** En la quinta jornada del juicio oral donde son juzgados los presuntos responsables del crimen de Fernando Báez Sosa. La audiencia estuvo destinada a recibir testimonios relacionados con el inicio de la investigación, de cómo se identificó a los sospechosos y se los comenzó a buscar, su aprehensión, también el procedimiento de secuestro de elementos que pueden ser determinantes para la resolución del caso **
En la quinta audiencia del juicio oral donde se juzga a los presuntos autores de la muerte de Fernando Báez Sosa, se recibieron ayer diversos testimonios relacionados con los albores de la investigación, de cómo se identificó a los sospechosos y se los comenzó a buscar, de cómo se los ubicó y aprendió, y detalles del procedimiento de secuestro de distintos elementos que pueden ser determinantes para la resolución del caso.
La jornada comenzó con el testimonio de Andrea Ranno, empleada del Hotel “Inti Huasi”, ubicado en zona cercana al lugar de los hechos, quien dijo haber “escuchado pasos muy fuertes, llamativamente fuertes, en la arena”, haber visto a “un chico que venía casi trotando”, y que detrás “lo seguían como ocho y diez chicos”. “Primero pensé que los de atrás eran una patota que perseguían al de adelante para dársela” señaló, y agregó que aquellos le decían “Pará, espéranos”.
Aclaró que desde el lugar donde ella se encontraba no la podían ver, pero “yo a ellos sí”, dijo que el grupo se “venía riendo y festejando. Estaban contentos”, uno decía “le rompí toda la jeta, él tiene en la jeta de sangre”. También hizo una descripción del joven que marchaba primero, a quien relacionó con Thompson y lo describió como “sacado”, fuera de sí”. “Iba con la cabeza baja y los puños cerrados y haciendo este sonido” dijo mientras golpeaba el piso con sus pies para demostrarlo. También identificó a Matías Benicelli, “el de rodetito” y que corría detrás de aquél.
Por su parte contó haberle contado esas vivencias al responsable del hotel, quien las transmitió a la policía cuando ésta se hizo presente en el lugar requiriendo información, precisando haberles señalado el lugar -muy cerca de allí- donde ese grupo se estaría alojando.
El segundo testigo del día fue Lucio Pinto, quien por entonces era el Jefe de la Departamental de Policía, quien refirió haber llegado haciendo averiguaciones hasta una vivienda, haber golpeado a su puerta, y que cuando un joven salió a atender lo había reconocido como uno de los integrantes del grupo que había sido sacado del boliche “Le Brique”, de lo que había tomado conocimiento por haber visto previamente las imágenes de video registradas en ese local y las obtenidas de un supermercado ubicado en las cercanías.
En su testimonio precisó, “vi salir a uno, a otro. Entre el cuarto y el quinto me di cuenta de que eran los mismos diez que habían expulsado del local bailable”, y que por lo agresivos que se había mostrado les había impartido la voz de alto y obligado a que se tiraron al piso. Puntualizó que producida la llegada del fiscal Walter Mercuri al lugar, de personal de DDI y de Policía Científica, se había retirado.
El tercer testigo fue Mariano Orlando Vivas, Oficial de Policía que intervino en las primeras actuaciones, que en un video que se le exhibió reconoció a algunos de los imputados, y que fue quien le puso nombre y apellido a la persona que involucró a un joven inocente en la causa. Aseguró que Máximo Thomsen había manifestado, que la zapatilla sangre sentada incautada en la vivienda le pertenecía a Pablo Ventura.
El abogado defensor, Dr. José Tomei, le preguntó al Policía por qué razón esa información no constaba en el acta labrada del procedimiento, contestando el funcionario policial: “No lo pusimos porque son unas manifestaciones que la Fiscalía nos dijo que no pongamos”.
A continuación declaró Julia Semsey, propietaria de la vivienda donde estaban alojados los imputados, quien no aportó mucha información, sólo dijo haber sido avisada de la presencia de personal policial en la casa y por ello haberse hecho presente en el lugar. Acotó más adelante, la dificultad que representó ese allanamiento para poder alquilar en adelante su propiedad.
El siguiente testigo fue Jorge Luis Stavrakis, por entonces jefe de la Comisaría 1 de Villa Gesell, quien además de relatar su participación en ese comienzo de la investigación, en dos video que se le exhibieron pudo identificar la presencia de los procesados en el lugar de los hechos.
En uno de ellos lo hizo con Ciro Pertossi, Máximo Thomsen, Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi (cerca del lugar donde golpeaban a Báez Sosa) y Enzo Comelli. En el segundo video reconoció a Lucas Pertossi, Ciro Pertossi y Luciano Pertossi, a Matías Benicelli, Máximo Thomsen y Enzo Comelli.
Luego declaró el comisario Fernando Linchetta, quien había participado del procedimiento en que se halla no la vivienda que ocupaban los sospechosos, reconoció el video incorporado a la causa proveniente de una cámara de seguridad de un supermercado chino participo de operativo de allanamiento, en razón de haberlo obtenido.
Luego ingresaron a la sala Lorena Benítez y Lautaro Alejandro Cuqueijo, oficiales de la Policía Científica que intervinieron en el secuestro de prendas con PTH (presunto tejido hemático), en la vivienda donde se alojaban los imputados en esa localidad balnearia.
También lo hicieron otros dos efectivos de Científica, Tamara Marruedo y Marcelo Díaz, encargados de realizar una inspección ocular en el boliche “Le Brique” y en la vereda donde se perpetró el crimen, señalando lugares donde se observaban presuntas manchas hemáticas.
A los anteriores siguieron las declaraciones de Heraldo Rebolo, Franco Marino Sivori y Amanda Nair Irurzun, efectivos de Policía Científica y técnicos en criminalística.
Por último declaró Hugo Martín Vázquez, quien era Coordinador de la Policía Científica y estaba al frente del personal que participó en el allanamiento en la vivienda donde se alojaban los imputados, quien señaló que los jóvenes “estaban risueños, se reían de tal forma que varias veces los tuvimos que llamar al orden”.
Respecto del procedimiento que se realizó, dijo que se secuestraron prendas, que se identificaban a su dueño preguntando de quien era, y señalando “en un momento, secuestramos no un par, sino una zapatilla negra marca Cyclone” con rastros de sangre, habiendo manifestado uno de los imputados que pertenecía a Pablo Ventura. Al ser consultado el testigo señaló que esa persona “fue el ciudadano Thomsen”.
La defensa interrogó el por qué no constaba en acta, y el oficial le respondió: “porque supimos el nombre al avanzar la investigación”.