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Educar para la Libertad

Mauricio
Mauricio
8 Minutos de lectura

Por el Dr. Héctor Ulises Napolitano

 

Por ser amante de la libertad, me enamoré de la expresión con que título esta nota, porque ella entraña en su sentido la esencia misma de la libertad y en especial del ser libre, que deviene de una enseñanza y de un aprendizaje para serlo.

He reiterado en varios de mis escritos, que el cabal concepto de libertad lo da el artículo 19 de nuestra Constitución, al definir de manera clara y precisa el espacio y los límites de nuestra libertad como individuos y ciudadanos, al establecer como campo libre de nuestras acciones todo aquel que forma parte de nuestra íntima conciencia y privacidad y con relación a la ley todo aquello en que ella no intervenga para imponer una obligación o establecer una prohibición, bajo el principio de que ”todo lo que no está ordenado y prohibido hacer por la ley, está permitido”.

La libertad individual tiene, a mi entender, dos aspectos uno el de la voluntad de hacer o no hacer, y el otro de la responsabilidad, que deviene de la conciencia de saber los límites legales y morales que tiene nuestra libertad, ya no sólo como individuos, sino como miembros de una sociedad.

De allí que “el hacer o no hacer lo que uno quiera” es válido mientras no transgreda normas legales, éticas y sociales, pues al vivir en sociedad debemos ajustar nuestra conducta a ella, so pena de sufrir una sanción legal o moral por no hacerlo.

El ejercicio del derecho nace de la libertad, razón por la cual es una regla para saber los límites de nuestra propia libertad, el aforismo o proverbio que dice “los derechos de uno terminan donde comienzan los de los demás”. Un ejemplo claro y concreto es el derecho de propiedad privada, el que podemos ejercerlo con total libertad de hacer lo que queremos sobre las cosas y bienes propios pero no sobre los ajenos. Lo opuesto a la libertad es la opresión en sus diferentes situaciones, a saber: esclavitud, servidumbre, destierro, proscripción, censura, segregación, etc.

La opresión puede generar en el oprimido dos actitudes, el miedo a la libertad, es decir el conformismo y resignación a vivir como oprimido o el de rebelarse ante dicha situación, el que además de ser un derecho, para su ejercicio es el único o uno de los muy pocos casos en que el uso de la fuerza es legítimo, tal como lo señalara Santo Tomás de Aquino y fuera reconocido por Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y muchas Constituciones políticas en el mundo ,entre una de ellas la nuestra.

En efecto, el artículo 36 de nuestra Carta Magna, establece “esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático. Estos actos serán insanablemente nulos”. Agregando en el cuarto apartado “todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren los actos de fuerza enunciados en este artículo”. Es decir, el derecho de rebelarse contra un golpe de estado que derroque un gobierno constitucional y democrático para erigirse en una tiranía o dictadura.

El artículo habla de derecho de resistencia, pero no lo califica, pudiendo, en consecuencia, ser pacífico como la desobediencia civil o con empleo de la fuerza, aunque ésta es una posibilidad casi remota, ya que el monopolio de la fuerza es del Estado, salvo que se pliegue a la resistencia popular algún sector de las fuerzas armadas y de seguridad, cosa que puede llegar a ocurrir.

Dicho artículo a su vez establece una tajante diferencia entre el sistema democrático que reconoce, protege y garantiza la libertad individual, tanto civil, política, económica laboral, social, cultural y la de asociación, con o sin fines de lucro, del totalitarismo, llámese tiranía o dictadura militar, civil o cívico militar, porque anula los derechos, libertades y garantías constitucionales, siendo la negación no solo de ciertas libertades individuales, como políticas y de opinar públicamente sin censura previa, como sociales, en materia sindical, gremial, asociativa, etc.

Es malo perder la libertad ambulatoria, es decir de deambular y circular libremente, pero peor aún es perder la libertad de conciencia y pensamiento a través de la censura, libertad cuyo cercenamiento apunta toda tiranía o dictadura, en su afán de reemplazar la voluntad soberana del pueblo por la voluntad autoritaria y arbitraria de quien o quienes gobiernan ilegítimamente y arrogándose un mandato popular que no tienen, sometiendo, por el contrario, al pueblo por la fuerza y psicológicamente a través del miedo y el terror.

Solamente en un sistema democrático es posible “educar para la libertad”, ya que en un régimen totalitario únicamente se busca infundir en las personas “el miedo a la libertad”, persiguiendo a quienes luchan por reconquistarla y se resisten a perderla, tildándoselos de terroristas, subversivos o lisa y llanamente de delincuentes comunes cuando son presos políticos.

Cabe señalar, que para restringir las libertades individuales en casos de epidemias, pandemias y otras calamidades, hace falta incorporar “el Estado de Emergencia”.

Como valores y pautas a inculcar, destaco: a) la dignidad como sustento del ser libre, en oposición a la humillación propia del servilismo. La conciencia como causa y la responsabilidad como consecuencia. También la verdad como fin, conforme al aforismo socrático ”la verdad os hará libres”, porque solo el que busca y dice la verdad es libre, ya que a ella no le teme, a diferencia del que miente y la oculta que es esclavo de sus propios miedos. b) Inculcar la democracia como forma de gobierno y modo de vida. Además de predicar con el ejemplo en cuanto al respeto de las libertades de los demás, particularmente en materia política, religiosa y cultural, condenando todo tipo de censura. c) Promover en materia pedagógica la libertad de cátedra y el método interactivo entre educador y educando como modo de intercambio recíproco en la enseñanza y el aprendizaje (leer a Paulo Freire).

Por último hay que tener cuidado de no ser seducidos por grupos que en nombre de la libertad pregonan transgresiones a prevenciones en materia sanitaria y ciertas formas de anarquismo en lo político.

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