El reciente caso de los cuatro hombres que murieron electrocutados por el robo de cables en Bahía Blanca puso en primer plano el auge y la peligrosidad de una modalidad delictiva que se extiende a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires.
A las graves consecuencias mencionadas, hay que agregar el riesgo al que se exponen miles de vecinos que transitan por la calle con cables que quedan colgados en el piso y las enormes dificultades que afrontan las distribuidoras eléctricas que se encuentran al límite ante las pérdidas millonarias que ocasiona la sustracción de cables y transformadores.
Los casos se reiteran por doquier en ciudades como La Plata, Mar del Plata, Tandil, Junín, San Nicolás, Pergamino, Olavarría, Tres Arroyos, Zárate, Luján y otras localidades del conurbano, informó Infocielo.