A sus 73 años Pedro Gatti parece no parar, hace poco cumplió 50 años practicando lo que hoy llaman running. Es icono de las carreras pedestres de larga y media distancia, tanto en nuestra ciudad, en la región y en todo el país. Su continuidad le da autoridad y profesionalismo para autoproclamarse -si quisiera- “el Maratonista de Dolores”.
Nuestro convecino es sin dudas una leyenda dentro del Deporte Local, pero también un referente del presente.
Con en esta nota procuramos ingresar en cierta manera en un mundo un poco desconocido de otros tiempos en nuestra ciudad, con pocos referentes y donde Gatti fue uno de los precursores de los corredores locales.
Los primeros pasos en el Deporte fueron en el Fútbol, pero rápidamente se volcó al Atletismo en donde comenzó a destacarse. Nunca pensó -como él lo dice- que sería una forma de vida, que desde el primer trote hasta el presente nunca se alejaría de una rutina y la ilusión de seguir corriendo por siempre. En cada zancada, en cada respiración, en cada metro que avanzaba, cada segundo es parte de su historia de vida.
En la charla que mantuvimos el dolorense nos comentaba, que en sus comienzos se hablaba mucho de aerobismo (por Atletismo), que sus primeros contactos con esta disciplina fueron por el año 1975, con su primera carrera, cuando estaba ligado al trabajo rural y teniendo como primeros compañeros a Oscar y Eduardo Ubarrieta, también a Juan Cejas, con los cuales entrenaba a diario en rutinas que no se pueden comparar con las actuales. Precisamente recordaba: “yo jugaba al fútbol y tenía que estar bien, como fumaba dos atados de cigarrillos por día veía que necesariamente tenía que entrenar. Fue así que a los 23 años comencé con todo esto, sin saber que iba a ser para toda la vida”.
De aquellas primeras carreras nos decía: “Yo vivía en el campo y cuando venía Dolores entrenaba con los pocos dolorenses que en ese momento también corrían. Lo que me gustaba era el fútbol, llegué a atajar en Cuarta División y jugando al centro, en unos torneos de la Escuela Fruticultura. Y como escuchaba Radio Rivadavia y se hablaba mucho de la “Carrera del Gráfico”, dije por qué no correrla. Eso fue en el año 1975, le dije a dos amigos, los hermanos Morales, que me acompañaran, y terminé corriendo esa emblemática Carrera de 10 km logrando ubicarme entre los 200 mejores de los 1.500 corredores que participaron. Esto fue en Buenos Aires, cuando dije de correr me dijeron ‘vos estás loco’, pero la terminé corriendo. Pese a sufrirla me entusiasmé, y terminé corriendo mi segunda carrera 15 días después en Chascomús. Ahí me dije ‘yo puedo correr, puedo mejorar’, y fue así que me dediqué decididamente al Atletismo».
-Fue el inicio de una verdadera pasión por el Atletismo. ¿cómo continuó?
No eran muchos los dolorenses que corrían, lo hermanos Ubarrieta, Cejas como dije. Y ahí apareció uno de los referentes que andaba más fuerte, Hugo Gopar. Con ellos, no me olvido, corrí “La San Silvestre” (en Sao Pablo, Brasil), que comenzaba el final del año y terminaba el principio del otro. Llegué 221 en la General de esa emblemática carrera.
– ¿Que desafíos históricos recuerda?
Haber corrido 21 Km. en una hora 17 minutos, o los 42 Km. en 2 horas 59 minutos, son marcas que uno no olvida y que dejan a las claras el paso por esta actividad deportiva. Como dije no fue fácil en los comienzos, porque al vivir en el campo entrenaba solo y cuando venía a Dolores, lo hacía acompañado por las calles de la ciudad y también un poco en la pista del Estadio Municipal.
– ¿Tuvo entrenadores?
Si. Ricardo Zabaljauregui, “Tato” Martínez y en lo reciente Federico Nimer. Lo bueno es que nunca paré, salvo por alguna lesión, solo por eso. Y hablando de entrenadores, la primera charla fue con Jorge Monin, un Campeón Nacional de Mar del Plata, que me enseñó mucho y que a mí me costó mucho por mi trabajo respetar cada plan de entrenamiento. Terminaba haciendo lo que podía en muchas ocasiones. No era que no me gustaban los planes que me propuso, yo no los podía cumplir. Eran épocas en donde uno corría casi a reventar, donde las estrategias eran diferentes a las de estos tiempos.
– ¿Cómo fueron esos comienzos allá por los 80?
