Se cumplen hoy 173 años del fallecimiento del general José de San Martín, máximo prócer nacional, cuyas campañas militares afianzaron la independencia argentina y emanciparon a Chile, Perú y Ecuador.
San Martín se exilió por su voluntad y murió semiolvidado en Francia en la tarde del 17 de agosto de 1850; en su testamento prohibió que se le rindieran honras fúnebres, pero expresó su deseo de que alguna vez su corazón “fuese sepultado en Buenos Aires”.
Figura de gran desprendimiento personal, el padre de la patria emprendió en San Lorenzo, Chacabuco, Cancha Rayada, Maipú, Santiago, Pisco, Huacho y Lima, una epopeya para libertar a Argentina, Chile y Perú, y contribuyó con parte de sus tropas en Cochabamba y Pichincha para emancipar a Ecuador.
Pero en su país no tuvieron eso en cuenta, y el Libertador enterado que su esposa, Remedios Escalada, estaba enferma, volvió a Buenos Aires en agosto de 1823 para encontrarla muerta y verse convertido por los unitarios en supuesto conspirador, lo que sin duda pesó en su decisión póstuma de destinar su sable a Juan Manuel de Rosas.
Desalentado, el 10 de febrero de 1824 decidió marcharse a Francia con su hija, Merceditas. No obstante, en 1827, al enterarse de la guerra entre Argentina y Brasil, se ofreció para luchar, pero no lo llamaron.
Murió en 1850 en Boulogne-sur-Mer, Francia, semi olvidado, pese al reconocimiento y los sus títulos de General de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Capitán General de la República de Chile y Generalísimo del Perú que lo habían distinguido por su extraordinaria campaña libertadora.