La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó ayer que la ex presidenta Cristina Kirchner deberá seguir siendo investigada en la causa llamada la “Ruta del dinero K”, en la que el máximo tribunal ratificó las condenas por lavado de dinero contra el empresario Lázaro Baéz y otros acusados.
El máximo tribunal rechazó una apelación que la defensa de Cristina Kirchner presentó contra los fallos de la Cámara Federal y de la Cámara Federal de Casación Penal que revocaron su sobreseimiento en la causa, y que aceptó como querellante en el expediente a la asociación civil “Bases Republicanas”.
Los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti consideraron que la apelación de Cristina Kirchner no se hizo contra una sentencia definitiva.
Por otra parte, el máximo tribunal también rechazó otras presentaciones de la ex jefa de Estado en el mismo expediente. Se trata de las recusaciones que inició contra los jueces de la Cámara Federal Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens y el de la Cámara Federal de Casación Penal Gustavo Hornos para que se aparten del expediente.
Los tres integrantes de la Corte Suprema rechazaron esos planteos porque tampoco se dirigían contra una sentencia definitiva.
La causa es el expediente conocido como la “Ruta del dinero K” por el lavado de dinero de 55 millones de dólares por parte de Báez. El empresario y otros acusados fueron enviados a juicio oral por el juez federal Sebastián Casanello y por el fiscal federal Guillermo Marijuán en el que fueron condenados.
Pero una parte de la causa quedó bajo investigación. Es la que involucraba a Cristina Kirchner para determinar si ese dinero era suyo.
El fiscal Marijuán pidió en mayo del 2023 el sobreseimiento de Cristina Kirchner al entender que, tras una década de medidas, no se había podido acreditar su vinculación con ese lavado de dinero, más allá de la certeza de ”la estrecha y directa relación personal entre Cristina Elisabet Fernández y Lázaro Antonio Báez”.
El juez Casanello aceptó el planteo y sobreseyó a la ex presidente. Pero en la causa se presentó la ONG Bases Republicanas y pidió ser parte de la causa, para sostener que “Lázaro Báez y su grupo actuaron como testaferros por cuenta y orden de Néstor y Cristina Kirchner”. El magistrado rechazó que fueran querellantes en esta instancia del proceso, pero la Cámara Federal lo habilitó y mandó a revocar el sobreseimiento de la ex vicepresidenta. Marijuan debió volver a pronunciarse y ratificó el pedido.
El expediente tiene dos medidas de prueba en curso importantes. Una es que la Cámara Federal aceptó un planteó de Bases Republicanas para que se analice como prueba del expediente un audio en el que Baéz hace referencia a que su dinero era de alguien de “arriba”.
“Más allá de lo que pueda definirse después sobre el fondo, entiendo que en este contexto la vía de revisión debe ser habilitada, para que se dé trámite al recurso y se escuche en audiencia los argumentos de los litigantes”, resolvió la Cámara sobre la prueba solicitada.
La segunda prueba es un estudio contable que ordenó el juez Casanello en febrero pasado para determinar si los fondos que Báez reingresó a sus empresas desde Suiza pudieron haber tenido como destino final a Cristina Kirchner, a sus familiares o allegados a sus empresas.
** Continuación de la entrevista publicada ayer.
En la publicación anterior, el Cnel. Esteban Vilgré Lamadrid relataba cómo en abril de 1982 fue incorporado al Regimiento de Infantería Mecanizada 6 de Mercedes, y decía: “Nos dijeron que posiblemente íbamos a ir a cubrir un sector de la frontera, pues Chile se había movilizado. No solo no se había declarado neutral, sino que se había movilizado. Salimos en avión un 12 de abril, bajamos en Río Gallegos, todo oscuro, obviamente. Y ahí, en un avión más chico, fuimos a algún lugar que era todo secreto, supuestamente en la cordillera. Veníamos todos sentados en el piso del avión. De repente, veo que por las ventanillas se veían unas luces. Me paro, miro por la ventanilla y veo una avenida, parecía un lago, agua muy calma y luces de toda la ciudad, farolas de calle. ¿Qué ciudad tenemos tan al sur?, me pregunté. Aterriza el avión, abren la escalerilla y el piloto dice que para él ha sido un honor traer a Malvinas a los soldados que iban a defender la patria. “Bienvenidos al aeropuerto de Puerto Stanley” dijo. Ahí me salió la emoción a borbotones, no lo podía creer, estaba en Malvinas. Era mi sueño, estaba en el lugar donde quería cumplirlo.
Esto me pasó muchas veces. Por eso siempre le digo a la gente que esté atenta a las causalidades. Las causalidades a veces vienen en forma negativa, que puede parecer lo contrario a lo que uno quiere lograr. Y Dios tiene caminos que uno no conoce; por ahí te quedaste o te rendiste porque no entendiste que el secreto estaba en seguir.
Sí, bueno, se me había cumplido el sueño. Yo, el 13 de abril a la madrugada, ya estaba en Malvinas.”
No. Primero estuvimos unos días en un viejo búnker de la Segunda Guerra Mundial, pegado a la bahía y muy cerca del aeropuerto -el que hoy se conoce como el aeropuerto viejo-. Después nos trasladaron a unas posiciones frente al mar, donde debíamos enfrentar un posible desembarco de los ingleses.
Más adelante, a mi compañía la eligieron como reserva aerotransportada: era una compañía capaz de movilizarse en helicóptero a cualquier lugar donde se necesitara un refuerzo. Nos mandaron a Moody Brook, donde estaba el viejo cuartel de los infantes de marina británicos, al final de la bahía de Puerto Argentino, entre los montes Wireless Ridge y Tumbledown.
