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“Dolores Tango” 2025 – Jorge Alio, artista plástico y pintor argentino: “Me parece que la pintura es una búsqueda constante, y que esa búsqueda tiene altos y bajos”

Federico Sabalette
Federico Sabalette
13 Minutos de lectura

Egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, su trabajo enfocado en la pintura urbana es tan profundo como atractivo. Ha expuesto en distintos puntos del país y del mundo, y está vinculado al tango a través de la escucha y el baile. Estará en nuestro festival tanguero el sábado 28 de junio, en la Peatonal, exponiendo algunas de sus obras y pintando en vivo. Hablamos con el sobre vocación, inspiración, tango y tiempos que corren para el arte.

 

¿En qué momento se despertó tu vocación y por qué?

Fue una cosa muy espontánea y desde muy chico. Como todos los pibes, yo dibujaba y en algún momento sentí que iba a seguir Bellas Artes, que iba a pintar. No sabía cómo se hacía para hacerlo, no tenía herramientas extras de cómo se dedicaba uno a la pintura. Pero sabía que lo iba a hacer. Cuando quería jugar al fútbol me compraba libros de arte paralelamente, tenía 15, 17 años. Luego entré en la Escuela Pueyrredón, y antes de egresar ya estaba conectado con una galería de arte en el centro de Buenos Aires. Yo vivía en provincia, y viajaba a Capital, a Bellas Artes. Empecé a conocer colegas pintores, relacionándome, y en algún momento sentí que estaba sumergido en la plástica de Buenos Aires.

¿Qué te inspira cuando encarás una obra?

En general trabajo con series, pero con temas muy recurrentes, por ejemplo el tango, que lo tomo siempre como un medio de trabajo, una excusa para pintar. La inspiración puede venir de muchos lados, puede haber temas que trabajo durante un tiempo y después se pierden. Pero el tango, las mujeres, los mensajes urbanos de Buenos Aires, son recurrentes. Aparecen otros también, en pandemia aparecieron las tortugas que veíamos en el Riachuelo; hice una serie bastante grande de tortugas, y otra de Van Gogh también en pandemia. Uno lo analiza a medida que está trabajando, no hay algo en particular que me lleve a esa situación de creación por un laburo. Es por un tema, voy trabajando y aparecen cosas nuevas o no, pero uno no sabe cuándo será algo que le guste en lo particular. Pocas veces me guste lo que hago, y no porque esté más o menos inspirado. Es que uno tiene sus limitaciones y lo que manda es el tema o la excusa para pintar.

¿Cuál es tu vínculo con el tango?

Mi viejo escuchaba tango en las radios AM, antes en la radio y en la televisión lo común era que se escuchara tango. Ahora solamente se escucha en “La 2×4” o alguna otra radio exclusiva del tango. Pero en esa época cuando yo iba a la primaria, uno prendía la radio y podía escuchar Julio Sosa, era natural. Siempre me gustó y me pareció el tango una música que me relacionaba con los bares que yo pintaba. Eso me hacía frecuentar La Boca y terminé viviendo en ese barrio. Me iba a un bar con amigos, cerca de Pompeya, ahí por Parque Patricios, a un barrio llamado “El chino”, a escuchar tango. Después empecé a tomar clases para bailar, fue casual y me terminó gustando. Cuando uno baila tango empieza a conocer otras orquestas, y a escuchar la melodía de forma diferente. Orquestas que no sabía que existían. Y empezás a diferenciar estilos, el de Fresedo, el de D’Arienzo, de la época de oro del tango. Y uno empieza no solo a reconocer los cantantes sino también las distintas épocas de las orquestas. Eso me parece interesante para saberlo, porque es parte de la cultura que nos ha puesto en este camino del laburo de la pintura y demás.

¿Por qué preferís el formato grande?

El formato grande es la superficie donde uno puede pintar con todo el pueblo. Se necesitan pinceles más grandes, más pesados, y no solamente va a pintar con el brazo y la mente sino que va a utilizar las piernas para moverse y el torso. Entonces es un formato mucho más completo, la pintura se ejecuta de manera completa, con todo el cuerpo. La fuerza que podés ponerle a esa tela. Poder superarla composición de un lienzo grande creo que es uno de los verdaderos desafíos que uno tiene como pintor. Cuando pinta, uno tiene que saber qué es lo que ocurre en el otro vértice de la tela, y en el formato grande eso se aprovecha mucho más. Cuando uno trabaja en formato pequeño generalmente lo hace sentado y hay una cuestión más limitada. En el otro formato quizás se sienta más descontracturado.

Has viajado con tu arte por el país y el mundo. ¿Hay lugares que te hayan impactado por alguna razón particular?

