“Tomen, empiecen a llorar”, les dijo Pablo Moyano a los empresarios, esta tarde, en la segunda reunión de la paritaria de Camioneros en la sede Callao del Ministerio de Trabajo, mientras les alcanzaba un piloncito de servilletas que había encontrado sobre la mesa. El referente sindical marcó, con ese gesto irónico, el ritmo de una reunión que, como se preveía, terminó sin acuerdo. Los representantes de los trabajadores, que habían pedido un 131% de aumento, rechazaron la propuesta de las cámaras, que pusieron sobre la mesa un insuficiente 81%.
Las negociaciones se abrieron oficialmente la semana pasada, sin mayores sobresaltos ni sorpresas: Moyano ya había adelantado en los medios que pediría un número superior al 100 para ganarle a la inflación. El primer encuentro tras la apertura, para empezar a ponerse de acuerdo, estaba previsto para ayer.
La primera reunión de la paritaria se había llevado sin mayores sobresaltos, pero ayer los ánimos empezaron a tensionarse. La charla se prolongó sólo por media hora, debido a la falta de coincidencia en los números. Durante ese tiempo, tras rechazar la propuesta empresaria, Moyano repitió algunos de los argumentos que plantea públicamente desde el comienzo de la paritaria, principalmente basados en el esfuerzo que hicieron los camioneros durante la pandemia.