Ahí hicimos entrenamiento, lo que me permitió conocer a mis soldados. Un día se produce el conflicto en las Georgias y nos informan que vamos a cubrir un lugar que protege la avenida de aproximación a la ciudad: el Monte Dos Hermanas. Esa fue mi última posición. Ahí, con mi Sección, estuvimos en el primer combate la noche del 11 al 12 de junio del ’82, frente al Comando 45 de Infantes de Marina británicos.
El 12 de junio nos replegamos, cruzamos el valle y fuimos a Tumbledown, donde participé del penúltimo movimiento de la guerra: el contraataque en el callejón que tiene la cumbre del monte. Y luego vino el último desplazamiento, cuando nos replegamos y abrimos fuego sobre Wireless Ridge para permitir que los argentinos que estaban del otro lado de la bahía pudieran retirarse.
La verdad es que nosotros nos enamoramos de ese suelo. Aprendimos, por sobre todo, a sentirlo nuestro. Era nuestro reino, nuestro feudo.
Los flashbacks los tuve únicamente cuando volví de la guerra. Dormía más cómodo debajo de la cama que arriba, pero me daba vergüenza. La cama me daba mucho calor, era demasiado blanda. Entonces, cuando nadie me veía, agarraba la almohada y me metía debajo de la cama. Dormía profundamente, como con ese estado de alerta que tiene la psiquis del soldado en combate.
Tenía flashbacks mientras dormía: explosiones, disparos, los caídos… me despertaba, seguía durmiendo. Si sentía pasos, me levantaba rápido y subía a la cama, después me volvía a meter abajo. Eso me duró un par de semanas. Los flashbacks también. Pero sueños relacionados con la guerra, no. No tuve, nunca.
Sí tengo, obviamente, detonantes que me traen recuerdos: olores, colores, paisajes, sonidos… eso sí tengo mucho y muy seguido. Malvinas es algo muy fuerte, y te marca muy fuerte.
Yo creo que la relación tiene que ver con la personalidad de uno. Siempre digo que tengo la suerte de haber nacido en Dolores. Fui a la guerra con todos soldados paisanos de la provincia de Buenos Aires: de Navarro, Lobos, Areco, Chivilcoy, Suipacha… pueblos muy, muy dolorenses. Los pueblos de la provincia son parecidos; las personalidades, casi iguales.
Muchos de mis soldados eran peones rurales. Todos compartíamos esa personalidad gaucha, que a mí me permitió acercarme a ellos, que me conocieran y yo conocerlos rápido. No importaban los apellidos: eran como la gente que yo conocía en Dolores, de alguna manera.
Y además, sumé algo: traté de tener siempre transparencia en el trato. No me gusta mentir ni ocultarme. Creo en la transparencia. Que la gente te conozca tal cual sos, siendo Jefe de Infantería, para que tus subalternos te quieran incluso conociendo tus defectos.
Un soldado de infantería quiere transparencia. Por eso hablaba de las personalidades. Yo siempre fui muy paisano, muy campechano, muy de que vos hagas las cosas convencido y no porque te lo ordenan. Porque cuando hacés algo convencido, lo hacés con el corazón. No por cumplir una orden, sino porque sentís que tenés que hacerlo.
Siempre trabajé mucho en el convencimiento. Por eso la infantería es mi arma. Con esa transparencia y con la inocencia que te da la juventud, logré que ellos me conocieran y me quisieran, incluso que se divirtieran con muchas cosas de mi personalidad.
Tengo algo: difícilmente transmito mis angustias o preocupaciones con mis actitudes o palabras. Entonces, ellos me veían tranquilo, bromeando, pero también muy responsable. Si recibía una encomienda, la repartía con todos. Si me daban cigarrillos, los repartía entre los 47 que integraban la compañía, incluso con los que no fumaban, para que los cambiaran por algo de su ración. Pequeños detalles de justicia.
Cada uno pone su personalidad. Creo que la mía se adaptaba a la infantería. Y además, me dio muy buenos resultados en combate y en operaciones. Eso se trabaja antes del combate. Lo que tenés que lograr es que, aun en la soledad, sepas que tu jefe está. Aunque no lo veas. Y vos, como jefe, aunque no los veas, sabés que tus soldados están. Porque lo que empuja es el corazón, no el miedo al jefe.
Horroroso. Te acostumbras a dormir, comer, bromear en medio del horror y de las explosiones. Te acostumbras a no caminar erguido, sino gateando. Estás en medio del infierno, y sabés que te van a llamar para contraatacar.
Obviamente, hubo jefes malos. Como hay padres malos, maestros malos, curas malos, rabinos malos. Hay padres abusadores, curas abusadores, rabinos abusadores.
En Malvinas hubo jefes malos, sí. Pero también hubo muchísimos jefes buenos. También hubo soldados malos, pero la gran mayoría fueron buenos. Es parte del ser humano.
Los jefes son tantos como personalidades existen. Por eso el secreto está en encontrar la propia personalidad y no simular, no tratar de ser lo que uno no es. Esa transparencia es la que hace que te respeten. Eso pasa hasta con nuestros hijos.
Y a los que dicen ser jefes militares, siempre les digo lo mismo: “Vos pensá si a tu hijo le darías esa orden. Si no se la darías, no la des”.
Uf… La mayoría sintió alivio, pero también un enorme dolor, porque el sacrificio fue muy grande. Yo recuerdo la rendición como algo muy traumático. La verdad, no daba más, estaba agotado, pero no concebía volver sin honor, sin haberlo dado todo. Posiblemente eso era morir en combate.
Tenía esa carga de no poder mirar a mi papá a la cara si no había hecho lo que tenía que hacer, lo que yo sentía que él pensaba que debía hacer. Papá, en realidad, solo quería que volviera vivo. Pero en casa se hablaba mucho del honor, de la patria, de la bandera. Yo sentía que, para papá, su hijo debía defender la patria, y eso era volver con la frente alta… o volver en un cajón.
Sí, estaba muy cansado, y esa última noche di lo que me quedaba. Ya no me quedaba más.