No he viajado tanto por la Argentina con la pintura, sí en la provincia de Buenos Aires, Tucumán, pero más en Capital Federal. Viajé bastante a Europa, expuse en Italia, Francia, España y algunos otros sitios. Siempre viajaba con proyectos que tienen que ver con la pintura, para poder realizar algo. No hay un lugar que en particular me haya llamado la atención, aunque Barcelona, Viena o Mallorca son lugares que podría llegar a elegir para vivir. Lo importante de los viajes es también conocer culturalmente lo que pasa en el sitio, y lo que pasó, a través de museos y centros culturales. Lo mismo vincularse culturalmente con la pintura y el tango, ir a milonguear a sitios insólitos, que no se imaginaba en otro momento encontrarse el tango, en cualquier rincón del planeta. Es una suerte haberlo hecho, un elemento extra. Pero muy pocas veces me inspiraron o me dieron ganas de pintar en esos lugares.

¿En qué etapa de tu vida artística están hoy?

En la etapa de trabajo como pintor no tengo idea dónde estoy. Me parece que la pintura es una búsqueda constante, y que esa búsqueda tiene altos y bajos. Mucho tiene que ver en qué lugar estás viviendo, porque no es lo mismo que no puedas pagar un alquiler y un montón de situaciones socioeconómicas que puedan afectarte para desarrollar el trabajo. Ese análisis, creo, es posterior al momento que estás viviendo. Podría decir que los 90’ fue un momento mío de mucho crecimiento, pero no podría decirlo ahora porque es el momento presente que vivo, y no tengo idea de donde estoy parado.

¿Qué sueños te quedan por cumplir?

Con respecto a la pintura, volver a producir mucho más de lo que estoy produciendo ahora. Siempre tuve la certeza de que la producción es lo que a uno lo hace crecer, el oficio, el trabajo. Eso es lo que uno quiere que le ocurra, seguir produciendo para seguir teniendo oportunidades, que te pueden venir y hay que estar preparado para recibirlas. Después, podría ser viajar con la familia, conocer museos y lugares. Y por supuesto ir a tomar vino al Mediterráneo.

Reflexiones sobre la cultura, el arte, y la situación actual del país y el mundo

“Culturalmente veo que hay una cuestión muy efímera de todo lo que a uno le interesaba o le interesa, ahora termina siendo demasiado rápido. El otro día leí un título, de algún científico creo, no sé, que decía que estábamos perdiendo inteligencia. Es bastante apocalíptico en el sentido de que podría llegar a ser verdad. Culturalmente creo que todo esto de la rapidez, la inmediatez, de lo efímero, está llevando a una situación muy light de lo que uno puede llegar a mamar o interactuar con otras disciplinas. Pareciera que el cine no es lo que era, la lectura dejó de ser lo que era lectura, que los libros tal vez terminen siendo un objeto preciado de arte y no el fiel compañero de los bares y trenes donde uno mataba y disfrutaba el tiempo leyendo. Ahora todos conocemos a Borges por frases que parecen suyas en Instagram, pero pocos leen a Borges. Eso da una pauta de donde estamos pisando tal vez culturalmente.”

“El arte entendido como una expresión plástica no es ajeno a esto, allí donde podrían manifestarse cuestiones humanitarias grandes, no hay compromiso en lo que se produce. Hay un compromiso y una manifestación muy grande en el arte que tiene que ver con las grandes ferias de arte, pero no hay un compromiso más allá de algo muy light. Comparada la pandemia que hemos vivido, a como se han vivido las pandemias en siglos pasados, Brueghel o El Bosco, donde manifestaban realmente lo que estaba pasando con la humanidad. Creo que eso tiene que ver mucho con una falta de compromiso bastante fuerte, esa cuestión de lo más efímero, un poco levitando sin estar sólidamente plantado en alguna situación con la pintura. Una situación que nos lleve a algo mucho más comprometedor. Sin embargo creo que la pintura no necesariamente tiene q1ue expresar algo, y el compromiso no solamente tiene que ir por la manifestación o no. También tiene que ver con la manera en que se pinta, con la forma, y con la falta de compromiso de aprender de la pintura. No se quiere aprender a pintar, se quiere pintar sin saber composición, color… pero lo importante es hacer. Eso se ve a las claras, uno puede sacar un puñado de buenos pintores pero hay otros muchos que muestran que pintan… Soy muy crítico de eso, demasiado tal vez. No solamente es el compromiso que uno puede manifestar a través del cuadro, sino el de poder pintar bien un cuadro.”

“Respecto a la situación en general hay una crisis moral muy grande, que la estamos palpitando, sintiendo y sufriendo. No se tiene muy presente lo que significa culturalmente para el país toda la producción que se ha hecho acá, todas las manifestaciones. Y en el mundo parece que miramos que acá no interesa, pero capaz que allá tampoco. No es que porque uno cruce el charco lo van a estar esperando. La misma crisis que ocurre acá está ocurriendo en lugares que creemos que no pasa, y ahí pasa. La crisis moral, no sentir el compromiso con el laburo mismo. Y ante esta situación, dedicarse a la pintura en un país como Argentina y en algunos otros lugares más, es un milagro“.

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