Pueblo
Vuelvo a pisarte, querido pueblo de espíritus dormidos, vuelvo para hallarme en la cocina sobre tu tierra construida, para hallarme en el silencio de tu tarde que oscurece, para consolarme en el abrazo bienvenido de mi madre que esperó sola, sin consejos…
Vuelvo como cualquiera que parte intuyendo a tientas su destino, camino de piedras y arenilla, cemento ardiendo y sombra de molle…
Vuelvo confundiendo las nubes con cerros nevados, admirando la recta soledad de la llanura que es nuestra, tan nuestra como los robles y los eucaliptos, amplitud encendida, verde extensión natal…
De nuevo vuelvo sin poder resumir en palabras el sabor de las distancias, el dolor de la añoranza, las simplezas del camino…
Reconociendo en las habitaciones y en el barrio la plenitud de lo conocido, en consonancia con el pasado borroso, frente al mundo que cambia y observa… nuestra próxima vuelta.
JP Flores