Después de ese enorme combate, y de escuchar los gritos de mis heridos, replegamos con apenas el 10% de los soldados con los que había llegado al combate. Estábamos entrando a Puerto Argentino. Había tenido mis últimos dos muertos, y de repente se produjo un silencio que lastimaba los oídos. Empecé a sentir el sonido del viento, de las gaviotas, del aire… porque el aire, con las explosiones, se mueve.
Realmente me sentí un perdedor. Lo primero que pensé fue cómo iba a mirar a papá a la cara. Miraba el monte, que todavía humeaba. Sabía que había soldados míos heridos, que había muertos, tal vez prisioneros. Fui con 46, volví con 12. ¿Dónde estaban los demás?
Sentí una gran desilusión, una tristeza enorme, y una vergüenza tremenda. Todo ese día seguí con esa sensación espantosa de derrota. Me alejé de mis soldados durante el ingreso a Puerto Argentino. No quería mirar a nadie. Tenía mucha vergüenza.
Esa noche, cuando estuvimos prisioneros -la primera vez que dormíamos bajo techo-, me senté en la parte más sombría del galpón, lejos de mis soldados, que seguramente me necesitaban. Cada tanto entraba un oficial y leía la lista de los soldados que faltaban. Eran todos de mi Sección. Eso me daba aún más vergüenza.
Entendía que venía del combate contra el grueso del ataque inglés, pero me sentía un inútil. Sentía que al único que se le habían muerto soldados era a mí. Así que no hablaba con nadie.
En un momento veo que se acerca un grupo de soldados míos. Pensé: me vienen a pegar, están enojados conmigo. De repente, uno me dice que me pare. Ahí me doy cuenta de que tenía muy hinchados los tobillos, las rodillas; me costaba mucho levantarme. Cuando me puse de pie, me abrazaron. Me dijeron: «Feliz cumpleaños, mi subteniente».
Fue el primer momento en que me permití llorar. Me permití pedirles perdón. Y ellos eran los que consolaban a su jefe, diciéndole que estaban contentos de haber peleado conmigo.
Fue espantosa. Pero esa fue mi primera sensación, y después se convirtió en mi motor.
A partir de ahí decidí que, si alguna vez había otra guerra, los que murieran por la patria fueran los del otro lado, no los míos. Para eso, yo debía tener la mejor Sección, la mejor Compañía, el mejor curso. Siempre quise que los míos fueran los mejores.
Ese 14 de junio fue una sensación de derrota. El alto el fuego fue lo peor que me pasó en la vida. Una mochila muy pesada para cargar.
La guerra es un fenómeno particular donde conocés lo peor del ser humano, pero también lo mejor. La guerra tiene códigos de conducta muy marcados, si sos un profesional. Suena muy loco, ¿no? Pero vos sabés que el tipo que te tiró para matarte y te dejó herido posiblemente sea el primero en correr para salvarte la vida. Y hasta puede dar su propia sangre para que vos te salves.
Y es literal. Yo lo he visto, lo he vivido. Mis soldados heridos fueron atendidos por soldados británicos de infantería. Y cuando hubo evacuación en helicóptero en el lugar de reunión de heridos, se los evacuaba por gravedad, no por bandera.
Cuando volvimos, nos sacaron nuestras armas, nos sacaron el uniforme que nos identificaba. Llegamos como perdedores. Nos quitaron todo eso y nos mandaron a casa. Nos devolvieron a una sociedad que tiene reglas muy distintas a las de la guerra.
Entonces, muchas veces, el soldado extraña la guerra. Pero no extraña el horror, extraña esa sensación de reglas claras. Las reglas del soldado no son las de la selva. Es increíble, pero es así.
Los primeros años fueron muy duros. Trabajé mucho en la salud mental de los veteranos, como forma de devolverle a mis soldados lo que dieron, para ayudarlos a espantar los fantasmas de la guerra. Y puedo afirmar, sin ninguna duda -porque lo dicen los que saben- que la posguerra fue peor que la guerra. Sin duda.
Postergué mi retiro 14 años. Me quedé sirviendo en el Ejército solamente para devolverle a mi Nación el honor que me dio de ser soldado y luchar por su bandera. Trabajé en legislación para veteranos y en atención médica y psicológica para ellos.
Puedo decir con orgullo que un veterano argentino tiene más derechos que cualquier veterano de cualquier país del mundo: en cuanto a pensión, en cuanto a salud mental, y en muchas otras áreas.
Me retiré, aunque parezca mentira, el anteaño pasado. Fui el coronel más viejo del Ejército durante el año 2023. Luego acepté un cargo como subdirector de Malvinas en el Senado de la Nación, para trabajar en legislación, formación del personal del Senado y asesoramiento a ambas cámaras en temas vinculados a Malvinas.
Después, alguien me ofreció ser director del Museo Nacional de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que está en la ex ESMA. Es un museo bellísimo, uno de los más modernos de la Argentina. Ambos cargos fueron ad honorem.
Mi objetivo con ese Museo es que todo padre que entre con su hijo salga orgulloso, él y su hijo. Orgullosos de esa historia de soberanía de nuestro país, que no solo escribieron los gobernantes, sino también nuestros soldados, dejando su sangre y sus huesos en los arenales, en las montañas, en los pantanos y desiertos patagónicos. Que salgan orgullosos de la bandera.
Ahí está el secreto del futuro de la Argentina: que nos vuelvan a enseñar —como me enseñaban el Bertoni, o como enseñaban en el Nacional, el Normal, la Fruticultura, el Industrial— a ser buenas personas, buenos ciudadanos. A proteger y conocer nuestra historia sin pasiones ni egoísmo.
Por eso siempre digo: los soldados de Malvinas no somos ejemplo de nada. Pero, en un momento de nuestra vida, hicimos algo extraordinario.
Como siempre digo: soy soldado. Moriré soldado. Yo sirvo a la Nación, en el lugar que la Nación me elija.
