Ayer, con motivo de la presentación de la nueva Ford Ranger, estuvo en Dolores el impulsor del proyecto “La Chata Solidaria”, Jerónimo Chemes.
Con el charlamos sobre su presencia en el evento y sobre la actualizad de la ONG que lleva adelante importantes acciones solidarias en el Impenetrable Chaqueño.
¿Cómo se dio la amistad con la familia Pinasco?
La relación fue creciendo de a poco. Ford Argentina nos apoya oficialmente desde el año 2016 prestándonos camionetas Ford Ranger para llegar al “Impenetrable” en el Chaco y desarrollar las acciones que empezamos en 2008 con nuestros propios vehículos, que también eran Ford, modelos F100 y F250. A partir de 2016 usamos las Rangers que nos presta Pacheco, y a raíz de esto varios Concesionarios de la red -he tenido la oportunidad de conocer a los propietarios– nos apoyan, incluso el Consejo Consultivo Concesionario Ford apoya también los proyectos de “La Chata Solidaria”. Las circunstancias económicas son muy difíciles, sin embargo ninguno de nuestros proyectos se detuvo y están todos en ejecución.
¿Se han detenido alguna vez?
Desde 2008 hasta ahora hemos tenido crisis de todo tipo en Argentina, pero nunca jamás dejamos de ir y de cumplir los objetivos. Ni en pandemia Fase 1, con todo cerrado, dejamos de viajar. Había autorizaciones para circular y nosotros teníamos una carpeta llena, fuimos con tres camionetas a llevar alimento cuando habían cerrado las Escuelas. El que tomó esa decisión nunca en su vida fue a una Escuela Rural; si vos cerras una Escuela Rural en el Impenetrable los chicos no comen, porque ahí la Escuela no educa sino que es el hogar. Nosotros conseguimos autorizaciones, fuimos y volvimos en tres camionetas y no podíamos entrar a los pueblos. Vivimos en las camionetas cuatro días literalmente, sentados. Para cargar gasoil no podíamos entrar a los pueblos, sino que lo hacíamos en las estaciones al costado de la ruta. Y para entrar a cargar nos escoltaba la Policía armada, como si fuéramos delincuentes. Para pagar pasábamos la tarjeta por una hendija. Así vivimos 4 días, y sin embargo no dejamos de ir, ese es el compromiso que tenemos.
¿Cómo se generó este Proyecto?
Por una cuestión personal, cuando murió mi madre, que vivía en Australia, tras una enfermedad muy larga, un cáncer. Decidí que con todo ese dolor tenía que hacer algo bueno. Sin pensar en fundar la ONG, me fui por primera vez solo al Impenetrable en una F100 modelo 74’. No sabía ni donde quedaba, fui hasta Resistencia y le pregunté a un amigo que vive ahí, que me dijo “vos estás loco”. Cuando me metí empecé a ver la realidad del lugar. Quería ver todo de primera mano, nada de intermediarios porque si no en Argentina siempre que hay intermediarios algo se pierde. Cuando empezás a tener contacto con la gente en sus casas, en sus propios ranchos que son de adobe, como en la época de la Colonia, es un viaje en el tiempo… ahí realmente me di cuenta. Fue un viaje tremendo y estaba solo. Cuando regresé tres días después a Buenos Aires me costaba muchísimo dormir, porque al abrir la puerta y ver luz me decía “soy rico”. Tenía baño. Una locura, veía a mis hijas durmiendo calentitas en su cama y me decía “yo soy rico”, no importa cuánto dinero pueda tener, pero tengo estas comodidades.
¿Recuerda el primer contacto con una familia en el Impenetrable?
Sí. Fue increíble. Iba con mucha expectativa personal, y si bien hablamos castellano, cuando hablás a una velocidad normal a ellos les cuesta entenderte. Y no existía un señor que venía de afuera y les quería regalar algo, cuando eso sucede generalmente les piden algo a cambio, el sistema lamentablemente funciona así. Logré hacerme entender, pero cuando me subí a la camioneta me puse a llorar, porque había estado en el rancho de esa familia y me di cuenta que yo tenía que cambiar, adaptarme a la realidad en que estaba. Y a partir de ahí, los otros dos días que estuve, fue mucho más fluida la comunicación. Pero cada vez que iba y escuchaba a alguien en su propia casa, no es que hablen mucho pero te dicen “pase, venga, siéntese”. Y no hay lugar a donde pasar, te sentás en un tronco de árbol, en la entrada del rancho, y literalmente no tiene nada, les dejás un paquete de yerba y por ahí se largan a llorar, “cuánto hace que no tomo mate”. Y el problema es que no tienen agua, y hay que dejar agua también.
