Hace 121 años nacía en nuestra ciudad (Vicente) Abel Fleury, el reconocido dolorense que hizo trascender a su ciudad natal a través de su guitarra y que esta lo recuerda permanentemente con su “Fiesta Nacional de la Guitarra”.
Fleury nació el 5 de abril de 1903, transcurriendo su infancia y adolescencia en la tranquilidad de un Dolores provinciano, recibiendo de su madre los primeros estímulos musicales con la guitarra y que fueron base en su incipiente formación musical.
Dotado por naturaleza supo abrevar de la sapiencia de los grandes, en Dolores Don Pascual Galeano contribuyó decididamente al desarrollo de Fleury junto a su guitarra, mientras que bajo la dirección del Maestro Honorio Sicardi perfeccionó sus conocimientos teóricos musicales, aprendiendo armonía, contrapunto y composición.
Fleury vive aproximadamente hasta los 20 años en nuestra ciudad, pero en la búsqueda que le permitiera crecer y trascender en el arte junto a su «inigualable guitarra» lo lleva a radicarse en Tandil, ciudad donde vivió una etapa de trabajo intenso y donde comenzó a gestarse lo más importante de su obra autoral.
Comprendiendo que su trascendencia artística debería pasar por la gran ciudad, con una carta de presentación que le entrega su amigo y poeta Lauro Viana viaja a la Capital Federal, donde conoce a Fernando Ochoa, quién le abre las puertas a la popularidad a través de sus audiciones radiales, realizando en 1933 su primera presentación radiofónica en la emisora «Radio París».
Sobre su llegada a Buenos Aires, Fleury decía a una revista de entonces: “Mi amor por Dolores me llevó a irme de su ambiente con esa ilusión tan pueblerina y tan juvenil de salir a buscar un laurel. Laureles no conquisté, pero conocí muchos amigos…».
En Buenos Aires logra su objetivo y trasciende, dirige la parte musical del «Martín Fierro» en el Teatro Nacional Cervantes, se presenta con un conjunto de cien guitarras en el Teatro Colón, grupo que Claudio Martínez Paiva había bautizado como «Escuadrones de Guitarras» y que habían sido creados y dirigidos por Fleury.
En la década del ’40 muchos famosos de la canción, del cine y del teatro comparten el escenario y el micrófono con Fleury, iniciando también en esa época sus giras al exterior, llevando su arte y nuestra música a Brasil, Uruguay y Chile. Luego viaja a España, recorre Bélgica y Francia, incluyendo en su repertorio composiciones latinoamericanas y del repertorio clásico, para regresar posteriormente al país y recorrerlo en todo su ámbito como expresión auténtica de nuestra música.
Dolores, la ciudad que lo vio nacer, lo distinguió en 1953 como «Hijo Dilecto».
En 1958 comienza su decaimiento físico, y el 9 de agosto de ese año fallece en Buenos Aires, siendo sus restos inhumados en el panteón de SADAIC de la Chacarita y posteriormente trasladados a Dolores en agosto de 1968 para ser sepultados en el Cementerio de nuestra ciudad.
Fleury vivía para la música, siendo su máxima inspiración la soledad. Quienes sólo conocen sus composiciones la admiran por la sencillez del lenguaje y la solidez de su construcción.
De su extensa obra los temas más difundidos son: «Estilo Pampeano», «Relato», «Milongueo del Ayer, «Ausencia», «Pico Blanco» y «Brindis de Sangre».
El merecido reconocimiento popular de la gente de su pueblo natal llegó con la «Fiesta Nacional de la Guitarra», trayendo junto a ella en forma plena su historia de vida, afortunadamente revitalizado desde esta última edición con la presencia no solo de su imagen sino de su música a través de un guitarrista que tocó alguno de sus temas.