Muchas veces caía, se levantaba, y el interior suyo le decía, no claudiques, Cristóbal, el final será feliz para ti y la humanidad.
Miren, que le costó encontrar la ayuda, y que no dudaran de lo que les proponía, la mano que se le dio en ese momento también tenía convicción y esperanza en encontrar la ruta a la India, para solo mejorar el comercio necesario para el reino, en este caso fue el Reino de España, o sea la corona española.
Dadas mis lecturas, siempre sobre el andar humano y su relación con el mundo, algo que llevo muy de cerca; en nuestra sangre, más, que allí vivían y actuaron mi familia española, como los trescientos cincuenta en América, no somos de hoy, detrás de cada uno hay un pasado de vivencias y herencia imposible de borrar, hasta sangre de otras culturas, el primero en llegar a esta región fue el tatarabuelo Suárez Alcocer, dentro del 1600. El castillo de la Puebla de Alcocer, fue construido durante los siglos XII y XIII, y remodelado en el siglo XV, por Don Gutierre de Alcocer de Sotomayor, apellido que también llevo, por herencia familiar.
Este acontecer del Descubrimiento de América, sin saber y sin querer, buscando la ruta para las especies, algo como el oro del momento.
Pero no voy a contar la historia de la epopeya de Cristóbal Colón, seguro ya la conocen mejor que yo, pero si quiero, aunque en pequeño, algunas cartas que nos dicen mucho de aquel acontecimiento, algunos pasajes, con una larga y rica vida del Navegante Genovés, en el preparativo de lograr lo que se proponía.
Me parece interesante, de paso meditar, cosa buena, y tomar conocimiento, para reconocer el genio de Colón, hombre que pasó carestías, hasta ver coronado su pensamiento, con riquezas y títulos ganados por el hacer, no por qué, se los regalaran.
Dada mi lectura del libro, “Cristóbal Colón, el Viajero del Infinito.” De Patrick Girard, de Editorial El Ateneo, volcaré cartas que hacen de importante bibliografía. A mi entender, es saber más, de buenas lecturas.
También les dejo algo de ese libro: “Cristóbal Colón adoptó sucesivamente los nombres de Cristóforo, Cristovao y Cristóbal, según el lugar donde se encontrase.”, también se escribió: “Su mayor ambición era descubrir la mítica isla de Cipango, cuyas riquezas le permitirían financiar la reconquista de Jerusalén y del Santo Sepulcro.”
Aquí va la primera carta seleccionada de mi lectura; “30 de marzo del año de gracia de 1476 De Federigo Centurione a Paolo de Noli
Nuestros negocios marchan viento en popa, sabemos cuánto te esfuerzas por enviar nuestras mercancías a Lisboa, Inglaterra y Flandes, y te estamos muy agradecidos. Cuentas con toda nuestra confianza y deseamos que permanezcas aquí el mayor tiempo posible para velar por nuestros intereses. Queremos que sepas que uno de nuestros comisionados se dirige en secreto a Portugal, con una misión muy importante, de la que te hablaré personalmente en mi próximo viaje.
Por el momento, es preferible que no conozcas su identidad. Además, le hemos prohibido tomar contacto contigo. Debes estar muy atento a la llegada de un joven genovés acompañado por su hermano. Ayúdalo-a él y solamente a él-a encontrar un empleo acorde con sus competencias. Sabemos que todos los comerciantes genoveses de Lisboa te tienen una fe ciega y que no les llamará la atención el favor que les pedirás. Ante el menor gesto de reticencia de su parte, abstente de insistir. No debemos dar la sensación de que ese asunto nos interesa hasta semejante punto.
Federigo”.
“10 de julio del año de gracia de 1476
Padre:
Con gran tristeza le escribo para comunicarle que he decidido marcharme de Savona y abandonar la tienda de Giacomo, ese canalla a quien usted me recomendó como aprendiz. Sé que se quejará ante usted por la mala pasada que le juego. Pero es mi paga a cambio de los golpes que me propina y que son mi único salario. He decidido seguir a mi hermano mayor, Cristóforo, el único de la familia que me ha demostrado un poco de interés y de ternura. Me explicó que, con solo mostrarme obediente y trabajador, la fortuna nos sonreirá en Lisboa. No sé mucho más, pero siento hacia él una confianza ciega, la mima que usted me negó siempre.
Su hijo Bartolomé”.
“17 de noviembre del año de gracia de 1476
Al maese José Vizinho
Te agradezco el magnífico regalo con que me has agasajado. Le he hecho los honores a ese excelente vino de Madeira que me has recomendado para calmar las migrañas que me hacen ver las estrellas.
