La discusión quedó instalada y, aunque parecía imposible, oficialismo y oposición llegaron a una coincidencia: reformar la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, fundamentalmente, con la transformación de la Legislatura en unicameral.
La última vez que se modificó la Carta Magna provincial fue hace casi 30 años, en 1994, pero quedaron pendientes cuestiones clave -como la autonomía municipal- y actualizaciones que responden a un ingreso al siglo XXI en casi todas las áreas como género o ambiente.
Para el abogado Julián Portela, profesor de Derecho Constitucional en la UNLP y director del seminario del Sistema Constitucional bonaerense, la vigente es una Constitución que «tiene muchos defectos porque no fue preparada». A su criterio, de aquella reforma nacieron «algunas cosas buenas, pero varias malas».
A diferencia de la Nación, la Provincia cuenta con dos caminos para reformar la Constitución: llamar a convención constituyente, método que podría demandar hasta dos años; o por enmienda, que requiere de un plebiscito que se llevaría adelante en las elecciones, por lo que dependerá de qué tanta celeridad de le dé al tema.
Para el especialista en materia constitucional, de encarar este proceso, la Provincia requiere de la puesta en funciones de un tribunal social de responsabilidad política. ¿Por qué? Según recordó, en 1994 los convencionales eran legisladores, «no cambiaron el chip, siguieron repitiendo sarasa legislativa con la diferencia de que cruzaron la plaza de la Legislatura al Pasaje Dardo Rocha».
Por eso, pese a que tanto el gobernador y candidato a la reelección, Axel Kicillof, como su principal competidor, Néstor Grindetti, coincidieron en empezar a pensar una reforma, el especialista Portela aseguró que es clave como primer paso que haya un debate público de aspirantes a la Gobernación, así como lo hay a nivel nacional, para iniciar la discusión.
La discusión de la unicameralidad de la Legislatura entró en agenda en los últimos días, acompañado de una demanda de Kicillof de renovar el financiamiento de los partidos políticos y las exigencias de la oposición de cumplir con la autonomía municipal.
«Desde lo científico, considero que está bien tener el sistema bicameral porque esta es la provincia más extensa, entonces necesitamos que se diferencien las Cámaras. Van a mencionar a Córdoba, que es un mal ejemplo, porque tiene problemas de ferealismo interno; entonces para nosotros no es lo mismo lo que aporta alguien de Trenque Lauquen o alguien de Lomas de Zamora; necesitamos que las agendas sean distintas; el problema es la caja y que no haya ningún tipo de auditoría», sentenció.
Con una Legislatura unicameral, «lo que se lograría es tener menor representación legislativa», sentenció Portela, quien aseguró que «no debe ser tomado a la ligera porque la clave no es tener menos legisladores, sino que las segundas líneas sigan nombrando gente a discreción y usando la caja sin control»; informó Infocielo.