La estrategia del Gobierno frente a la masiva movilización contra la condena a Cristina Kirchner fue la de bajarle el tono y evitar confrontar con el PJ.
Las voces y acciones del Ejecutivo buscaron no irritar ni cometer errores discursivos y dejar que el kirchnerismo haga su acto en Plaza de Mayo.
El primero referirse al tema fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el único funcionario que había venido hablando durante los últimos días. Dijo que “el sector de la población que apoya a Cristina Kirchner es del 25 por ciento, un sector minoritario”. Lo hizo con la clara intención de mostrar el deterioro del liderazgo de la exmandataria.
Por su parte, el vocero presidencial Manuel Adorni sostuvo que “la condena de Cristina Kirchner no mueve al gobierno a gastar ni medio segundo” y la ubicó como una dirigente del pasado, que representa la corrupción.
Con respecto a la estrategia electoral del oficialismo luego de la condena que inhabilita a la titular de PJ a ejercer cargos de por vida, Adorni afirmó: “Un opositor no nos marca nuestra agenda, ni nuestras cuestiones electorales. Nos da lo mismo tener enfrente a Cristina o a otro”.
Milei, por su parte, siguió el minuto a minuto de la movilización desde Olivos, mientras la mesa chica del Gobierno se reunió en Casa Rosada.