Me he informado en detalle sobre los genoveses que llegaron recientemente a la ciudad de Sevilla. Dos hermanos, Cristóforo y Bartolomé, han desembarcado de La Bechalla y se han hospedado en la casa del cónsul de su nación. Por lo que pude averiguar, este les extendió una carta de recomendación para uno de sus compatriotas, maese Estevao, un cartógrafo de Lisboa.
Se han marchado a esa ciudad, con un salvoconducto que les he expedido después de comprobar que eran buenos cristianos y que disponían del dinero suficiente para mantenerse.
Te saluda tu fiel servidor,
Antonio de Riveira
Agente de la Corona de Portugal en Sevilla”.
“30 de junio de 1487
De Luis de Santángel a Luis de la Cerda, conde de Medinaceli
La reina me pide que le comunique que no desea asociarlo en las empresas marítimas que proyecta llevar a cabo. Por lo tanto, pierde dinero si sigue concediendo subsidios a ese genovés. He querido advertírselo, por amistad hacia Su Grandeza.
Luis de Santángel”.
“23 de septiembre del año de gracia de 1491
De Martín Pinzón a Abraham Señor
Te agradezco por la diligencia con que has actuado para obtener mis cartas de remisión.
Fue un placer haberte conocido y discutir contigo de los proyectos que alimentas para otorgar a nuestro comercio con Francia e Italia un impulso sin precedentes. La operación que tramas no tiene precedentes y, tal como te he explicado, necesitará el consejo de todos los armadores de los diferentes puertos. Los anticipos que quieres concederles y sobre los cuales ya les he hablado te aseguran que podrás disponer de sus navíos a tu antojo, en detrimento de otras expediciones.
Martín Pinzón”.
“I° de marzo del año de gracia de 1492
De Luis de Santángel, tesorero de la Casa del rey de Aragón, a Juan de Coloma, secretario de Sus Majestades
Es voluntad de Sus Altezas reales acordar todo lo que el mencionado Cristóbal requiere y exige para ponerse al mando de tres carabelas que deben llevar a cabo cierta misión sobre el mar Océano.
Aunque esas peticiones son realmente extraordinarias y fuera de lo que indica el sentido común, las informaciones de las que dispongo me permiten pensar que son poca cosa a cambio de lo que podemos obtener.
Por lo tanto, encárgate de que obtenga los títulos y los privilegios que reclama para él y los suyos. Deberás hacerte rogar y negarle, todo cuanto sea posible, la dignidad de almirante del mar Océano. Cuanto más lejos de sí la vea, más deseará obtenerla y su vanidad le hará perder de vista las otras disposiciones del acuerdo.
Tu servidor,
Luis de Santángel”.
Los viajes abrieron la ruta a la Conquista y a la Colonización de nuestra Bendita América, y con ello quedan para siempre en la Historia Grande del Mundo.
Siempre recuerdo de mis lecturas de genealogía familiar, sea casualidad o destino, el hijo de Cristóbal Colón, Diego, ya nombrado Gobernador el 29 de Octubre de 1508, llega a Santo Domingo, la isla del Caribe, en julio de 1509, con su esposa Doña María de Toledo, era la sobrina de Don Fabrique de Toledo, duque de Alba, y me lleva a recordar a Gome Suárez de Figueroa, II conde de Feria, también casado con Doña María de Toledo, pero, esta era la hija de los Duques de Alba, María, dama de la Reina Isabel La Católica, y Gome, muy querido por los Soberanos Españoles, por su ayuda al reino. Dos acontecimientos familiares que llegan hasta hoy, y se vinculan grandemente con vínculos en América y España, con 16 años de diferencia. Recordemos que Fernando el Católico, era tataranieto por línea materna de Don Pedro Suárez III de Toledo, que había fallecido luchando en la batalla de Troncoso en 1385 contra los portugueses, como lo hizo mi tatarabuelo Joseph Suárez Alcocer, en América, nacido en Cádiz, España, en los primeros años de la fundación de Montevideo, hoy capital de la República Oriental del Uruguay.
Queridos lectores, va a terminar esa epopeya, luego de aquel memorable y casi increíble descubrimiento de América, para esas tierras de la Corona Española, con la pérdida de territorios y recursos. Se abrió un capítulo lleno Esperanza en los nuevos pueblos independientes, sobre aquellas raíces culturales de nativos y españoles.
Hoy, haciendo una consiente y sincera reflexión histórica, llevada con el máximo respeto por la lograda Diversidad Cultural que nos regala la vida, abriendo un sentido acercamiento y diálogo, que abrace la interculturalidad, en donde el mundo llega a la transformación de nuestra vida terrenal, con acontecimientos transcendentales, como ocurrió con el encuentro de dos mundos en donde se amalgaman culturas y se modifica todo y cambia nuestras vidas; respetemos nuestras obligaciones y los derechos en bien de lograr una vida en Paz en esta aldea global, que es de todos, deseando y actuando para el bien.
Noé Zenón Suárez Casielles