Recientemente, se publicó un trabajo que reunió en un libro información sobre las áreas naturales protegidas municipales de la provincia de Buenos Aires. Si bien en la provincia existen 135 municipios, tan solo 36 distritos han avanzado en la creación de su reserva natural municipal.
Se recopilaron 46 áreas naturales protegidas municipales: 29 municipios cuentan con solo un área natural protegida (Adolfo Alsina, Bahía Blanca, Berazategui, Bragado, Escobar, Gral. Alvarado, Ituzaingó, La Costa, La Matanza, La Plata, Las Flores, Lomas de Zamora, Luján, Magdalena, Moreno, Morón, Pilar, Ramallo, Roque Pérez, San Antonio de Areco, San Miguel, San Nicolás, San Pedro, San Vicente, Tandil, Tres Arroyos, Vicente López, Villa Gesell y Zárate), 6 cuentan con dos (Avellaneda, Baradero, Gral. Pueyrredón, Puán, Quilmes y Villarino) y 1 cuenta con cinco áreas naturales protegidas (San Isidro). Como criterio para realizar el relevamiento se incluyeron las áreas naturales protegidas que al momento del trabajo estaban formalmente creadas por una ordenanza municipal.
Tres municipios (San Isidro, Baradero y Adolfo Alsina) cuentan con una ordenanza marco que crea el Sistema Municipal de Áreas Naturales Protegidas, dando un paso más allá en el ordenamiento de sus áreas naturales protegidas creadas.
Bárbara Gasparri, especialista en gestión de áreas naturales protegidas, indicó que «queda mucho por hacer a nivel municipal ya que casi 100 municipios de la provincia de Buenos Aires no cuentan con esta figura y tienen la posibilidad de avanzar en crear dentro de sus límites un área natural protegida que preserve los valores naturales a nivel local».
Entre los principios que establece la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), se subraya que el objetivo de las áreas naturales protegidas debe ser mantener o idealmente, aumentar el grado de naturalidad del ecosistema que está siendo protegido. Sin embargo, resulta necesario remarcar las diferencias que existen entre las distintas áreas naturales protegidas municipales en la provincia de Buenos Aires, siendo el grado de implementación mayormente deficiente, lo cual repercute en el objetivo que las mismas deben tener respecto de mantener, o idealmente aumentar el grado de naturalidad del ecosistema que está siendo protegido. Es decir, que la sola declaración de «área natural protegida» no alcanza per se, sino que la gestión debe ser activa respecto al cumplimiento de los objetivos de creación y/o conservación que se hayan establecido.
Es necesario revalorizar el rol que cumplen estas pequeñas reservas para la conservación de las singularidades de cada municipio, que mayormente en el sistema provincial y el nacional pasan desapercibidas» comentó Gasparri. «Las áreas protegidas municipales son una oportunidad para que los gobiernos locales incorporen en su agenda política la conservación de la biodiversidad y el desarrollo local. A través de las mismas, los gobiernos locales pueden proteger los recursos naturales del municipio, su patrimonio natural, su paisaje identitario, sus ecosistemas frágiles, aumentar la oferta de bienes y servicios ambientales e incentivar la recreación, el esparcimiento, la educación ambiental, el turismo ecológico y el uso adecuado de los recursos naturales» concluyó.