Desde su casa en Ecuador, Enrique nos cuenta de qué raíces nació su primer libro publicado, “Una loca de patio y otras historias”. Sin un aparente hilo conductor pero en realidad con absoluta coherencia, desgrana anécdotas, reflexiona sobre temas grandes y anticipa los objetivos primordiales de su obra.
“Soy un latino de sangre chilena con un carácter fuerte como el cobre, de donde nací el norte de Chile. Soy un hijo de la vida y un trotamundos del Universo. Fui un asesor musical por muchos años, me especialice en el Marketing Estratégico, he viajado mucho por Latinoamérica y mis viajes me enseñaron que tengo que dejar fluir la vida, que el pasado es pasado y vivir intensamente el presente, porque si vivo un buen presente, claro y transparente, voy a poder bosquejar un interesante futuro. Hoy soy un latino que vive en la mitad del mundo. Un soñador y un aspirante a escritor, gracias por leer esta nota en este prestigioso diario de Dolores Argentina”.
“No sé si es inspiración, soy un tipo con límites, y cuando hay límites te nace el estilo. Tuve que buscar un estilo propio, desde que empecé a trabajar en radio en 1984. Y fui anotando cosas. Yo siempre estoy escribiendo algo, anotando situaciones emocionales de la gente, de la sociedad. Y vi que “La loca de patio” existe, y hay gente que no es capaz de decirle nada para no ofenderla. Y uno no puede vivir castrado toda la vida, no puede vivir echando la basura bajo la alfombra todos los días. No sé si fue inspiración o una reacción social que a veces, creo, limita la familia, las sociedades, limita la mente. Y cuando la mente está limitada no puede crear, no puede crecer. Entonces, cuando veo a alguien sufrir teniendo la herramienta para decir “basta”, y no lo hace, creo que es mejor que me lean, y me digan cosas a mí, y abran un poco la mente. No estoy esperando que abran el corazón, que es el órgano más importante de nuestro cuerpo, el que tiene más trabajo. No le voy a dar más trabajo al corazón. Yo soy más razón. “
El dominio de la mente, la curiosidad y la profundidad de observación alumbran reflexiones como esta: “La gente tiene que darse las pausas necesarias en la vida para abrir su razón y ver su carta de navegación, ¿cómo estoy yendo?, ¿vienen mareas más adelante?, las esquivo… qué se yo. Pero nuestras sociedades hoy día están tan limitadas. Creo que la tecnología ha limitado la racionalización y ha incrementado más las emociones. Este libro nace por un poco de todo.”
¿Es una experiencia nueva presentar un libro?
Sí claro, una experiencia nueva para mí. No pretendo ser escritor, soy aspirante a escritor. Muchas amigas de mi mujer, mucha gente me ha escrito a mi correo, contándome que le gustó esto o aquello del libro. No busco que guste 100%, pero con mucho respeto lo digo, me interesa que lo lea la gente capaz de reflexionar, de caer en un equilibrio, de saber lo que es lealtad, de saber que calumniar es un castigo que se hace uno mismo sin tener las pruebas tangentes para poder defender esa lucha que está iniciando, porque a veces puede hacer daño. También hablo de la Iglesia Católica Apostólica Romana que nace en el Concilio de Nicea en el año 325, en el siglo IV. No busqué nada en libros, todo salió de mi cabeza, soy muy soñador, creativo, un loco/cuerdo, y quiero permanecer así.
¿Qué siente al tener el libro físico en sus manos?
Una gran emoción. Hay cosas que no se pueden explicar en la vida. Lo agradecido que estoy, de tener una compañera hace 8 años aquí en Ecuador, mi esposa, y Ana Cristina fue la que me empujó a sacar el libro. Uno siempre necesita de aliados, de compañerismo. Me atreví a sacarlo, y la editorial respetó que no hubiera cambios. Una me pidió que sacara algo que le parecía “fuerte”, y le dije “bueno no lo saques”. No sería yo entonces. Soy muy fiel a la gente que quiero, que respeto, y muy leal a mí, porque si no entiendo mi “yo” no voy a entender otros individuos en mi vida. Cuando recibo este libro fisco me dio una emoción, pero no me volví loco, no fue como cuando nació Piera, mi primera hija. También he criado un niño desde los 2 años y medio que ahora tiene 10, José Ignacio, y tampoco me pongo en el papel de padrastro, no me gustan los títulos, me gustan los hechos. Hay gente que ha llamado para preguntar “¿escribiste sobre mí?”… Y al que le quepa el sayo que se lo coloque, eso es lo que le pasa a la gente insegura, empiezan a leer y se imaginan que son “la loca de patio”.
