Ad imageAd image

Las Fronteras

Federico Sabalette
Federico Sabalette
7 Minutos de lectura

Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano

 

Cuando se habla de fronteras se alude a los límites o confines de un Estado.

Las naciones surgieron conquistando o reconquistando territorios y estableciendo convencionalmente con sus vecinos fronteras para delimitar cada una hasta donde debían ejercer sus soberanías.

Dichas fronteras se delinearon en mapas y en el terreno con señales que las fijan y determinan (puestos de vigilancia, mojones, muros en algunos casos) como también tomando como referencia límites naturales (cordones montañosos, mares, ríos, etc.).

La soberanía de una nación se ejerce desde sus fronteras hacia el interior de su territorio, puesto que de no ser así corre el riesgo de invasiones externas tanto militares como de ingresos clandestinos de personas extranjeras, tráficos ilegales (contrabando, narcotráfico, trata de personas) y de apropiaciones y saqueos de sus recursos naturales por parte de intrusos que realicen acciones de piratería.

Las fronteras representan la historia de una nación desde su nacimiento. En el caso de Argentina se las mencionan cuando hacemos referencia a las batallas por la independencia libradas por Belgrano, Güemes y San Martín al cruzar luego con su ejército la cordillera de los Andes.

En los conflictos limítrofes con Chile tanto terrestres como marítimos en el caso del Canal de Beagle, y respecto a las Islas Malvinas por haber sido usurpadas por Inglaterra y estar situadas en el Mar Argentino.

Los argentinos tenemos a las fronteras como lugares alejados y remotos y hasta recónditos como también marginales, donde habitan pueblos olvidados por quienes vivimos en el interior del territorio en ciudades. Una prueba de tal concepto sobre las fronteras surge del Martín Fierro, que refiere a ellas como sitios lejanos adonde se lo obligaba a ir al gaucho que era perseguido o reclutado por las milicias para pelear contra los indios.

Constituyen un serio problema en países con extenso territorio como el nuestro, por el riesgo del ingreso ilegal de extranjeros y de ser el tránsito clandestino de negocios como el contrabando, el narcotráfico, la trata de personas, etc.

Las fronteras son políticas, de allí que su respeto depende mutuamente de las buenas relaciones que existan entre los países vecinos.

Son tan políticas las fronteras que tras la Segunda Guerra Mundial se levantó el muro de Berlín para dividir a Alemania en dos, una socialista y otra democrática, unificándose después de ser destruido. Separando también hasta el presente a países ideológicamente diferentes, por ejemplo, Corea del Norte y del Sur.

Los conflictos político fronterizos, es decir de límites, han generado varias guerras entre países vecinos. Por ejemplo el año 1995 fue el de mayores conflictos fronterizos, con varias guerras mediante, en Europa, Asia, Africa y América.

Es cierto que las comunicaciones informáticas, telefónicas y satelitales han dado lugar a un mundo sin fronteras que interrelaciona a los habitantes de cualquier país con otros a distancia y en los lugares más alejados. Pero también es una verdad en la actualidad que las fronteras son un flanco vulnerable para varias naciones del mundo frente a migraciones extranjeras, el terrorismo y a delincuentes de delitos trasnacionales. De allí que algunas han levantado como antiguas épocas murallas para evitarlo (ejemplo Estados Unidos en la frontera con Méjico).

Argentina siempre fue permeable a tales situaciones desde los primeros tiempos de su historia, donde fue moneda corriente el contrabando, incluso hasta por el puerto de Buenos Aires.

La Patagonia despoblada fue siempre codiciada tanto por Chile como Inglaterra, a punto tal que el gobierno chileno hace pocos años confeccionó un mapa de su territorio en donde la incluía como parte del mismo; mientras Inglaterra desde 1833 usurpa las Islas Malvinas.

Al sur en costas argentinas existe un cementerio de barcos extranjeros que navegaron libremente por el mar argentino explorando, saqueando y explotando nuestros recursos pesqueros, sucediendo ello en la actualidad. Inclusive en los ríos interiores, en especial en el río Paraná con buques de carga sustrayendo agua potable.

También en las fronteras del norte del país (NEA y NOA) es tránsito para el narcotráfico y para la trata de personas. El límite con Bolivia es un colador como lo es con Paraguay. La triple frontera como Paso de los Libres en Corrientes (que debería llamarse por estas situaciones que se relatan “Paso Libre”), es un ida y vuelta para el crimen organizado.

Deportar a delincuentes extranjeros a sus países de orígenes es esperar su retorno a este país en poco tiempo.

En Argentina, la vigilancia y custodia de las fronteras está a cargo del gobierno nacional a través de Gendarmería en tierra y Prefectura en la marítima y fluvial.

Es tal el descuido, que últimamente, se está destinando a Gendarmería a cumplir funciones en materia de seguridad interna contra el delito, e incluso como fuerza del orden para contener desbordes en manifestaciones populares, cosa que debe hacer la policía federal como provincial en su caso.

Para colmo de males, se suma la sospecha de “mirar para otro lado” de parte de quienes deben controlar los ingresos y egresos fronterizos, generalmente cometiendo tales omisiones a cambio de coimas.

En mi opinión, la custodia de las fronteras es una cuestión de defensa nacional, aun cuando no se esté frente a una hipótesis o conflicto de guerra. Por lo que no sería desatinado reforzarla con la presencia en ellas del Ejército, especialmente en las zonas de mayor vulnerabilidad y riesgo.

Mi reflexión final,” olvidarse de las fronteras de un país, lo asemejo al de una persona que se interesa solamente por su cabeza y el tronco de su cuerpo, y no le presta importancia a sus brazos y a sus piernas”.

Share This Article
Deja un comentario
error: Si desea compartir esta nota utilice los íconos que aparecen en la página. Muchas Gracias. Copyright © www.compromisodiario.com.ar