No eran fáciles porque no sobraban las carreras, y porque le tenía que sacar tiempo al tiempo para poder entrenar, había que trabajar. La continuidad fue clave. Para mejorar había que correr distintas carreras, había que desafiarse a uno mismo, y para eso había que hacer una logística importante, no sobraba la comunicación porque no sobraban las carreras, y porque había que viajar si querías tener continuidad. Y cómo andaba solo, los corredores como dije viajaban mucho en colectivo y casi sobre la carrera misma. Recuerdo que en esos tiempos había muchas carreras en el Gran Buenos Aires y no era tan fácil llegar a esas ciudades del Conurbano. Todo eran desafíos, la previa y las carreras mismas, pero el andar, el correr en distintos lugares, te daba contactos para seguir sumando.
– ¿Alguna anécdota de esos comienzos que nos pueda contar?
Como dije viajaba en colectivo y recuerdo, a una carrera en Tigre llegué 5 minutos tarde, ya se estaba corriendo, tuve que largar y no me fue mal pese a esos 5 minutos de diferencia. Eran cosas que podían pasar. Iba sin dormir porque había salido a las 2 de la mañana de Dolores. Recuerdo también carreras claves, como en Esteban Echeverría o en Morón, donde entré entre los 10 primeros. En los tiempos me mantuve bien, yo a los 40 (años) estaba corriendo en 35 minutos los 10 km. por ejemplo.
– ¿Qué recuerdo tiene corredores destacados de Dolores?
No quiero olvidarme de ninguno, pero puedo remarcar a Jorge Moyano, que realmente andaba espectacular. O Sergio Blanco, un gran compañero mío, que dejó en unos 21 km. de Mar del Plata un registro que hoy se puede mantener vigente para muchos a nivel local, regional y nacional.
– ¿Qué se siente al seguir corriendo?
Para mí lo es todo, no voy a parar nunca de correr. Hoy entrar tercero, cuarto, quinto o último no me cambia nada, aunque lo lindo es ganar. El tiempo pasa y lo bueno es estar y mantenerse en esta actividad deportiva, donde sigo siendo competitivo.
-Algunos momentos que nunca olvidará…
El Campeonato Sudamericano que gané en pista en Mar del Plata, con 48 años en la distancia de 3000 km. con obstáculos. En las primeras vueltas nos cortamos dos argentinos, un chileno y un brasilero, en la recta final faltando casi nada y viniendo en punta Alexis Dabot me dice “Pedro, se te vienen”. Fueron los últimos metros más importante porque tenía la carrera ahí, el título ahí, y los corrí como si alguien me corriera desde atrás con un cuchillo, pude cruzar primero, fue una felicidad enorme. Ese año fui Mérito Deportivo en Dolores, fui el deportista del año. Y otra carrera que nunca voy a olvidar fue la de los primeros Interclubes, donde ante una plaza repleta terminé ganando, fue la felicidad total hacerlo en mi ciudad. Eran épocas donde corrí para el Club Ever Ready, también lo hice para Independiente de Dolores, para Social y hasta en un club de La Costa, de Santa Teresita.
– ¿Qué ha sido y que es hoy el practicar un Deporte?
Una forma de vida, una forma de ver las cosas desde otro lugar, el deportivo, tanto por el entrenamiento o la alimentación. Es practicar un deporte individual que necesita de mucha constancia pero que deja mucha amistad, camaradería, en mucha gente con la que uno comparte momentos que nunca olvidará. Y ahora en estos tiempos uno nota que uno puede compartir de otro lugar y en dónde uno encuentra mucho compañerismo como por ejemplo el grupo que tenemos que se llama “La Tropilla” en donde no solo nos juntamos para correr o el día de la carrera, sino que lo hacemos en la semana en donde comida de por medio la pasamos bien.
– ¿Qué significó para usted este reconocimiento de la Maratón realizada con su nombre?
Para uno es mirar atrás y ver lo que he realizado en el Deporte. Encontrarme con un amigo que hacía 30 años que no corríamos una misma carrera es difícil de explicar. Lo que sí puedo decir es que estuvieron todos, y cuando digo todos es porque no solo estuvieron los que corren sino aquellos que me vieron correr por primera vez. Fue algo maravilloso porque estuvo la ciudad acompañando a todos. Y la familia me acompañó como lo ha hecho siempre, más no puedo pedir. Puedo decir que corrido con muchísimas generaciones de dolorenses, lo que marca mi trayectoria y dedicación. Correr con mi hija por ejemplo, o con nietos de varios corredores de mi época, fue muy lindo, a uno lo lleva a emocionarse. Y quiero decirle, que más allá de la carrera homenaje esto seguirá para siempre, como dije y lo siento: “Vivir para correr y correr para vivir”.
Ezequiel Suárez