Luego de concretar una gira en 2024 que abarcó Japón, Turquía, Suiza, Hungría, Perú, México y Guatemala, el dolorense Matías Zundel “Lagartijeando”, dio a conocer su nuevo álbum: “7 Caminos”.
Sobre esta obra decía, “es un susurro de tierras lejanas, un viaje a través de paisajes que se entrelazan entre las montañas de Los Andes y los Valles vibrantes de México. Cada camino es un reflejo de las huellas sonoras de otros tiempos”.
Además puntualizaba, “en este álbum, las sonoridades del charango, la quena y el bombo se funden con el pulso eléctrico de la vida moderna, creando un puente entre el pasado y el futuro. Es un tributo a los sonidos que habitan por los rincones de Latinoamérica y a los caminos que, como ríos, fluyen hacia el corazón de nuestra memoria. Cada canción es una semilla que germina en la tierra de mis recuerdos así que los invito a perderse y encontrarse en esta travesía”.
Y Zundel precisaba sobre este nuevo álbum, que “representa las decisiones que la vida toma y que forjan nuestro destino” y que en busca de esta visión creativa se había mudado a Cholula, México, donde compuso y produjo este nuevo trabajo, inspirando paisajes y culturas de Latinoamérica. “El álbum refleja la calidez de su gente, los misterios de sus montañas y los contrastes de su rica historia, fusionando el realismo mágico con el mundo moderno, la música electrónica con el folclore tradicional”, precisó.
Nos contaba que el viaje de “7 Caminos“ había comenzó en la exuberante selva de Tarapoto, Perú, que allí se había sumergido en un proceso espiritual transformador en el Centro Taki Wasi, trabajando en estrecha colaboración con curanderos tradicionales. «Necesitaba tiempo para repensar la vida desde otra perspectiva», explica Zundel, quien durante su estancia en ese centro colaboró con los curanderos en la grabación de un álbum que incluía sus canciones ceremoniales, llamado Ikaro. Fue en este entorno único donde surgieron las primeras composiciones de 7 Caminos. Como recuerda Mati: “En la selva, el mensaje que recibí fue que tenía que seguir mis sentimientos más que mis pensamientos”.
Tras completar este profundo viaje personal regresó a México, cuna de “Lagartijeando”, para iniciar la siguiente etapa de su proceso creativo. Las composiciones de 7 Caminos están profundamente arraigadas en la emoción, con un fuerte énfasis en la melodía, cobrando vida gracias a la ayuda de Manu Quintans, multi-instrumentista que aportó violín, instrumentos de viento andinos, guitarra y charango, elementos esenciales que impregnaron el álbum con el espíritu folclórico de Sudamérica. También contó con las colaboraciones de los cantantes David Yturbe y Mariri, de la cantante canadiense Brenda McMorrow, del instrumentista prehispánico Markiños del cantante marroquí Khalil Mounji y de la cantante francesa/argelina Nabila Dali.
La Producción rítmica del álbum también contó con contribuciones internacionales, con Leo Leobons de Brasil, Fede Estévez de Argentina, Pablo Vicencio de Ecuador y Rafael Echegoyen de Uruguay aportando sus perspectivas únicas a las canciones. Este trabajo colaborativo infundió a 7 Caminos una energía fresca, equilibrando las raíces orgánicas de la música con la innovación rítmica de la electrónica moderna.
En 7 Caminos, Lagartijeando combina magistralmente cumbia, folktrónica, folk andino, ritmos globales y música de baile moderna, creando un rico tapiz de sonido que invita a los oyentes a explorar no sólo los paisajes externos de América Latina, sino también los mundos emocionales internos que todos llevamos.
Zundel contaba que el álbum se grabó entre Cholula, México, y Tarapoto, Perú; que rebosa la energía de la selva sudamericana y los volcanes del Altiplano mexicano.
También decía de su gira por Japón durante todo octubre de 2024. tocando en las ciudades de Tokio, Kioto, Fukuoka, Osaka y Hyogo, y que durante este año también toco en Suiza, Turquía, Hungría, Guatemala, Perú y México.