El dolorense Ramiro Gopar, cultivador y asesor en cultivos a gran escala y fitomejorador del INASE (Instituto Nacional de Semillas), participó recientemente junto a más de 30 colegas de la 4ta edición de la muestra.
Para conocer más del tema, de su experiencia, proyectos, de la importancia del rol de Estado y la proyección de una industria que sigue creciendo y diversificándose, charlamos con él, quien decía: “Nosotros arrancamos en el cultivo hace muchísimos años. En 2019 nos ofrecen un trabajo como encargados de desarrollo de nuevas variedad y producción de semillas para una empresa española en Uruguay, y nos mudamos allá pensando que nos íbamos a quedar años. Pero en 2021 gratamente se permite la posibilidad de inscribirlos en Argentina como fito mejoradores de semilla de cannabis, en el Instituto Nacional de Semillas (INASE), autorizado por una acordada, la 880/2021 del Ministerio de Salud”.
- – ¿Qué acepta este tipo de cultivo?
Sí, aceptan el uso a través del REPROCANN (Registro del Programa de Cannabis) del cannabis como uso medicinal, es decir, se puede usar el canal, ¿pero de qué semillas sale esta planta? Entonces abrieron el registro a variedades nacionales, así que ahí decidimos pegar la vuelta. Volvimos y hoy estamos con dos variedades registradas. No sé cuántas van hasta ahora, nosotros tenemos dos variedades en los registros de INASA, y cinco carpetas más en desarrollo. Así que ya estamos instalados trabajando exclusivamente el desarrollo de nuevas genéticas
- – ¿Qué trabajo hacen ustedes?
Nos dedicamos a las dos genéticas que ya tenemos listas para el registro. Son dos genéticas que tienen cero THC (Tetrahidrocannabinol), por lo tanto no son psicoactivas. Las otras cinco que estamos registrando sí, porque el THC además de ser psicoactivo es medicinal. Pero una de las dos variedades que vamos a registrar, sería la primera en registrar en Argentina con un cannabinoide particular no psicoactivo que está en auge que es el CBG. De hecho, ahora en la Expo Rural se presentó toda una charla sobre su potencial terapéutico
- – ¿Cómo fue la experiencia de la Expo Cannabis?
Las anteriores estuvieron muy buenas y la última, que fue la cuarta, explotó. Hubo actores de la industria, empresarios extranjeros y marcas nacionales no solamente de semillas, sino de productos fertilizantes, tierra, herramientas. Argentina tiene un potencial de industrialización enorme. Y un nivel de fabricación es de maquinaria agrícola de primer mundo. Y es un hecho, no es un cuento. Se está adaptando muy fácil y se va a adaptar muy rápido toda esa maquinaria al cultivo específico de cáñamo de cannabis. Entonces había actores del campo, estaban todos los organismos nacionales como INTA, ARICAME, que es la agencia que regula todo lo que es análisis industrial y medicinal en el país, y cuyo presidente es el intendente de Castelli, Francisco Echarren.
- – ¿Qué el Estado apoye y dé marco legar a la actividad potencia la industria?
No solamente la industria. En Argentina hay un universo aproximado de 6 millones de usuarios. Un usuario es alguien que compra una crema como Ratisalil que se publicita en televisión, y se la aplica esa crema. También hay usuarios recreativos, pero como usuarios los vemos a todos, el que se pone una crema, un aceite, o los hacen extracto, comen un caramelo. El hecho de que tengamos un amparo legal implicó que haya un montón de gente registrada, el INASE blanqueando laburos, con convenios. Nosotros hicimos convenios con la Universidad de Mar del Plata, con el CONICET. El Estado puso a disposición y su aparato para que nos demos una mano, y entre todos los que ya veníamos del palo, les enseñemos un poquito a los distintos organismos del Estado de qué se trata la planta como práctica. En la Expo por ejemplo invitaron a varios de los referentes de la cultura cannábica o del cultivo de los últimos años y también se nos da un lugar importante porque somos los que estamos laburando, haciendo la parte práctica, llevando adelante los proyectos, un proyecto a gran escala, cultivos enormes.

- – ¿Cómo sigue su trabajo?
Una vez que estén registradas las variedades, seguir aportando distintos materiales genéticos para los usuarios de la industria es nuestra meta. Trabajando con variedades registradas con variedades que se pueden comercializar legalmente. Nuestra idea es seguir haciendo lo que nos gusta que es desarrollar nuevas variedades. A nivel país, por esta nueva acordada que permite y considera que se puede comercializar cualquier producto que tenga por debajo del 1% THC y que por ende no es psicoactivo, se genera por una industria nueva. Hay muchísimos proyectos de investigación y desarrollo que van a empezar a mutar a lo netamente productivo industrial, comercial, con potenciales mercados. Se calcula que el año próximo moverá miles de millones de dólares el mercado legal del cannabis.
- – ¿Qué tiene nuestro país para ser potencia en la región en este rubro?
Argentina es un país con buen clima, con conocimientos, conciencia, con el estado apoyando. Tiene que convertirse en la potencia nacional. Uruguay, por ejemplo, vende mucho a Suiza, es un país mucho más pequeño que nosotros, tiene mucho menos potencial que nosotros sobre todo para lo que es cáñamo. El cáñamo es un cultivo intensivo, está declarado súper alimento, se pueden hacer harina, granos, aceites comestibles. Crece bien en la tierra y puede hacerse cultivo rotativo para el resto de los otros cultivos que están sobre el suelo. Argentina tiene todo el potencial para convertirse en un referente en la industrialización del cáñamo industrial, medicinal y espero que, en los próximos años, con otra apertura, se llegue a un uso recreativo adulto. Eso implica legislar también, que haya un control, que se sepa qué cantidad tienen los productos a que accede la gente. La gente no va a dejar de fumar porque esté prohibido, y cuando lo dejas de prohibir, lo controlas, con una política de reducción de daños. Pero para eso falta otro paso.
- – ¿Qué importante es el acompañamiento del Estado?
Los organismos aún con sus bemoles están funcionando todos bien, con las trabas lógicas, los entornos lógicos de una reglamentación, pero están acompañando, y ese es fundamental, porque además es investigación que ayuda a una industria que genera trabajo directo e indirecto. Mucho trabajo, desde suelo, fertilizante, electricistas, plomeros, armadores e invernaderos, galpones, logística, traslados, farmacia, alimentación, producción de alimentos de productos primarios para exportación, telas. Es tan amplio. Y además del acompañamiento del Estado está el de los privados. Es un rubro donde no hay grieta, todo el rubro tira para el mismo lado. Se requiere continuidad y previsibilidad, nada más. Es una industria que movió muchos millones en estos años en Argentina sin fines comerciales, y que no se ha achicado.