El Municipio de Dolores informó que solucionó un problema que se repetía año tras año en la Escuela Normal: la calefacción. En cada inicio del Ciclo Lectivo, la comunidad educativa reclamaba por la falta de funcionamiento de las Calderas, lo que en ocasiones obligaba a suspender clases por las bajas temperaturas.
Este año, por primera vez, el frío llegó y la calefacción ya estaba funcionando. Se reparó una de las calderas al 70%, tal como recomiendan los especialistas, y este jueves se colocó la segunda, completando el sistema. Ambas calderas ya están en pleno funcionamiento.
La obra se realizó íntegramente con recursos municipales, priorizando el bienestar de los estudiantes y el uso responsable de los fondos públicos.
«Los recursos están donde tienen que estar: en obras que mejoren la calidad de vida de los vecinos», destacó el Intendente Juan Pablo García, quien visitó la escuela con el Director de Educación, Ramiro Blasi.
La Fiesta de la Torta Argentina es sinónimo de identidad, turismo y producción. Un evento que promueve el desarrollo económico local y pone a la ciudad como referente del turismo de cercanía.
«Es una gran alegría saber que la Fiesta fue un éxito turístico y económico, gracias a todas las productoras, emprendedores, comerciantes y artistas por hacerlo posible», dijo el Intendente Juan Pablo García.
En esta Edición participaron 33 productoras de torta, quienes vendieron 4.200 kilos, lo que implica una recaudación de 113.400.000 pesos.
Además, el paseo gastronómico y emprendedor tuvo un récord de participación con 110 emprendedores, quienes lograron ventas por más de 70 millones de pesos.
A esto se suman datos que fortalecen la Fiesta, como la Torta más larga de 15 metros y 280 kg de dulce de leche y el Pericón Nacional con más de 200 bailarines.
En cuanto al Parque Termal, ingresaron 21 colectivos, lo que implica un ingreso mayor a 8 millones de pesos en relación a fines de semana anteriores.
Como se informó, más de 25.000 personas, dolorenses y turistas, disfrutaron de un fin de semana en Dolores, lo que también se vio reflejado en la ocupación hotelera arrojando números de 86% en hotelería, 65 % en Cabañas y 88 % en ofertas extrahoteleras.
Desde el Área de Accesibilidad de la Municipalidad de Dolores, informaron que comenzó a realizarse el Primer Relevamiento de Personas con Discapacidad en nuestra ciudad.
El mismo es realizado por alumnas de la Tecnicatura de Trabajo Social del Instituto N°26, estarán a cargo de realizar dicho relevamiento.
Marisa Zamboni, Directora del Área, remarcó que las estudiantes se presentarán en los domicilios con carnet identificatorio, donde tendrán el nombre, apellido y su DNI. Allí van a solicitar el permiso para realizar el relevamiento si en el hogar existieran una, dos o más personas con discapacidad.
El formulario se completará fuera del domicilio, no ingresan a la vivienda. Una vez que realizan el censo, van a dejar el sticker que justifica y valida la visita de la Dirección de Accesibilidad.
Hay que agregar que esta acción, que se desarrolla con tecnología local, va a permitir conocer con precisión la realidad y planificar mejores políticas para quienes más lo necesiten.
La decisión de la Provincia de Buenos Aires de actualizar la segunda cuota del impuesto Inmobiliario Rural encendió el malestar de los productores, que advierten la falta de una ley fiscal vigente para 2025 y cuestionan la legalidad del mecanismo utilizado.
El incremento del Inmobiliario Rural
En la segunda boleta de este año, el impuesto subió un 9,3 % respecto al mismo período de 2024. Este ajuste se basó en las facultades delegadas al gobernador Axel Kicillof mediante la prórroga de la ley fiscal y del presupuesto del ejercicio anterior, que permiten actualizar las cuotas de acuerdo con la inflación y la tasa pasiva del Banco Provincia.
Reclamos del sector agropecuario
Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) denunció que la prórroga de facultades fue para 2024, no para 2025, y calificó la medida como “extraña y realmente ilegal”.
Los productores advierten incertidumbre sobre los valores de la tercera y cuarta cuota, así como sobre la posible implementación de una quinta cuota a fin de año, que implicaría un 25 % adicional de una sola vez.
Alertan también por el impacto en Ingresos Brutos, donde la falta de actualización de los mínimos no imponibles dejó tributando a pequeños productores que hasta 2024 estaban exentos.
Las entrevistas difundidas por YouTube nos habían permitido conocer parte de la vida del Coronel (el rango más alto de Jefatura en el Ejército) Esteban Vilgré Lamadrid, distinguido como “Hijo Dilecto de Dolores” por su participación en la Guerra de Malvinas, y portador de una calidad humana que honra los antecedentes de esa familia que tanto se destacó en nuestra sociedad. Nos interesó entonces poder conversar con él, sabiendo cuán enriquecedor podía resultar su testimonio para nuestros lectores. Afortunadamente, pudimos concretar la entrevista durante su reciente visita a la ciudad.
Le preguntamos a Vilgré Lamadrid sobre sus estudios y hasta cuándo había vivido en Dolores. Esto nos contaba: “Yo hice el Primario hasta quinto grado. Papá enfermó de diabetes y mamá, que era de armas llevar -como se decía antes-, literalmente levantó la casa y nos fuimos a Buenos Aires. En esa época, la diabetes exigía cuidados especiales, sobre todo en la alimentación, y mamá decidió que la única forma de que papá estuviera bien era mudarnos allá. Así que yo, que venía de la libertad total de Dolores, pasé a un Sexto Grado en Buenos Aires donde ya se empezaba a vivir el agitado ambiente de esa época”.
