Ad imageAd image

Mi viejito Campeón

Federico Sabalette
Federico Sabalette
2 Minutos de lectura

Mi padre amaba a Estudiantes de La Plata.

Eran décadas viejas. Nació en Chascomús y se fue a estudiar a la ciudad de los eucaliptos, dejó parte de su vida de campo para perderse entre las diagonales como hacen tantos jóvenes, como usted tal vez… Lorenzo Gamarra fue mi padre y nunca me contó exactamente cómo fue, en qué momento se enamoró así, con la misma intensidad con la que una persona decide amar la vida.

¿Fue un Cupido de vermú y boina vasca, que le tiró un flechazo desde la popular de 57?

¿Habrá sido una vieja transmisión radiofónica que lo cautivó con los goles del “Payo”

Pelegrina o los vuelos milagrosos de Ogando? O será tal vez que alguna moza estudiantil consoló en su oído la derrota con algún porteño altivo…

Nunca lo sabré. Pero sé que pisó los tablones durante muchos años de su vida. No hay

registro fotográfico, no hay grabaciones, no hay nada. Son sólo historias que me llegaron cuando era muchacho, cuando luego fui un adulto de ciudad y él, un ilustre anciano desconocido. Lorenzo, que vio nacer la rabona de Beto Infante en calle 1. Lorenzo, que lagrimeó por la avenida 7 mientras la gente gritaba Campeón del Mundo.

Mi padre falleció en Chascomús. Volvió a su vida de campo para perderse entre el monte y el canto de los pajaritos. Y en días especiales como hoy, que se juega el clásico con el eterno rival y la ciudad se paraliza, siento que se me presenta con su voz carraspeada de vino y con un pucho en la boca, me apoya su mano cariñosamente sobre mi cabeza y me pregunta a qué hora juega su equipo, el de camiseta roja y blanca a bastones, el legendario Estudiantes de La Plata.

Cristóbal Gamarra

Share This Article
Deja un comentario
error: Si desea compartir esta nota utilice los íconos que aparecen en la página. Muchas Gracias. Copyright © www.compromisodiario.com.ar