Dirigida por Pablo Marchini este sábado en el Teatro Unione se presenta la obra “La Escopeta”, la que cuenta con Enrique Villagra en el elenco, y quine que hace un tiempo está radicado en Dolores. En esta entrevista repasamos parte de su carrera y hablamos sobre esta obra que se presenta por primera vez en nuestra ciudad.
“Soy cordobés, viví en Necochea, después me fui a Mar del Plata y ahí me recibí de ingeniero, y ahí empecé teatro. Regresé a Necochea y continué con el teatro, me fui a Chascomús y también seguí. Después me vine a Dolores, decidí vivir acá en Dolores”, nos decía Villagra como inicio de la charla.
- – ¿Qué presentan este sábado y en qué proyectos teatrales está?
Este sábado vienen mis compañeros de Mar del Plata y vamos a presentar “La escopeta”. Estamos ensayando una obra para los Juegos Bonaerenses de mayores, con Toto Roqués, que dirige Ernesto Forte con la asistencia de Olga Prudente, es una obra breve de un amigo de Ernesto. Y después estamos con un proyecto un poco más ambicioso con Daniela Elhalem, y explorando un poco la dirección teatral, algo que ya hice pero hace años que no hago. He dirigido, pero hace años que no lo hacía. Y he sido dirigido también por muchos directores de distintos lugares.
- – ¿Cuándo comenzó?
Empecé hace muchos años en Mar del Plata haciendo un taller. Después, por razones de laburo me fui a Necochea y me dediqué a entrar en un grupo de teatro. Después por laburo me fui a Chascomús y ahí también estuve con Carlitos Falomir. Y de ahí viajaba a Buenos Aires, donde fui dirigido por directores y directoras, con la dificultad de la distancia, pero algunas cosas me permití hacer. Hice un poco de cine en Buenos Aires y en La Plata, con chicos que estudiaban cine y una experiencia profesional. Y acá (en Dolores) con Carlitos Falomir, con Valeria Elhalem, con Ernesto Forte. He tenido distintos directores, y es mucha experiencia, la posibilidad de adaptarte, de entender, de interpretar. Es aprendizaje de los maestros de actuación. Y es compartir lo que uno va recibiendo. Está bueno eso.
- – ¿Es importante ese proceso de aprendizaje y búsqueda del actor?
Veo al actor de oficio que se sube al escenario y lo hace, o el actor que tiene otro vínculo con el texto, con la escena, que se ha permitido ser juzgado, que lo corrijan. Todo aprendizaje y toda disciplina requiere bajar el ego a veces, y esa etapa a veces los actores de oficio no la atraviesan. Por supuesto, uno va para adelante y está todo bien, pero el momento de la duda y de poder volverse a revisar la manera en que uno está haciendo las cosas, a veces está bueno en beneficio del público, de la obra, de lo que está proponiendo. Del arte en definitiva.
- – ¿Cómo surgió hacer esta obra?
La estrenamos hace un año y pico, pero es la primera vez que la hacemos en Dolores. Es parte de un trabajo de aprendizaje en un espacio teatral de Mar del Plata llamado “Los cuatro elementos”. Me sumé a un proceso de aprendizaje, ellos tenían una especie de escuela – ahora han cambiado la modalidad -, eran tres años de entrenamiento donde se veía la parte física, la parte de texto, la escénica. Y se cierra el ciclo con una producción, la que vamos a ver, “La escopeta”, es la que cerró el ciclo de aprendizaje el año pasado. Teníamos comprometidas ocho funciones.
- – ¿Por qué la eligieron?
Llegó a nuestras manos este material que es de un peruano, Henry Sotomayor García, y es un estreno de su obra porque él la hizo en Perú, entrecasa digamos, y es la primera vez que se da en otro ámbito afuera. Es un material que nos desafió, nos permitía el vuelo creativo como actores, como creadores de la propuesta, y con nuestro director que es uno de los maestros del espacio “Los cuatro elementos”, Pablo Marchini. Este nos dio mucha libertad creativa para ir abordando las situaciones y después abordar el texto con las situaciones resueltas desde el juego, el encuentro, lo corporal, desde el clown, con los pequeños recursos que uno tiene del aprendizaje y la exploración del clown.
- – ¿Qué la hace especial?