Del ‘72 o ‘73. Pasé de la libertad absoluta en Dolores a ‘no levantes nada de la calle, no hables con extraños, si ves un tumulto, andate; si ves gente armada, corré’, que era lo que les pasaba a todos los porteños. De hecho, hasta los que levantaban la basura eran cuidadosos. Yo pasé de ir al Instituto Parroquial Bertoni -que era como mi casa- a un Colegio con tres mil alumnos.
La primera semana fue muy traumática, porque yo siempre fui un tipo muy pacífico. Eludo la pelea, el enfrentamiento, la discusión externa. A mí nunca, ni de chico, me gustó, por más que sea Soldado… y un poco ese es el sentimiento que tiene un Soldado. Pero llegué a ese Colegio y, en esa primera semana, me acuerdo que me venían a buscar en los recreos los chicos más grandes y me llevaban al baño de varones directamente a agarrarme a trompadas con un chico que yo no conocía. Y todos los recreos me venían a buscar para seguir la pelea. Yo extrañaba mucho Dolores. Nunca me fui, en realidad… los amigos…
Siempre. Cada vez que paso en auto con amigos, o como sea, bajo la ventanilla y les digo: ‘Respiren, es tierra santa, sientan el aire de la tierra santa’. He viajado muchísimo por el mundo, he tenido la suerte de ser Soldado Argentino y poder prestar servicio a mi Nación con mi uniforme en muchos lugares de conflicto, pero siempre vuelvo a casa. Vengo a Dolores. Acá es mi casa.
Sí, sí. Por eso, a los padres que a veces están angustiados porque sus hijos se van a Italia, a España, a cualquier lado a buscar fortuna -a veces con un salario muy bajo pero con estabilidad y seguridad-, siempre les digo: ‘No te amargues porque tu hijo se va; lo que te debería amargar es que pierda las raíces’.
Si hoy tuviera la oportunidad de que Dios me preguntara dónde quiero nacer, yo le diría lo mismo de siempre: quiero ser Argentino y ser Soldado. No concibo la vida de otra manera. Nacido en Dolores y haber sido Soldado… Como ya lo he dicho en alguna oportunidad, yo me realicé como persona siendo Soldado. Me tocó hacer enormes sacrificios, porque la vida de los sueños tiene dolores, sacrificios, penas, pero también alegrías. Y yo me realicé con eso. Yo no estaría sentado acá si no fuera Soldado. No estoy acá porque soy Esteban, estoy acá porque soy Soldado.
No. Justo ayer, en el grupo familiar, mi hermana Rosario preguntaba lo mismo. En casa se hablaba mucho de historia. Conocí la historia de Esteban Facio, un guerrero del Paraguay, que justamente fue a la Guerra con el mismo regimiento con el que yo fui a Malvinas, 100 años después. Él fue con el “6 de línea”, era Teniente Coronel de Guardias Nacionales, y yo fui a Malvinas con el “6 de línea”. Mire qué casualidad: 100 años después, en la Primera Guerra Convencional que tiene nuestro país, su tataranieto va a la Guerra con el mismo Regimiento. La madre de mi padre era Gervasia Facio, mi abuela. Y papá, que era un hombre al que le gustaba mucho la Historia, hizo todo el estudio genealógico de los Facio. Él hablaba con mucho orgullo de su tatarabuelo, de las historias del «abuelito», como decía, el abuelito Esteban.
También estaban los antecedentes que me contaba mamá de sus antepasados: combatientes con uniforme inglés en la India, la Guerra de los Bóers… me hablaba de su padre en la Primera Guerra Mundial, conociendo en las trincheras a mi abuela. Además, en casa se hablaba mucho de los Próceres, de quiénes fueron y de la Historia de nuestro país. A mí eso me llenaba de enorme admiración y me generaba una sana envidia. Siendo niño, no entendía por qué adoraba esas historias. Después, lo otro: las escuelas, los actos patrios, las clases de Historia -muy básicas- que hablaban de San Martín, de Belgrano, del desprendimiento, de Cabral… esas cosas me emocionaban mucho. Por eso creo que hay una palabra que define nuestro destino: la vocación. Yo creo que esa llama la tenemos todos; el tema es encontrarla, poder alimentarla, cuidarla.
De chico jugaba al fútbol, hacía travesuras, tomaba clases en el Club Independiente de papi fútbol… era muy malo (risas). Pero cuando estaba solo en casa, jugaba con soldaditos, armaba trincheras -aunque nunca había visto una en mi vida-. Siempre era el Jefe de lo que fuera, el líder. Me imaginaba Comandante de un montón de Soldados. Creo que esas cosas nacen. A mí me atraía lo heroico.
Siempre les digo a los chicos que el camino de los sueños tiene un enorme sacrificio detrás. No es que vos de la mañana a la noche te transformás en lo que querías ser. Por eso hay que transitar ese camino disfrutando todo lo que se pueda, porque primero está el sacrificio. Cuando aparece la primera piedra, no hay que desalentarse: hay que correrla, saltearla, eludirla, tomar experiencia y seguir. El sueño siempre está allá, al fondo. Creo que ese es uno de los secretos.
Sí, claro. Ese Secundario teóricamente me tenía que orientar hacia algo que no tenía nada que ver con la Milicia. De hecho, así fue: soy el único Militar de mi camada, de un Colegio de tres mil alumnos. El otro es Marino. Los dos somos Veteranos de Guerra: Gustavo Castillo y yo. Allá por el ‘74 o ‘75 empezó el Combate en el Monte, en Tucumán, que originó el Decreto de Isabel Perón de «aniquilarlos». En La Nación siempre aparecían relatos de los combates. Un día leí la historia de un Subteniente que, antes de morir, dice: “Estoy herido, ataquen”. Me conmovió esa Historia, y en ese momento dije: “Yo voy a estar ahí, luchando por mi Nación, con mi Bandera”.
