Fueron dos las mas notorias compañías ecuestres, circenses y mímicas, las que periódicamente visitaban para regocijo de chicos y grandes nuestra ciudad, después de la segunda mitad del siglo XIX. Ellas eran las conformadas por los hermanos Gabriel y Luis Anselmi, – el circo italiano-; y la otra dirigida por el forzudo itálico Rafael Rafetto, alias “40 onzas”.
Junto a los nombrados debemos citar también a otros de menos fuste como el circo europeo Rukstull, cual tenía como gran atracción al “hombre que atajaba la bala”; la gran compania uruguaya dirigida por el artista Andrés Valentini y el Variedades, cual llegaba a Dolores por el mes de octubre de 1891. Las dos nombradas en último término fueron de las primeras en incorporar en sus espectáculos circenses el grandioso drama “Juan Moreira”, concebido primeramente como folletín periodístico por Eduardo Gutiérrez en el año 1879/80 en el diario “La Patria argentina”, y también aquí por el órgano local que “defendía los intereses de la campaña”, el diario “La Opinión pública”, y que dirigía don Angel Insua.
Las correrías del tan mentado Moreira tuvieron como escenario diferentes pueblos de la campaña, preferentemente las ciudades de Navarro y Lobos, donde muriera al enfrentar a una partida policial en la pulpería- prostibulo “La Estrella”, el 30 de abril de 1874. Al momento de su muerte el legendario personaje contaba con cuarenta años aproximadamente, tal lo atestiguado por Carlos Ricci, párroco de Lobos, tal lo consultado al folio 81 del libro de defunciones N° 18 de esa parroquia.
Al decir de muchos biógrafos que indagaron la vida del gaucho, la historia se mezcla con la leyenda. Solía contar el profesor Cesar Vilgre Lamadrid que en sus andanzas recorrió gran parte de la provincia, recalando por mil ochocientos setenta y tantos Dolores, encontrándoselo el por entonces estudiante, – algunos años después Juez de Crimen de nuestro Departamento Judicial del Sud y luego Presidente de la Suprema Corte de Justicia, don Dalmiro Sáenz -, en uno de los cafés con billares cuales por entonces los había en gran numero. El recién llegado lo desafió a jugar, notándose que era bueno con el taco y las bolas. Un hombre que, hacia las veces de mozo, por lo bajo le previno a Sáenz que el hombre que estaba enfrentando era el mismísimo Moreira. Sin inmutarse prosiguió la partida que ganó, no sufriendo por su suerte ninguna atropellada, ni pelea por parte del perdedor. La anécdota la tomamos de la revista Perfiles, órgano que se editaba treinta y tantos años atrás en nuestra ciudad bajo la dirección de la Sra. Nora Brie, luego Norberto Rojas, y en donde el reconocido historiador poseía su columna.
Pero fue en los circos donde se popularizó el drama gaucho realizado por el escritor Eduardo Gutiérrez, quien también había incursionado con otros héroes populares como Juan Cuello, El Tigre de Quequén, etc; y presentado por primera vez el 10 de abril de 1886, en su versión hablada en la ciudad de Chivilcoy, puesto que antes efectuaban el mimodrama, sin parlamento, incorporando además a través de los Podestá el pericón por el gato, junto a otro condimento atrayente; el payador.
Según datos que hemos podido recoger, en Dolores se dio en el gran pabellón uruguayo de Valentini en el mes de octubre de 1887 y en el circo instalado en calle Buenos Aires, pegado a la imprenta del diario “La Patria”, entre las actuales Alem y Vucetich. La compania estaba compuesta de treinta artistas, veinte caballos amaestrados, y el crow Eduardo Pereira.
Por el mismo año y en picadero de calle Márquez, frente al colonial estilo de la Escuela N° 1, otra función de circo se convertía en trágica. Luis Anselmi, propietario del Politeama Sud-americano celebraba una función, con buena respuesta de publico que colmaba las gradas de maderas. En circunstancias que éste iba a ejecutar el acto de una prueba muy meritoria, -haciendo fuego a las palomas con un arma cargada anticipadamente con balas de fogueo- , numero por la cual tenía recibidas medallas honoríficas, y cuales lucía en su pecho, sobrevino la tragedia.
Por descuido o intención, el arma tenía en ese momento balas de plomo, las que al momento de dispararse fueron a herir a la señora de uno de los artistas de la compania, cual comenzó a caer pesadamente al suelo, falleciendo a los pocos minutos.
El señor Anselmi fue detenido por la policía para su averiguación por lo que luego se levanto un sumario con intervención del juez de Crimen y conducido a la cárcel publica donde permaneció por espacio de dos meses, hasta que por fin obtuvo su libertad completa. En tanto el circo continuaba celebrando funciones para paliar gastos. Sin duda un trago amargo que tuvo que soportar el empresario considerado uno de los pioneros del circo criollo, quien había nacido en Montevideo el11 de julio de 1845. En su famosa carpa se oyeron los primeros tangos y desfilaron los grandes payadores de otrora como Gabino Ezeiza. El empresario circense fallecía el 27 de enero de 1916.
Otra de las representaciones del Juan Moreira en el circo criollo la ubicamos en la puesta celebrada a beneficio del hospital San Roque el viernes 30 de octubre de 1891, tal reza un suelto en la sección sociales de “La Patria”. El escriba del diario mencionaba “que el programa es variado, terminando el espectáculo con el drama criollo Juan Moreira. El circo estará a no dudarlo de bote a bote”.
Dos hileras de palcos altos y otras tantas de plateas altas y bajas circundaban el semicírculo del picadero del renombrado Rafetto el día 21 de junio de 1901. La rutina comprendía la familia Scott, equilibristas y malabaristas; el clow Salvador Aldavó, el payaso Pedro Fresero, el tony Emilio Cabaña y el primer actor dramático Víctor Facio, interprendo el papel de protagonista en el aplaudido episodio del teatro nacional “Honor y Patria”. En los días siguientes y como fin de fiesta, las obras “Tranquera”, “Santos Vega. “El terror del pago”, “Juan Cuello” y Juan Moreira.
Y tal vez en Dolores sea la única vez que Juan Moreira no murió en escena. Esto ocurrió allí por la década del 50, cuando el circo de los Hermanos Rivero, había montado su carpa en San Martín y Potosí (actual Ramón Melgar). Como todo circo este tenía un final de cada función con la representación teatral de una obra tradicional. El día que debía presentarse “Juan Moreira”, se enferma el actor que hacía de chirino, y para cubrir su ausencia, convencen a un gauchito dolorense que ayudaba en tareas menores, con el compromiso que nadie le iba a conocer. Bueno, ¡llegó la hora en que Moreira estaba para saltar la pared, y entró nuestro amigo bayoneta en mano dispuesto a terminar con Moreira que estaba trepado a la pared del prostíbulo, y en ese momento desde la popular se escuchó una voz “! No lo matés Cuta!”. Y esa vez Moreira quedó esperando trepado a la pared.
Otra particularidad con respecto al legendario Juan Moreira aparece registrado en el libro de reclusos de nuestra cárcel departamental, la cual incluía fotografía de su rostro, prontuario donde aparecen datos filiatorios que no son los del personaje biografiado, ya que su ingreso es posterior a su muerte acaecida como queda expresado el 30 de abril de 1874.