De regreso en Buenos Aires me di cuenta de tres cosas: Dios me había cuidado, porque no entiendo cómo volví; tenía que tener la capacidad de organizar algo que sirviera para mejorar la vida de la gente en el Impenetrable; y la tercera, solo no se puede. Sin quererlo empecé a organizar las cosas, en 2009 fui con un amigo, en 2010 fui con dos amigos y dos vehículos, y hoy somos la ONG que más obras construyó en el Impenetrable sin parar desde 2010 que hicimos la primera, hasta ahora.
¿Cómo fue convencer a amigos que lo siguieran?
Cuando empecé no había internet en el teléfono como hoy ni la repercusión con los mails, era contar la historia con tu círculo íntimo. Siempre fui Entrenador de Rugby de mi equipo, soy ex jugador de CUBA (Club Universitario de Buenos Aires), y primero se lo contaba a mis amigos. Logré que uno me crea y al año siguiente fui en la misma camioneta pero éramos dos y yo ya conocía, había llevado una pala por ejemplo, y elementos que la primera vez ni se me habían ocurrido, un auxilio. La camioneta aguantó porque estas camionetas son extraordinarias. Mi amigo empezó a replicar hasta que en 2016 habíamos crecido de tal manera que decidimos formar la ONG. Ahí fue donde Ford Argentina fue la única empresa que se animó a prestarnos las camionetas.
Con todo lo que eso implica.
Sí, y es muy importante decir esto. Lo que hacemos, el nivel de golpe y exigencia que les pegamos, es brutal. Las camionetas se pueden romper porque no es un uso racional. Hemos hecho 800 kilómetros de barro sin parar, es ida y vuelta de Capital a Mar del Plata por la banquina con el barro hasta la rodilla, con exigencia brutal. Ford se arriesgó, y más allá de algún espejo que voló, los barreros, chapones de abajo que hemos cambiado varios, camioneta no se rompió ninguna.
¿Qué es lo que necesita más la gente hoy allá?
El Impenetrable es un viaje en el tiempo, la gente vive como en otro siglo. Empezamos ayudando individuos, pero nos dimos cuenta de que es imposible, porque no hay forma de abarcar a todas las personas, es un lugar muy grande. Entonces decidimos ayudar y realizar obras para las comunidades, Jardines de Infantes por ejemplo. El año pasado construimos una Escuela de 300 m2 con el eslogan “Calidad de hijo”, en seis meses lo construimos. Todo se hace para que una comunidad mejore. De esa manera hacemos foco en los chicos que son los que pueden tener un mejor futuro, los adultos lamentablemente ya están jugados. Esos lugares donde vamos construyendo, los sostenemos. Hemos puesto agua, con una bomba a energía solar, para un Paraje de 300 personas. Hoy hay tres huertas y la gente está cultivando verduras que no sabían ni que podían cultivar. Pero para eso hubo que poner agua. La bomba tuvo que ser solar, la donó una empresa danesa, porque es carísima. Es fundamental porque si colocás una bomba sumergible no tienen nafta para hacerla funcionar, no tienen luz tampoco. A partir de ahí no solo tienen agua -para nosotros es normal pero ahí la gente vive sin agua– sino que empezaron a tener huertas, hay una de 80 metros de largo, les llevamos semillas y una persona que sabía. Hay un cambio en la Comunidad, por eso vamos a comunidades y no a personas.
¿Por qué el lema “Calidad de hijo”?
Hay dos pilares fundamentales, uno es “Calidad de hijo”, una frase que se me ocurrió hace años y que nos rige a todos los que participamos de la ONG. Todo lo que hacemos es como si fueran a recibirlos nuestros propios hijos, si doy zapatillas son como las que le daría a mi hijo para ponérselas. Yo no le daría ni una zapatilla ni un juguete roto a mi hijo, entonces lo que le doy a la gente es lo que le daría a mi hijo. Cuando hacemos una obra allá, no la vamos a hacer de madera para sacarle una foto, voy a hacer un lugar donde mandaría a mi hijo, obviamente sin lujos porque la Escuela va a estar en medio de la nada, no tienen energía, por eso tuvimos que poner paneles solares con baterías de litio y un sistema carísimo, pero con lo mejor que se puede. La semana pasada fuimos a festejar el Día del Niño junto a un Colegio muy caro de Buenos Aires, de Zona Norte, que durante tres meses preparó juegos para toda la Comunidad.