A los que me preguntaban, les decía que estaba en duda. Quería ser Veterinario, dedicarme a los Humedales de Dolores y de Samborombón. Soñaba con ser Veterinario o Médico, dedicarme a la Biología, a la Fauna. Pero cuando terminé quinto año dije: “Tengo que ser Militar”. Se me abrió esa puerta.
Los que me conocen -que saben que soy un tipo al que no le gusta que le den órdenes, que soy muy orgulloso, y que me gusta encontrarle la vuelta a las cosas- me decían: “¿Vos? ¡Justo vos vas a ir al lugar donde dan órdenes!”.
En realidad, una cosa que tiene que tener el Oficial es iniciativa. Entender que tu Jefe puede tener una visión, y vos tenés que darle la tuya. Eso se llama, en el lenguaje militar, asesoramiento. Cuando tu Jefe resuelve y decide cómo va a ejecutar lo planificado, vos, a partir de ahí, lo asistís independientemente de lo que pienses.
A mí me costó mucho esa segunda parte: la asistencia cuando mi Jefe resolvía y yo tenía otra visión. Siempre traté de adelantarme a la orden, para que no tuvieran que impartírmela. Siempre fui muy rebelde, muy antisistema. Creo que las personas disruptivas son las que producen los cambios. Y eso implica derrumbar paradigmas que todo el mundo toma como el camino a seguir. A mí siempre me gustó el camino disruptivo. Y entendí -y así logré muchas cosas- que la primera vez golpeás la puerta y proponés el cambio. La segunda también. Pero a veces, hay que patearla. Yo, casi todos los grandes cambios, los obtuve «pateándola», en sentido figurado, claro. Jugándome muchas cosas. Muchas veces lo pagué muy caro, pero siempre tuve una línea de conducta, un pensamiento sobre cómo debían hacerse las cosas. Y los defendí con vehemencia, aún con los costos. Mi personalidad no era la típica para ser Soldado.
Soy Coronel. Terminé mi carrera. He vivido una profesión que pocos han logrado. Egresé yendo a Malvinas. Me tocó estar en el combate de La Tablada… esa cosa que había visto en el Monte tucumano. Una cosa espantosa.
El 23 de enero del ‘89, durante el gobierno de Alfonsín, un grupo terrorista asaltó el Cuartel de La Tablada con la intención de generar un Golpe de Estado, una revolución. Obviamente, como siempre pasa, jóvenes empujados por ídolos de barro que te dicen “vayan y peleen” y no “síganme”.
Entonces, esos jóvenes entraron al Cuartel alentados por dos tremendos traidores a la Patria, como fueron el Fray Antonio Puigjané y Gorriarán Merlo: un mercenario guerrillero, a sueldo del mejor postor, un asesino. Ellos les dieron las armas y el entrenamiento para hacer lo que hicieron, pero siempre ellos desde afuera.
Cuando salió mal, se fueron. A Puigjané lo metieron preso después. Él era Sacerdote, con lo cual tenía una doble obligación. Ser Sacerdote y alentar eso… es como un padre pedófilo: es abusar de tu propio hijo. Yo tomo más grave lo de Puigjané que lo de Gorriarán. Gorriarán era un psicópata, un asesino. Pero no era un Sacerdote, alguien que debía cuidar el alma y ayudar a que vayan al cielo, ¿no?.
Una buena pregunta. Nunca me la habían hecho. Me enamoré del Ejército desde chico. Me atraía mucho el sacrificio. Esa victoria con esfuerzo siempre me atrajo. Me generaba un sentido heroico. Entré al Ejército para ser de Caballería.
Mi tía, Leticia Vilgré Lamadrid -media hermana de papá- estaba casada con Carlos Zapata, que era Teniente Coronel de Caballería. Todo lo heroico, en este país, lo muestran a San Martín a caballo. La Patria se hizo a caballo. Yo amaba los caballos, como todos los dolorenses de esa época. No sé ahora.
Me crié en un pueblo en el que, cuando había Jineteada, todo el mundo iba a La Rural. Yo jineteaba también, cuando íbamos al campo. Tenía esa inclinación a la Caballería. Siempre soñaba con San Martín a caballo.
En esa época, para ingresar al Ejército te tenían que firmar cinco militares. Uno fue mi tío Facio -Brigadier-, otro mi tío Carlos Zapata, y tres militares de Caballería.
El primer año del Colegio Militar era básico. Cuando preguntaban qué arma iba a elegir, yo decía Caballería. Claro, mi compañía era de Infantería, así que me hacían «bailar», y yo lo soportaba con orgullo. Al mes y medio de entrar, nos llevaron de maniobras al Chaco. No como ahora: en ese entonces era todo un pantano inundado. Fue una semana entera sin pisar suelo firme. Siempre estaba en un bañado. Para secarme los pies, me paraba sobre una rama o algo así. Lluvia permanente, víboras. Fueron muy duras esas primeras mañanas.
Yo siempre hice mucho deporte, siempre fui un hombre de segundo tiempo, tenía -tengo- mucho oxígeno, siempre rendía mejor cuando todos estaban cansados. Yo tenía resistencia, por eso corría maratones y hacía fondo. Estaba entre los que siempre marcaban la diferencia en aguante, porque la resistencia —ya sea en el deporte o cargando un equipo militar muy pesado— al final te la da el corazón, no los músculos. Siempre tuve esa fuerza del último esfuerzo para conquistar el objetivo.
Estuvimos de maniobras durísimas en Mendoza, en Uspallata. A fin de año había que elegir el arma. De acuerdo a tus notas y orden de mérito, elegías qué arma querías. Me acuerdo que estábamos en el patio de honor del Colegio Militar, para elegir el arma en una ceremonia muy importante, porque eso marca tu destino militar. Y bueno, me paro frente al micrófono para elegir. Iba a decir “Caballería”, pero empecé a tener una desesperación, una nostalgia tremenda, porque yo era de la Tercera Compañía de Infantería y todo eso se acababa, me iba. Y cuando me paré, dije: “Infantería, Tercera Compañía”, y volví corriendo a la formación. Todos se reían.
