Era el año 1899 la Argentina, gobernada por el Presidente Julio Argentino Roca, venía de superar una grave crisis económica, era un período de excelentes cosechas, el país se preparaba para el jubileo de 1900. La Provincia de Buenos Aires pasaba un momento de prosperidad.
Dolores era por entonces una comunidad chica en pleno crecimiento, desarrollaba una muy buena actividad comercial, industrial y educativa. Y en ese marco de final del siglo XIX, el 4 de septiembre de 1899 los caminantes que circulaban por la esquina de Buenos Aires y San Martín, vieron en la planta baja de los por entonces modernos «Altos de Raggio» que abría sus puertas la “Farmacia Bellati», a cuyo frente se encontraba el joven Enrique Bellati, recientemente graduado de Farmacéutico y Bioquímico en la Universidad de Buenos Aires.
Hombre de gran cultura que había cursado sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de la Capital Federal, teniendo condiscípulos de la talla de Jos‚ Ingenieros, Julio Roca (h), y Carlos María Biedma, fundador de las Escuelas Modelo de Buenos Aires, pronto supo granjearse el aprecio de toda la comunidad y su negocio pasó a ser uno de los predilectos de la población en el ramo.
Eran tiempos casi heroicos, donde cubrir distancias no era una simple cuestión del transporte, era mucho más, cuando esta región era azotada por las inundaciones, como ocurría en septiembre de ese 1899, los medicamentos llegaban por tren hasta Castelli, y como por la creciente no permitía avanzar llegaban en bote a Dolores.
Por aquellos años los vecinos de la localidad y como ocurría en casi todos los pueblos del país, eran apegados a las tradicionales «fórmulas mágicas» que se elaboraban las propias farmacias, siendo el resto medicamentos producidos por laboratorios industriales, pero eran los menos.
La Farmacia Bellati vivió los avatares de la historia Argentina y particularmente los de Dolores, incorporándose en 1938 como socio el farmacéutico don Carlos Desimone.
En nuestra ciudad don Enrique Bellati dictó las cátedras de química, francés e italiano en el Colegio Nacional y en la Escuela Normal, siendo distinguido en 1956 por su trayectoria “Vecino Dilecto de Dolores”.
Al fallecer el 20 de enero de 1959 la Farmacia quedó a cargo de sus hijas María Angélica y María Julia, junto al socio farmacéutico Carlos Desimone, con quien continuaron hasta el año 1990.
En la actualidad y como hace años, la Farmacia continúa a cargo de la familia con el acompañamiento sucesivo en la dirección técnica de los farmacéuticos María Lía Alcorta, Horacio Garuti, Gustavo Gómez y actualmente Julieta Bravo, manteniéndose vivo el espíritu fundacional, ese que coloca a la atención cordial y esmerada de los clientes en el centro de la gestión.