¿Se quedaron a dormir ahí?
Nos quedamos a dormir en una Escuela que hicimos nosotros porque es Escuela/Albergue, no solamente dan clases sino que los chicos viven, hay comedor para 50 personas, dormitorios para varones, para nenas, con agua caliente, calefones solares de YPF Solar. O sea que el agua caliente no gasta recurso, los chicos se bañan con agua caliente en invierno, lo mismo los Profesores que tienen un módulo con baños para adultos. Los chicos del Colegio Lerning y mi propio hijo me dijeron “esto es mejor que mi Escuela”. Y efectivamente tienen un nivel que si vos las sacás del lugar donde está y la ponés en la provincia de Buenos Aires, es perfectamente una Escuela hecha por el estado. Y lo más importante, no tenemos ayuda del Estado, ni un peso de los impuestos de la gente. No nos dan nada ni queremos que lo hagan; todo esto está hecho con gente que pone dinero en nuestra Cuenta Corriente, empresas que nos ayudan como Ford, Pirelli e YPF, que no nos dan dinero pero sí productos, que es importante: camionetas, neumáticos, combustible, gran parte del combustible YPF nos apoya. Y empresas como la Familia Pinasco. Es dinero de gente privada.
Y el apoyo que ustedes dan a las comunidades, sobre todo a los chicos.
Cuando con el equipo decidimos donde hacer la Escuela, recorremos 100 Km a la redonda para reunir al Paraje, y yo les hacía la pregunta “¿qué sueñan para sus hijos?”. Y la gente está rota, tienen 50 años y desde los 15 viven hachando, están rotos, y no podían soñar, no podían pensar qué podía ser mejor para sus hijos. Yo les dije “pueden estudiar”. Y un señor con los ojos llenos de lágrimas me dije “yo deseo para él un trabajo en la sombra”. No pude contener las lágrimas y le dije “quédese tranquilo que voy a hacer un lugar donde su hijo pueda estudiar”. La Escuela que hicimos tiene piso de granito, baños con inodoro, agua, todo para los chicos. El aula tiene televisión conectada con Direct TV, wi fi vía satélite, toda la energía es renovable, no se usa la de red porque es solar. Las aberturas son de PVC con doble vidriado, con vidrio laminado, por si se rompe el vidrio que no se corte un nene, ya que el Hospital queda a 100 Km. Todo el sistema de desagüe está hecho hacia un pozo, vamos ahora hacia un tratamiento de residuos, porque los chicos comen y los generan. De primer nivel. Los dormitorios tienen duchas con agua fría y caliente para varones y para mujeres. Hicimos un lugar donde cualquiera de nosotros mandaría nuestro hijo.
¿Qué significan para ustedes las camionetas?
Son una herramienta. Si no tengo con qué llegar no tengo con qué hacerlo. Imaginen que los materiales que donaron en Buenos Aires los transportó una empresa, Ibarra Transportes, que nos lo puso en el pueblo. Eran dos semis, 70 toneladas. Del pueblo al Colegio hay 100 kilómetros, ¿cómo entraron esas 70 toneladas de material? En las Rangers, de a 2 mil kilos, dos toneladas cada camioneta, por el pozo, el barro, lo que sea. Porque hay que llegar, no podemos esperar dos semanas a que seque, el presupuesto es muy justo, no tenemos para quedarnos una semana en el hotel. Y lo hemos logrado. Estamos yendo una vez por mes, más tres provincias más que estamos atendiendo, y en diciembre pasado, como había prometido que iba a terminar antes de Navidad, la terminamos el 23 de diciembre, viajé una vez por semana a Chaco, cada viaje 4300 kilómetros. O sea, llegaba, estaba dos días en casa con mi hijo, mi familia, regresaba, estaba tres días allá, volvía, y así. Tuve un equipo viviendo en medio de la selva en un tráiler durante casi cuatro meses.
Quienes deseen realizar donaciones o interesarse mas sobre lo que hace esta ONG, pueden encontrar información en Redes Sociales: La Chata Solidaria
Para más información escribir a: info@lachatasolidaria.org.ar