Yo nací para ser Soldado, Soldado de Infantería. Yo no hubiera sido ni la mitad de lo que fui, ni hubiera disfrutado ni la mitad de lo que disfruté si hubiera elegido otra arma. No porque la Infantería fuera mejor, sino porque era el arma que se adaptaba a mí. Yo hubiera sido un mal comunicante, un mal Oficial de Caballería, seguramente.
La Infantería me dio ese fuego sagrado que necesita un Soldado para estar dispuesto a dar la vida por la Patria.
Uno siempre mira la parte vacía del vaso. Por eso yo siempre digo, como enseñanza, que hay que mirar también la parte llena del vaso.
El 2 de abril yo era Cadete. Me entero de que habíamos recuperado las Islas, estaba feliz, pero me lamentaba no haber entrado un año antes al Ejército, porque entendía que los egresados de diciembre iban a tener la oportunidad de ir a defender la Patria. Yo iba a estar como un tarado, de Cadete, haciendo instrucción, mientras los tipos que yo había conocido estaban combatiendo.
Bueno, finalmente egresamos, y como viajaban por antigüedad, al más antiguo lo mandaban al sur, porque se suponía que esas eran las unidades que se iban a cruzar. Yo me lamentaba por no haber sido más aplicado, por no haber estudiado más.
Todavía no lo tenía. Nos iban dando los destinos por antigüedad. Mientras tanto, te quedabas en el Colegio. Entonces, cada tanto venía un Oficial con una lista: tres, cuatro hombres. “Listo, agarren todas sus cosas y vienen conmigo”. O sea, eso no los veías más, se iban. Y todos nos despedíamos.
Yo decía: “La pucha, se van al sur…” Y después empezaba a cubrir la montaña, ya me dejaba mal lo de Malvinas.
Y yo, claro, sí, evidentemente quedé afuera. “Todos estos van a ir a Malvinas y yo, la puta… por qué no habré estudiado más” me decía.
Y bueno, finalmente me tocó a mí. Me mandaron a Mercedes, Buenos Aires. A mí y a Alberto Palazo, un amigo mío. Nos incorporamos al Regimiento de Infantería Mecanizada 6 de Mercedes.
Continúa mañana……
Cronograma y resumen de las obras
Se presentarán siete obras seleccionadas por el jurado en la Región 9-PBA Sudeste. Cinco en el Teatro Unione y dos en Sala Arcos (Mitre y 25 de Mayo). Las entradas son gratuitas y se podrán adquirir en las salas donde tendrá lugar cada función hasta agotar las localidades. Informes en Secretaría de Cultura (442432).
Organizado por el Consejo Provincial de Teatro Independiente (CPTI), dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, dará inicio a la Fiesta Regional de Teatro Independiente correspondiente a la Región 9-PBA Sudeste, que incluye a elencos y grupos teatrales de Brandsen, Chascomús, Cañuelas, Gral. Paz, Monte, Gral. Belgrano, Pila, Lezama, Castelli, Dolores, Tordillo y San Vicente.
La entrada para las funciones es libre y gratuita. Y el cronograma es el siguiente:
20:00- Obra: Hijo de Fuego (Cañuelas) – Teatro Unione.
Trata la historia del asesinato, a manos de fuerzas para estatales, de militantes políticos, entre quienes se encuentra una mujer que da a luz en el momento de su ejecución. El relato, a cargo de las propias víctimas, y de dos testigos del hecho, pone el foco en ese instante de vida del recién nacido. Temporalidad en la que transcurre el mundo poético de la obra. Ese instante, y lo que viene después, en las voces de ambos testigos, pone de relieve el horror de ese momento macabro, para reposar, paso seguido, en la indagación de trascendencia que busca sentido, en hechos que descalabran todo sentido, en la mirada poética del autor. Es un poema dramático inspirado en «El mundo guarda silencio. La tragedia de Cañuelas». (Novela ficcionalizada de los hechos), de Laura Bonaparte, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora
14:00- Obra: Prohibido suicidarse en Primavera (Brandsen) – Teatro Unione.
Es una obra característica del teatro de Casona, donde realidad y fantasía se complementan y las situaciones dramáticas se entrelazan haciendo que los personajes secundarios sean parte principal del drama. Esta obra gira en torno a una idea central: la exaltación de la vida y el rechazo del suicidio; para el autor nada justifica este acto. La trama se sitúa en el Hogar del Suicida, en plena montaña, todo en él es extraño pero confortable. Allí se encuentran nuestros personajes que consideran el suicidio como salida a sus problemas, pero la doctora Roda se encargará de despertarles esa primavera que siempre está dispuesta a florecer en cada uno de ellos.
18:00- Obra: Las Rotas (Cañuelas) – Sede Cultura, Sala Arcos.
Explora la compleja relación entre dos hermanas, Doly e Inés, quienes viven juntas en un departamento y comparten una vida llena de tensiones, secretos y conflictos no resueltos. A lo largo de la obra, se revela que su convivencia está marcada por la violencia verbal y física, así como por una dinámica de poder en la que Doly asume un rol dominante y controlador, mientras que Inés se rebela constantemente contra su autoridad. La obra se desarrolla en varias escenas que alternan entre su vida cotidiana en el departamento y sus intentos por vender ropa en una feria para sobrevivir. A través de sus interacciones, se develan aspectos oscuros de su pasado familiar, especialmente en torno a la muerte de su madre. Doly y Inés tienen versiones contradictorias sobre cómo murió su madre, lo que genera confusión y desconfianza entre ellas. Inés cuestiona constantemente a Doly, quien parece ocultar la verdad.
A través del diálogo cargado de humor negro y tensión, Las Rotas aborda temas como la violencia doméstica, los traumas familiares, la identidad y las consecuencias de los secretos no resueltos. La obra termina con un tono ambiguo, dejando al espectador reflexionando sobre el futuro de estas dos mujeres rotas por su historia.
