No solo para los vecinos que siguen su actividad sino para quienes cubrimos sus sesiones, resulta por demás llamativo el funcionamiento de nuestro Concejo Deliberante, donde más allá de las diferencias políticas entre oficialismo y oposición lo que exhibe es poco alentador, el desinterés por la cosa pública parece preponderar.
Estamos frente a un año electoral donde algunos dolorenses se postulan para Concejales y otros por la reelección, por eso entendemos que para el cargo de representantes del pueblo -como de los distingue- se les debería exigir mucho más de lo que con alguna puntual excepción los electos han venido mostrando en estos últimos años.
Las sesiones del Concejo son cada vez más anodinas, con un oficialismo sin ideas o proyectos propios, interesado en llevar adelante solo aquello que le interesa y propone el Jefe Comunal. Los Concejales de “Cambiemos” en estos últimos cuatro años no han presentado prácticamente iniciativa alguna, si la memoria no falla solo en dos (2) oportunidades. Y la oposición, que se conforma aparentemente con presentar proyectos que de antemano saben que terminarán sin resolverse en alguna Comisión.
Los Concejales tratan de justificar lo que cobran hablando de esas reuniones de Comisión, pero la realidad muestra que lo acuerdos que en ellas se logran son preponderantemente para alimentar el “festival de eximiciones” que impulsa el Ejecutivo.
La tarea de contralor que les impone la ley a los Ediles es evidentemente “letra muerta”, las irregularidades por demás evidentes que surgen del propio funcionamiento administrativo del Municipio y del accionar de la gestión nunca se ahondan o investigan. El Concejo funciona a pedir y gusto del Intendente Etchevarren, todos los integrantes del legislativo local por desinterés u omisión “bailan la misma música”.
Por eso y entendiendo que la renovación de nombres que se producirá en octubre con la Elección General volverá nuevamente a crear expectativas de cambios y mejores resultados en el funcionamiento de Cuerpo, hablaremos puntualmente de las cosas que en el actual no funcionan y preocupan.
Y comenzaremos por uno de los temas destacados, ya que hace al cumplimiento por parte de los dolorenses de las normas que se dictan, su publicidad.
Hace meses que la Municipalidad no publica ninguna Ordenanza de las sancionadas, la última fue la número 7.529 del 15 de marzo de 2022 y lo hizo en el Boletín Oficial nº 50 del 29 de agosto del año pasado, en la cual extrañamente el Concejo solicitaba al D.E. “gestionara un ascensor” para el acceso para personas con movilidad reducida al piso donde funciona y otras dependencias. Y decimos extrañamente, porque una Ordenanza como marca la ley es una norma que dispone lo que el Ejecutivo debe hacer cumplir, nunca para efectuar pedidos y menos gestiones.
Más allá de esto y que claramente demostraría que algunos Concejales ni la Ley Orgánica de las Municipales parecieran haber leído, debemos recordar la sanción de Ordenanzas que mostraban claramente no mucha atención o interés en lo que se aprobaba, como por ejemplo autorizaciones de estacionamiento en una “ubicación inexistente”, o una “eximición de la tasa rural a una institución que no tiene campo”.
Esto sucedió en el Concejo, sin embargo, tuvo que ser la prensa la que exponga esas ilegales situaciones, que los Concejales no controlaron ni tampoco han hecho oír su voz reclamando incumplimiento o modificaciones.
Por otra parten, cientos y cientos de Decretos firmados por Etchevarren no se han publicado (por ejemplo: 1428 en 2019; 891 en 2020, desde octubre de 2021 en adelante ninguno, ninguno del año 2022 y tampoco de 2023). Se sancionaron la Ordenanza Impositiva y la de Presupuesto para 2023 en el mes de diciembre pasado, se han puesto en vigencia los incrementos de tributos, sin embargo, ninguna de ellas ha sido publicada pese a haberse puesto en ejecución.
Pero el colmo de la inacción del Concejo a la que apuntamos, quedó evidenciado como lo señalamos en una nota pasada con la Ordenanza que creó la “Casa Museo Juan Vucetich”, sancionada en mayo de 2021 pero nunca promulgada y menos publicada, la cual, habiendo sido aprobada por unanimidad por los integrantes del Concejo, por el fundamento y el objetivo de la creación debería haber tenido en su seguimiento por parte de los ediles una mayor atención.
Hay también Ordenanzas -ilegales- aprobadas solo por el oficialismo y que debería tener algún tipo de acción reparadora, sin embargo, pareciera que nadie lo advierte o le da lo mismo pese a que una de ellas afecta a los empleados municipales (volveremos a referirnos al tema).
Se podría pensar que el Concejo no escapa a la decadencia que la política introdujo en los últimos años en las instituciones de gobierno. Cambiar y volver a recuperar lo perdido en Dolores es posible, porque más allá de que todos nos conocemos y que resultaría fácil “separar la paja del trigo”, ello se puede lograr con certeza a través del seguimiento de la labor de los Concejales a partir de individualizar quienes trabajan por la comunidad y quienes lo hacen por otros intereses.
Por último y como corolario de esta opinión sobre el Concejo y su integración, señalaríamos que pareciera existir falta de dedicación en la tarea que deben cumplir, a tal punto que si hubiera un boletín de calificación como el que se usa en educación, serían posiblemente unos pocos los ediles que “superen las expectativas”.