¿Qué podemos esperar del libro?
Creo que este libro va a abrir mentes, va a abrir comentarios, y lo que me encanta a mí, polémicas consensuadas. Me gusta la polémica cuando hay equilibrio y racionalización. Hoy día mucha gente por miedo a su religión, su sociedad, su ghetto, no son capaces de ser libres, decir lo que sienten y hacer lo que quieren hacer. Sin llegar a los extremos. A la gente le gusta ser auténtica. No estoy diciendo que yo lo sea, pero soy como soy, y me encanta. Busco dos horas todos los días estar solo, fumar mi pipa sin aspirarla, tengo una colección de sombreros, me pongo a mirar eso y cualquier cosa de esta casa, y pienso.
Para contar como los años le otorgaron “flexibilidad”, nuestro autor utiliza un ejemplo familiar que bien podría ser parte de un libro que genere apertura de mentes y polémicas consensuadas: “Nunca en 62 años había tenido una mascota, no me gustan los animales. Pero me voy dando cuenta que el nene quería una mascota, un perro, y a mi mujer le encantan los perros. Y trajimos una perrita a casa, se llama Watson, porque me encanta Sherlock Holmes. Y están felices. ¿Qué me quiere decir esto en la vida? Que uno tiene que ser a veces flexible. Y yo me llevo bien con Watson, ella me respeta, me mira, avisa sus necesidades. Y sé que también la vida me la puso en el camino. Porque cuando fuimos a buscarla con mi mujer a un refugio de perros para adoptar, el que la elegí fui yo, porque ella me miró a mí… y a mí algo me pasó, más que el libro, me dieron ganas de llorar cuando la miré. Y le dije a la perra “te vas conmigo, yo te voy a llevar conmigo”. La vida me ha enseñado a ser flexible, pero no cambiar la profundidad de mis fundamentos y de mi persona. “
¿Hay presentaciones?
Lo presento a editoriales que me están llamando, de México, de Lima, en Perú, y dos editoriales de acá. Tuve oportunidad de vivir cinco años en México, en Guadalajara. Creo que “la loca de patio” va a dar mucho que hablar. Espero que no sea mi primer libro ni el último, escribo todos los días.
La loca de patio nada expresa al azar. Todo es vivencia, todo son acontecimientos filtrados y procesados por una mente poderosa y fiel a sí misma: “Hablo de la toxicidad que a veces tienen los padres con los hijos o los hijos con los padres. De qué es religión y qué es espiritualidad, sin tener hoy día ninguna deidad a quien rendirle pleitesía. Y eso que cuando era joven con mi madre, que ya no está, iba tres veces al día a misa. Para fundamentar esto de no tener una deidad, es porque estudié teología, sociología, me fui formando, estudié la historia de la iglesia católica. Por eso cada opinión que hay en mi libro es muy racionalizada, nada está escrito a lo loco, y está escrito con mi fuerza, mi energía, y decirle a la gente “basta”. En una entrevista radial que me hicieron hace poco dije “mira que te mira la vida, mira que te está mirando, mira que te vas a morir, pero no sabes cuándo”… Entonces la vida a ti te llama a vivir el presente, como dijo Hemingway, “estréchate y aférrate a la vida extremadamente, y vívela”.
Para definir cabalmente a Enrique Avilez, habría que presentarlo fumando su pipa con su propio estilo, quizás luciendo algún sombrero de su colección, y diciendo firme y vigorosamente estas palabras con las que cerró esta entrevista: “Mucha gente dice que la soledad es mala, pero la soledad es buena para poder equilibrar, pensar, para encontrar la flexibilidad.”
Correo: enrique.w.avilez@gmail.com