21:00- Obra: Venecia (Chascomús) – Teatro Unione.
Cuenta la historia de una madama que quiere cumplir su viejo sueño de viajar a Venecia y pedir perdón al amor de su vida.
Las tres chicas que conviven en ese prostíbulo marginal de Jujuy y el cliente amigo del lugar se embarcan en una tierna fábula.
Cuando los personajes deciden idear un viaje a Venecia para que la Gringa se reencuentre con su Giacomo, el plan los obliga a cumplir con una serie de preparativos ridículos con el que se irán involucrando cada vez más hasta quedar instalados, en el mundo ficticio que construyeron.
La apuesta de la obra apela a un lenguaje simple y directo y si bien transcurre en una zona marginal de Jujuy, no hay una voluntad de componer un alegato social.
14:00- Obra: 53 Centavos (Cañuelas) – Teatro Unione.
Es una adaptación de 300 Millones de Roberto Arlt. Sofía es la mucama a la que el Escritor le comunica la herencia de trescientos millones con 53 centavos. ¿Pero quién escribe la obra? Fantasmas interesados, constructores de sueños, soñados a su vez. El final es inesperado, como puede serlo el de una obra con tantos autores y autoras luchando por un papel.
18:00- Obra: El Acompañamiento (Chascomús) – Sede Cultura, Sala Arcos.
Tuco y Sebastián son dos amigos de toda la vida. Tuco trabaja en una metalúrgica y Sebastián tiene un kiosco.
Después de una broma que le juega a Tuco el Mingo, este decide renunciar a su trabajo para dedicarse al canto. Para ello, se encierra en el altillo de su casa, aislado de su familia y de la gente en general, esperando al acompañamiento musical que el Mingo «prometió» mandarle para ensayar y así triunfar en la televisión. La familia decide recurrir a su mejor amigo (Sebastián) para que este intente convencerlo de desistir de esa idea y devolverlo a la cordura. En el momento que Tuco, que está ensayando, recibe la visita de Sebastián con el objetivo de rescatarlo de esa «locura». A partir de ahí y con el desarrollo de diversos diálogos y reflexiones, Sebastián encontrará en Tuco un espejo donde poder mirarse y poner en duda la aparente locura de su amigo.
21:30- Obra: La Suerte de la Su (Castelli) – Teatro Unione.
Transcurren los 90´s en Cañada Lejos, un pueblo imaginario de alguna provincia de la Nación Argentina. Susana Giménez, ícono de la época, obsesiona a un niño a través de cartas que despiertan en él un deseo rotundo de autenticidad y de liberación. Pero son los noventa y estamos en Cañada Lejos: no hay lugar para «ideas raras». El pueblo, revolucionado, intentará cortarle las alas.
En la noche del lunes se produjo un fatal accidente, a la altura del kilómetro 220 de la Autovía 2, mano a Capital Federal.
Según se supo, una moto moto Zanella 150 cc que estaría circulando sin luces traseras fue embestida por un Renault Sandero conducido por un hombre de 51 años, domiciliado en Gonnet, La Plata.
Como consecuencia del fuerte impacto, el conductor de la moto, un vecino de Dolores de aproximadamente 68 años de edad, murió en el lugar.
En el vehículo Sandero viajaban además cinco acompañantes, todos también con domicilio en La Plata; dos mujeres de 51 y 24 años, un joven de 21, y una joven de 22 años, una de ellas fue trasladada al Hospital “San Roque” con politraumatismos. El resto de los ocupantes resultaron ilesos.
Intervino la Fiscalía Nº 5 en turno, que caratuló la causa como “homicidio culposo”.
Destacaron el pedido de reconocimiento a la trayectoria de la Prof. Alicia Ciancio, docente, formadora y concertista, quien dirigió la Orquesta Escuela Infanto Juvenil de Dolores durante casi veinte años; y el pedido para emplazar una estatua de Jorge Luis Borges en Plaza Castelli, en el banco donde estuvo en su última visita en 1984.
Anoche a las 19 horas se realizó una nueva Sesión Ordinaria del Honorable Concejo Deliberante de nuestra ciudad, la última correspondiente al mes de mayo.
Estuvieron presentes por Unión por la Patria Guillermo Ibarra (Presidente del cuerpo), Víctor Casanovas, Laura Tamayo, Daniela Ruiz, Marcelo Olaz y Daiana Focké. Por Juntos por el Cambio Emilio Gisondo, Cristina Martínez, José Equiza, María Elena Velázquez, Jorge Gisondo y Mariel Ibarguren. Y por Siempre por Argentina Leonardo Rondi, (ausente con aviso Valeria Marasco).
Fue una Sesión breve, donde destacaron los pedidos de declaración de interés y de reconocimiento a la trayectoria, y el del emplazamiento de una estatua de Jorge Luis Borges en Plaza Castelli, en el mismo lugar donde estuviera sentado cuando visitó nuestra ciudad en 1984.
Se presentaron los siguientes Expedientes:
Notable artista dolorense, además de su talento como concertista de piano, destaca su labor docente y creativa, y la dirección de la Orquesta Escuela Infanto Juvenil, que fundó y condujo entre 2005 y 2023, generando incluso Proyectos Musicales a todo nivel dentro de la institución que hoy persisten y siguen creciendo. Se propuso también la realización de un Conversatorio – que efectivamente se hará – que la tenga como invitada.
Bloque Unión por la Patria
Daniela Ruiz: ““Esta Bandera fue creada el 25 de mayo de 1813. La Ley, de 2015, indica que se podrá utilizar en cualquier momento, a condición de que acompañe a la Bandera Nacional”. La Concejal propuso que acompañe en el recinto también a la Bandera Nacional. Recibió 12 votos afirmativos y uno solo negativo, el de Mariel Ibarguren.