Es una obra que desafía lo usual porque no es el teatro clásico. Es una obra con expresiones claras, se entiende lo que sucede, pero en una lógica del absurdo. Aunque como todo absurdo, es más real lo que sucede, que como es la vida. Tiene colorido, música, situaciones, dinámicas, y la gente lo agradece. Se nota una gran entrega coreográfica del grupo. Eso debe ser visto, vengan, la van a pasar bien, se van a sentir gratificados y queridos. Porque es una obra que nosotros queremos, y ese cariño que le tenemos al trabajo se transmite y va hacia el público. Y se agradecen mucho los aplausos. A veces al terminar la obra hacemos un conversatorio, y es notable como se queda casi todo el mundo para saber cómo fuimos construyendo esto que mostramos.
- – ¿Cómo funciona esa dinámica?
Los personajes que se muestran son búsquedas, no son lineales, tienen sus cuestiones. Y a partir de lo corporal y el lenguaje, aparece ese sustrato interno que no es correcto, pero sin embargo es lo que sucede. Las pasiones altas y bajas dan lugar y se tienen en cuenta y forman parte. Y por supuesto la disfuncionalidad familiar en cuanto al hijo no querido y el hijo querido, el hijo no deseado y el hijo deseado, que es el mismo hijo en distintas situaciones. Y al final es como que toda cierra. Los personajes van develando como se llega a esa situación. No es para chicos, pero no es prohibida para chicos. La temática es adulta, alguna mala palabra de las que se escuchan en todos lados. Y los chicos la pasan muy bien, desde que empieza hasta que termina la obra te tiene atento. Y además está el juego con la gente, que no participa, pero le hablamos al público, es parte del juego. Y nos divertimos.
- – ¿Tuvo experiencia de clown que le ayudó como actor?
Tuve poco pero con excelentes maestros, lo que me permitió más o menos entender el mundo del clown. Y mis reparos, mis prejuicios, fueron totalmente dejados de lado. Porque tuve la suerte de dar con gente que entendía otra cosa de lo que usualmente se entiende lo que es el clown. Eso me permitió acceder a lo que yo pensaba que era la libertad expresiva, soy un poco más libre para expresarme y estar al servicio de lo que se propone y de la escucha. Estar presente en todo lo que tiene que suceder en la obra, que de eso se trata a partir del clown. El clown que nos vincula con Peter Brook en el teatro vivo, ocupar los espacios, que tenga sentido, espacio disponible expresivo aprovechado.
- – Y se nota presente en “La escopeta”…
Creo que está muy presente. Hemos descubierto los personajes y los hemos explorado a partir del juego. Los personajes son muy definidos, tienen roles muy claros. Es una familia disfuncional y se produce un juicio porque el hijo se ha muerto, en un accidente aparentemente, o un asesinato. Es un poco lo que se juega: el matrimonio, un muerto, que es el hijo, un juez, y el tribunal, que es el público. El público asiste como tribunal de lo que está sucediendo, tiene participación, hay mucho trabajo y no hay cuarta pared, hay mucho trabajo hacia sala. Eso permite la técnica del clown, si no es distractivo y saca tanto para el público como el actor.

- – ¿Cómo se vinculó con Dolores y su teatro?
Conocí Dolores hace muchos años, cuando vinimos a participar de unas “Teatrerías”, con una obra que se llamaba “Los expedientes” con la que arrancábamos el festival, un encuentro provincial. Habíamos ganado el regional y vinimos representando a la región. Ahí conocí este teatro, que es hermoso. Y después como público, y me emocioné mucho cuando una vez después de una obra el director, Carlos Zuleta, le entregó un reconocimiento a una maestra de música, Alicia Ciancio, era una obra donde tocaban el cello. Y al ver eso me emocioné mucho, me dije que era la gente por la cual el teatro existe y se sostiene en los pueblos. Y después estuve haciendo actividades en Buenos Aires, tuve un clic haciendo clown con Hernán Gené. Y me dije “¿qué hago yo viniendo a Buenos Aires tanto?, yo tengo que hacer teatro en Dolores”. Y estaba trabajando y viviendo acá, tengo un hijo acá.
“La escopeta”, una obra de Henry Sotomayor García
Dirección: Pablo Marchini
Asistente de Dirección: Emilia Rearden
Elenco: Juanjo Latorre, Luna Rodríguez Costamagna, Ezequiel Sánchez y Enrique Villagra.
Diseño gráfico/Iluminación/Escenografía/vestuario: Emilia Rearden
Diseño de iluminación y sonido: Pablo Marchini

