Sur del Salado.
Donde el indio su dominio alcanza,
lejano su mirar, fiera su estampa,
aquel terror y amo de la pampa,
señor del alarido, potro y lanza.
Sur del Salado.
Tierras indómitas donde
su toldo el bravo tendía,
llanto y dolor día tras día,
la cautiva pena esconde.
Sur del Salado.
Germina un humilde rancherío
allí, en el reino del salvaje,
donde se oye el cultrún, en tal paraje,
y al sur de esa frontera, de ese río.
Sur del Salado.
Sufrimiento de todo aquel valiente
que porfiaba en horizontes desolados,
buscando ya el fortín, ya el soldado,
sabedor del peligro ya inminente.
Sur del Salado.
De hombres machos, de bravos lanceros,
de sorpresivos malones,
de terror a esas crenchas sin perdones.
Se vendió cara la vida en entreveros.
Sur del Salado.
Allí te atreviste, Dolores,
en tierras de ñandúes corredores,
de ganados alzados, andadores,
y lejano al río, frontera de temores.
Sur del Salado.
Rancherío desolado, adobe y paja,
bajo el inmenso cielo de la pampa,
allí el gaucho peleó al indio en lucha franca,
y halló en tu tierra, a menudo, su mortaja.
Sur del Salado.
Allí donde reinaba el alarido
y polvareda que el malón anticipaba,
trocó en polvo el hombre que labraba,
llegó así la paz y el silencio recogido.
Sur del Salado.
Con sudor, con sacrificio, a veces llanto,
el novel poblador te fue domando,
y con duro trabajo fue cambiando,
aquella soledad y el penar tanto.
Sur del Salado.
En tierra fértil la civilización clavó la reja,
abriendo surcos, acunando la semilla,
y donde antes reinaba la gramilla
ahora el trigo reemplazaba la maleza.
Sur del Salado.
Vinieron brazos de lugares muy lejanos.
Y la pampa rústica que entonces era
poco a poco volvióse sementera
al sembrarla, la esperanza, con sus manos.
Sur del Salado.
El destino señaló tu rumbo con sentido
de pujanza, de maestros de talento,
eres escuela, tiza, bandera ondeando al viento,
y hoy miras con orgullo el camino recorrido.
Ignacio Facio

