Nuestra muy rica historia lugareña tiene destacadas personalidades que hicieron mucho por Dolores y sus Instituciones, las que lamentablemente el paso del tiempo las ha llevado a un inmerecido olvido del que es necesario rescatarlas para recordarlas por el alto valor humano de sus acciones.

Una de estas fue la Señorita María Encarnación Flores, una muy destacada benefactora a la que se le debe reconocimiento por haber impulsado la terminación del edificio de nuestra Iglesia “Señora de los Dolores” y particularmente la reconstrucción de su caída cúpula.
La decisión de ahondar en la tarea que desarrolló esta dolorense surgió a partir de una charla que mantuvimos con el Dr. Alfredo Meckievi, quién nos contó una anécdota personal, de cómo había llegado hasta un documento que resaltaba la acción de María Encarnación Flores en pro de la construcción de nuestro Templo mayor.
Nos decía el ex Intendente que un Anticuario que él conocía se había acercado para comentarle, que en un local de la ciudad de Buenos Aires había un cuadro que le interesaría porque hacía a la historia de Dolores, que por eso se había acercado a esa Tienda de exhibición y venta de objetos antiguos y constatado, que había un pergamino en el que se agradecía a esa benefactora el esfuerzo realizado por la terminación del Templo y en particular por la reconstrucción de la cúpula caída. Y nos precisaba, que lo había adquirido, y posteriormente entregado en préstamo a los responsables de la Iglesia para que fuera exhibido como merecido homenaje a tan destacada dolorense.
Antes de avanzar en el tema recordaremos la historia de la Fundación y construcción del Templo de “Nuestra Señora de los Dolores”, que comenzó en 1852 al determinarse finalmente en el plano urbano el lugar que ocuparía el mismo. Y que dos años después, el 29 de noviembre de 1854, se colocaba la piedra fundamental, aunque la obra recién tuvo inicios alrededor de 1859 con planos del Agrimensor Tissot, habilitándose el Templo en 1864 pero sin los cruceros y con una parte realizada solo hasta los cimientos.
La obra avanzó a través de los años en forma lenta, hasta que en 1905 se culminó el edificio e inauguró con el invalorable aporte de la Comisión Pro-Templo que presidía María Encarnación Flores. Cuatro años después, el Párroco Isidoro Iturralde inició gestiones para dotarlo de una cúpula y mejorar así su aspecto edilicio, iniciativa que solventada por la misma Comisión con el aporte de fieles permitió concretarla en mampostería e inaugurarla el 15 de abril de 1909, encontrándose ubicada en el centro de la edificación y 40 metros elevada.
Lamentablemente la cúpula no duraría mucho, pronto se comenzó a notar en lo alto una rajadura, la que poco a poco se iba ensanchado, y a las 11,30 horas de la mañana del 20 de enero de 1910 se produjo su derrumbe, afortunadamente sin víctimas. El Templo quedó entonces clausurado por más de un año, haciéndose cargo la Comisión de Damas Pro-Templo de la situación, la que a través de colectas y esfuerzo propio pudo reunir el dinero para la restauración, construyéndose esta vez la cúpula con cemento armado y todas las condiciones de seguridad que se requerían.
Es de resaltar, que otro dolorense, el Ingeniero Angel Etcheverry (1), que por entonces era el Ministro de Obras Públicas de la Provincia, aportó dinero de su repartición para la reconstrucción.

El cuadro con el pergamino en su ubicación en el Templo.
El cuadro y el pergamino: el cuadro que guarda el documento de agradecimiento a la Srta. María Encarnación Flores se encuentra actualmente en el ingreso al Templo, en su izquierda y cercano a la “pila de agua bendita” (ver imagen), y su texto rubricado por innumerables firmas dice haber visto: “con verdadera satisfacción como habéis llevado a feliz término una obra de perfecta abnegación y sacrificio: la Iglesia, cuyos trabajos habían sido paralizados hace más de 40 años y han bastado dos, para que realicé lo que a todos parecía un sueño. Por eso, los que suscriben, vecinos de Dolores, creerían faltar a uno de sus principales deberes si dejaran pasar el día de la inauguración sin demostraros su profundo agradecimiento. Al ofreceros, pues, el testimonio de su sincera gratitud, os piden que aceptéis este humilde recuerdo, que no tiene otro mérito que el ser la ofrenda espontánea de un pueblo que sabe valorar las virtudes que adornan vuestra alma. Dolores, 15 de abril de 1905”.
El motivo de esta nota ha sido recordar y homenajear a la benemérita Señorita Flores -fallecida el 31 de agosto de 1919-, también procurar que tanto fieles como visitantes que concurran a nuestro Templo mayor puedan conocer el significado de ese cuadro que allí es exhibido, particularmente lo que representó esa la vecina para Dolores y lo importante que recordarla significa para nuestra historia lugareña.

