En el expediente 2035 existente en el Archivo Judicial e iniciado en 1893 por una sucesión que tramitara ente el Juzgado Civil del Departamento Judicial del Sud, se encuentra agregado el ejemplar nº 5069 del periódico “La Patria” del martes 19 de junio de 1894, editado en nuestra ciudad y cuyo director era don Santiago R. Pilotto (primer Intendente de Dolores), donde pude ubicar en nuestra búsqueda de “historias, una noticia que llamó poderosamente la atención por lo macabro del hecho que relata.
En la página 19, en la sección Noticias del País y bajo el título de “El Crimen de la Pampa”, el medio de prensa local desarrollaba esta la información:
“Un niño al asador. En días pasados dimos la noticia de la muerte de un bandido al cual el agente mató y decapitó; pero como se dijera que aquél era una víctima inocente, un corresponsal de Gral. Acha dice lo siguiente: ‘La muerte de Ferro y la decapitación de su cadáver es exacta, lo mató un agente de policía en defensa propia, queriendo desarmarlo y reducirlo, puesto que la captura de aquella víctima inocente estaba recomendada por hechos como el que hoy voy a relatar.
En un puesto del Tercer Departamento de éste territorio habitaba un matrimonio italiano, con un hijito de tres años de edad. Una tarde, en ausencia de los padres, que se hallaban ocupados en el campo, no habiendo en el rancho más que el niñito y una india vieja que lo cuidaba, llega Ferro, se desmonta y echando mano a la criatura, le clava un asador y lo coloca al fuego.
Cuando los padres del inocente mártir volvieron, hallaron el horrible espectáculo que les ofrecía su hijito medio asado, como un borrego al calor de las llamas. La india había logrado fugar en el primer momento, y por eso es que se tuvo noticia que el salvaje autor de aquel hecho era Ferro, cuyo nombre llenaba de terror la comarca.
Pocos días después de este crimen, un agente de policía, que recorría el campo, se encontró con el criminal, quiso aprehenderlo y como se resistiera lo mató.
Después de muerto separó la cabeza del cadáver y la llevó al Juzgado de Paz inmediato, para probar, según dijo, que el feroz bandido había muerto.
La autoridad procedió enseguida a enterrar a “aquel despojado” en el mismo lugar en que se encontraba el cuerpo, remitiendo al agente en calidad de preso a disposición del Juez letrado que entiende en el asunto”.