicalismo argentino es uno de los más fuertes no sólo de Latinoamérica sino del mundo.

En cuanto a lo político ideológico sus cúpulas adhieren mayoritariamente al peronismo, aunque también algunas se inclinan a ideas socialistas, siendo el sindicalismo en la Argentina más condescendiente con gobiernos que promueven la justicia social y no con aquellos liberales ortodoxos que tiene al salario como variable de ajuste y son partidarios de la flexibilización laboral; de allí que la mayor cantidad de huelgas generales se las hagan a éstos últimos.

Su dirigencia se asemeja mucho a los políticos en cuanto a caudillismo, perpetuación en los más altos cargos de poder, no cumplimiento con el mandato otorgado por las bases al distanciarse en varios casos de sus necesidades y requerimientos, y en el ser sospechados de corrupción en el manejo de fondos sindicales, al exhibir un estándar de vida que no se condice con un dirigente obrero. Ello en general, aunque hay excepciones.

En síntesis, “el sindicalismo representa a un factor de la producción que es el trabajo. Es necesario como grupo de interés, a pesar de que algunos de sus dirigentes no lo honren con sus actos”.

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